Trabajar con las personas marginadas por el bien común (parte II), por Lázaro Bustince

19/11/2025 | Bitácora africana, Opinión

Trabajar con las personas marginadas por el bien común (parte I)

Benedicto XVI afirmó en la carta encíclica “Caritas in veritate” que “se ama al prójimo tanto más sinceramente, cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales. La pobreza de tantos hermanos clama justicia, solidaridad, testimonio y compromiso compartido”.

Es preciso seguir denunciando la “dictadura de una economía que mata” y reconocer que mientras las ganancias de unos pocos crecen, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que promueven la autonomía absoluta de los mercados, sin tener en cuenta el bien común y la gestión ética de los recursos.

En la encíclica “Dilexit nos”, el papa Francisco señaló cómo la injusticia social toma una forma estructurada en la sociedad, que se inserta en una mentalidad dominante que considera normal, racional y hasta progresista, lo que no es más que egoísmo e indiferencia. Debemos comprometernos cada vez más para resolver las causas estructurales de la pobreza. “Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras” [nº97]. “La falta de equidad es raíz de los males sociales” [nº98]. En efecto, muchas veces se percibe que, de hecho, los derechos humanos no son iguales para todos.

Las estructuras de injusticia deben ser reconocidas y destruidas con la fuerza del bien, a través de una educación integral, pero también con la ayuda de las ciencias y la técnica, mediante el desarrollo de políticas éticas en la transformación de la sociedad.

Las agudas diferencias entre ricos y pobres nos invitan a trabajar con mayor empeño en ser testigos que saben compartir la mesa de la vida, la mesa de todas las personas, mesa abierta, incluyente, en la que no falte nadie. Nuestra sociedad, por su misma naturaleza, es solidaria con aquellos que son pobres, excluidos y marginados, con aquellos que son considerados un “descarte” de la sociedad.

Por un lado, vemos que la ayuda más importante para una persona pobre es promoverla a tener un buen trabajo, para que pueda ganarse una vida más acorde a su dignidad, desarrollando sus capacidades y ofreciendo su esfuerzo personal. El hecho es que la falta de trabajo es mucho más que la falta de una fuente de ingresos para poder vivir. Trabajando nosotros nos hacemos más persona, nuestra humanidad florece, los jóvenes se convierten en adultos solamente trabajando.

La solución a la pobreza mundial hay que buscarla con inteligencia, compromiso social y una gobernanza ética. Pero también necesitamos compartir los bienes con las personas necesitadas, pues son parte de nuestra familia humana.

Lázaro Bustince

CIDAF-UCM

Autor

  • Nacido en Izco (Navarra), en 1942, estudió filosofía en Pamplona (1961-1964). Hizo el noviciado en Gap – Grenoble (1964-1965), con los Misioneros de África (Padres Blancos). Estudió Teología en el instituto M.I.L. de Londres, (1965-1969), siendo ordenado sacerdote en Logroño, en los Padres Blancos en 1969.

    Comenzó su actividad misionera en África en 1969, siendo enviado a la diócesis de Hoima en Uganda, donde estuvo trabajando en la educación, desarrollo y formación de líderes durante nueve años. Luego vivió un periodo de trece años en diversas ciudades europeas, trabajando en la educación y capacitación de los jóvenes (Barcelona 1979-1983)) , en Irlanda como responsable de la formación de los candidatos polacos (1983-1985), y en Polonia donde fue Rector del Primer Ciclo de Filosofía Polaco (1985-1991), y se doctoró en Teología espiritual en Lublin, donde fue nombrado profesor de la misma Universidad Católica de Lublin (KUL), de dicha ciudad, en 1991.

    Regresó a Uganda en 1992, y fue elegido Provincial de los padres Blancos de Uganda hasta 1999. Durante este periodo, fue también presidente de la Asociación de Religiosas-os en Uganda (ARU), y pionero en la construcción del Centro Nacional de Formación Continua (USFC). Además inició la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) en 1994, trabajando en la formación de líderes en JPIC.

    En 2000 y 2004 cursó estudios sobre educación en Justicia, Paz, y Transformación de Conflictos, en Dublín. Desde su regreso a Uganda, fue pionero en la capacitación de agentes sociales en JPIC, y en el establecimiento del primer Consorcio de Educación Ética (JPIIJPC), lanzado por seis Congregaciones Misioneras, en 2006. Desde el inicio, y hasta junio 2011, ostentó el cargo de primer Director del Instituto. Al mismo tiempo fue profesor invitado de Ética en la Universidad de los Mártires de Uganda (UMU).

    En septiembre de 2011 fue nombrado director general de África Fundación Sur (AFS), organismo que dejó de existir en 2021. En la actualidad sigue trabajando por África al 100 % siendo, entre otras ocupaciones, editorialista en el CIDAF-UCM.

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