“TRABAJARON POR EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS Y POR LA PAZ”

28/04/2014 | Editorial

Con estas palabras, definió ayer el Papa Francisco a los dos líderes religiosos y papas que fueron canonizados en Roma: Juan XXIII y Juan Pablo II.

Mirando a los líderes sociales, en los ámbitos de la: política, economía, cultura, religión, etc. constatamos que su mejor contribución en cualquier país del mundo, podría ser esta: trabajar por el desarrollo de los pueblos y por la paz.

Tanto en los países africanos como en las sociedades del mundo entero, encontramos algunos líderes que son auténticos ejemplos y modelos a seguir, como Julius Nyerere, Desmond Tutu, Nelson Mandela y muchos más. Son líderes que han brindado una contribución extraordinaria al desarrollo integral de los pueblos y por tanto a la paz.

Es evidente que también abundan demasiados dictadores que se aferran al poder y al lujo, en África y en todos los continentes, traicionando así a sus pueblos y empobreciéndolos, incluso a través de la violencia.

Nos duele también notar, como la comunidad internacional permanece pasiva y guarda silencio, según sus intereses, ante los constantes crímenes contra la humanidad, que siguen cometiéndose, en tantos países, como: República Centro Africana, la región del Kivu en la RD del Congo, Sur Sudan, Nigeria etc.

Nada parece tan necesario en nuestro mundo globalizado, como el promover sociedades informadas y comprometidas por el bienestar social, que puedan elegir líderes íntegros, para trabajar juntos por el desarrollo de los pueblos y por la paz.

Juan XXIII, fue conocido especialmente por su compasión con las personas marginadas, por su capacidad de diálogo y apertura convocando el Concilio vaticano secundo y por su sencillez y calor en todas sus relaciones interpersonales.

Juan Pablo II, se identifica como el papa defensor de la familia, como un líder social mundial muy comprometido por construir un mundo más justo y humano, como un pensador y filósofo que centró sus estudios en la dignidad de la persona humana, como una persona con una capacidad de comunicación extraordinaria, que entusiasmaba y daba ánimo y paz, incluso durante la persecución que sufrió en Polonia y desde el sufrimiento en su enfermedad.

Todos conocemos un gran número de padres y madres de familia, que sin alcanzar quizás un renombre internacional, han contribuido de forma ejemplar y siguen potenciando el desarrollo integral de las personas que les rodean y la paz entre los vecinos y para los pueblos.

En el atardecer de la vida, no importará tanto el país de origen de la persona, su edad, género o color de la piel, su religión o ideas políticas, su papel social, su cuenta en el banco o los países que haya podido visitar, aunque todas estas cosas tienen su valor siempre.

Recordaremos más bien a las personas que han vivido y comunicado a los demás: calor humano, sabiduría autentica, relaciones humanas de calidad, servicio desinteresado para dar vida a los demás y promover un desarrollo integral para todos, solidaridad con las personas más necesitadas, respeto a los demás y paz.

Celebramos que siga habiendo muchas personas y líderes, en África y en todos los continentes, capaces de contribuir al desarrollo integral y bienestar de los demás y a la paz de los pueblos.

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