Toda forma de opresión esclaviza al ser humano, reduciéndolo a mercancía, por Lázaro Bustince

15/10/2024 | Bitácora africana, Opinión

Podemos observar innumerables formas de opresión, todas injustas y denigrantes para los seres humanos que las padecen. Algunas formas de opresión como las guerras, torturas, genocidios y asesinatos son de suma gravedad y, por desgracia, frecuentes, mientras que otros tipos de opresión como los robos, insultos y peleas, denigran la dignidad humana, sin llegar a destruirla.

El día 30 de septiembre recordábamos la “Jornada Mundial del Migrante y Refugiado”. La llegada diaria de migrantes africanos en cayucos a Canarias, con el trágico naufragio diario de cientos de migrantes que buscan a la deriva una vida humana digna, nos recuerda todos los días esta cruel forma de esclavitud, a la que sometemos hoy día a tantas personas procedentes de diferentes regiones y países, ante todo africanos.

El pasado 10 de abril de 2024, el Parlamento Europeo aprobó las directrices que forman el “Pacto de Migración y Asilo”, cuya pretensión estriba en el establecimiento de un cierto orden ante las eventuales disfunciones del sistema migratorio. De este modo, el objetivo del Pacto no es sino normativizar y hacer más previsible la gestión del asilo en territorio europeo con el fin de evitar los conflictos entre los Estados. Con el establecimiento de mecanismos y estándares similares en los Estados miembros se pueden definir las responsabilidades y solidaridad frente a la llegada masiva de inmigrantes en forma irregular.

El asilo es un derecho fundamental y su concesión a aquellas personas que cumplen los criterios previstos en la” Convención sobre el Estatuto de los Refugiados” se instaura como una obligación internacional para los Estados, que figuran como Estados miembros de la UE. Estos son los principios que figuran sobre el papel.

Otro aspecto destacable es la «solidaridad obligatoria», por cuanto se prevé que, en una situación de gran presión migratoria los Estados miembros deberán poder reubicar al menos a 30.000 migrantes cada año. Posibles inaceptaciones de diversos países tendrán por consecuencia el abono de 20.000 euros de contribución por cada migrante no acogido.

Esto implica un mayor deterioro de los derechos fundamentales y la aceptación generalizada de la vigilancia digital y militar, tanto en las fronteras como en el interior de los países. En este entorno, las fronteras europeas pueden llegar a ser espacios donde la protección de los derechos humanos desfallezca en tanto que no existan condiciones de acogida dignas y lleven a la confinación, detención y posible devolución.

El centro de la cuestión, que el Pacto de Migración y Asilo del Parlamente de la UE no contempla, es el desplazamiento del ser humano y del bien común como centro de atención, y de subyugarles, a los propios beneficios económico-políticos de los gobernantes y de las grandes empresas, que prefieren seguir saqueando los abundantes recursos comunes de los pueblos originarios de los migrantes, antes que crear infraestructuras para su propio empleo y desarrollo.

Es imperativo seguir alerta y trabajando juntos, para centrarnos siempre en la dignidad y desarrollo integral de cada ser humano y del bien común.

Ahora recordamos los 200 años de un gran luchador por la liberación de toda esclavitud y por el empoderamiento de todos los pueblos del continente africano: Charles Lavigerie, fundador e inspirador de las dos Sociedades: los Misioneros-as de África.

Su legado es muy actual:

Soy un ser humano y las crueldades contra un gran número de mis semejantes solo me inspiran horror. Soy persona y la opresión de otros me llena de indignación. Sigo trabajando para restaurar el honor y la libertad de este continente africano”.

(C.Lavigerie, 1888)

Lázaro Bustince

CIDAF-UCM

Autor

  • Nacido en Izco (Navarra), en 1942, estudió filosofía en Pamplona (1961-1964). Hizo el noviciado en Gap – Grenoble (1964-1965), con los Misioneros de África (Padres Blancos). Estudió Teología en el instituto M.I.L. de Londres, (1965-1969), siendo ordenado sacerdote en Logroño, en los Padres Blancos en 1969.

    Comenzó su actividad misionera en África en 1969, siendo enviado a la diócesis de Hoima en Uganda, donde estuvo trabajando en la educación, desarrollo y formación de líderes durante nueve años. Luego vivió un periodo de trece años en diversas ciudades europeas, trabajando en la educación y capacitación de los jóvenes (Barcelona 1979-1983)) , en Irlanda como responsable de la formación de los candidatos polacos (1983-1985), y en Polonia donde fue Rector del Primer Ciclo de Filosofía Polaco (1985-1991), y se doctoró en Teología espiritual en Lublin, donde fue nombrado profesor de la misma Universidad Católica de Lublin (KUL), de dicha ciudad, en 1991.

    Regresó a Uganda en 1992, y fue elegido Provincial de los padres Blancos de Uganda hasta 1999. Durante este periodo, fue también presidente de la Asociación de Religiosas-os en Uganda (ARU), y pionero en la construcción del Centro Nacional de Formación Continua (USFC). Además inició la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) en 1994, trabajando en la formación de líderes en JPIC.

    En 2000 y 2004 cursó estudios sobre educación en Justicia, Paz, y Transformación de Conflictos, en Dublín. Desde su regreso a Uganda, fue pionero en la capacitación de agentes sociales en JPIC, y en el establecimiento del primer Consorcio de Educación Ética (JPIIJPC), lanzado por seis Congregaciones Misioneras, en 2006. Desde el inicio, y hasta junio 2011, ostentó el cargo de primer Director del Instituto. Al mismo tiempo fue profesor invitado de Ética en la Universidad de los Mártires de Uganda (UMU).

    En septiembre de 2011 fue nombrado director general de África Fundación Sur (AFS), organismo que dejó de existir en 2021. En la actualidad sigue trabajando por África al 100 % siendo, entre otras ocupaciones, editorialista en el CIDAF-UCM.

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