«Duelen los abusos cometidos en la Iglesia. Duelen la opacidad y el machismo en muchas instituciones sociales y eclesiales. Sorprende también la extrapolación que se hace de los datos obtenidos en una encuesta adjunta al informe. No corresponden a la verdad ni representan al conjunto de religiosos-as que trabajan lealmente y con la entrega de su vida al servicio de los demás«, señalan los líderes de la Conferencia Episcopal Española (CEE) en su nota, que afirma que: «han valorado, de manera especial, el testimonio recogido de las víctimas, lo que permite situar a las víctimas en el centro.
Se han considerado también valiosas las recomendaciones propuestas en este informe, como considerar el tema en su contexto social real, incluyendo a todas las víctimas para hacer justicia, en la verdad y en la bondad.
Partiendo de esta realidad, «la Asamblea Plenaria se une a la petición del Defensor del Pueblo que urge al Estado a poner en marcha las recomendaciones que el informe realiza a sus distintas instituciones, para asumir su responsabilidad en la tarea conjunta de poner fin a esta lacra que afecta a toda la sociedad y poder hacer justicia a todas las víctimas, dondequiera que se encuentren«.
Aumentan los graves abusos de poder, para beneficio del partido, de la institución y de los poderes dictatoriales, aunque se camuflen con etiquetas, como: “divinos” o “progresistas”.
Los poderes dictatoriales, cuando utilizan tanto el Evangelio, como la Constitución para intentar justificar sus decretos y decisiones de controlar el poder, los recursos y hasta la dignidad de personas vulnerables, no son capaces ni de escuchar a la sociedad, ni de buscar realmente el bien común. Solo persiguen su propia conveniencia, pues les falta cualquier referencia ética, profesionalidad y hasta los valores humanos más universales.
La raíz de esta falta de ética social y profesional, que se delata vergonzosamente en los abusos de poder y de la dignidad humana, no se puede subsanar ni con decretos de ley, informes y menos aun con medidas judiciales, policiales o militares, sino con un plan global de educación ética para la convivencia social en la diversidad, basado en los valores humanos más universales, buscando siempre un desarrollo sostenible y ecológico para toda la sociedad.
Lázaro Bustince
[CIDAF-UCM]