Thierry Vircoulon, investigador en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales, ha concedido una entrevista al periodista Christophe Rigaud, del medio de comunicación Afrikarabia. En dicha entrevista, se han analizado los factores del resurgimiento del grupo paramilitar del Movimiento 23 de Marzo (M23), en la República Democrática del Congo (RDC), así como las implicaciones de Ruanda en todo ello.
De acuerdo con Vircoulon, las pretensiones ruandesas en el conflicto serían comenzar una guerra de vecindad para obtener el control de la provincia congoleña de Kivu Norte. El pretexto para hacerlo sería la autodefensa de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), una mas del centenar de bandas armadas que actúan en la región de Kivu, al este de la RDC, formadas por rebeldes hutus asociados a los responsables del genocidio de Ruanda ocurrido en el año 1994. Las FDLR pretenden derrocar el actual gobierno de Ruanda por representar a los tutsis que obtuvieron el poder tras la finalización del genocidio. Ruanda ha manifestado su pretensión de proteger a la minoría tutsi que reside en la RDC.
Según el investigador, la justificación del gobierno de Ruanda es en realidad una tapadera para forzar al ejecutivo de la RDC, dirigido por Féliz Tshisekedi, a negociar con los rebeldes del M23, y de esa manera asentar el control ruandés en Kivu Norte. Esta estrategia, afirma, conforma una analogía con el expansionismo de Vladimir Putin en Ucrania. Sin embargo, las capacidades económicas de Ruanda son muy inferiores a las rusas, por lo que las sanciones podrían tener efectos importantes en el país.
“Paul Kagame – presidente de Ruanda- parece estar en un «momento putiniano». Como Putin antes de la invasión de Ucrania, dispone de cierta aura internacional basada en la excepcionalidad de su régimen en el contexto africano (un Estado desarrollista y un ejército eficaz son muy raros en el continente). Como Putin, ha decidido desencadenar una guerra de vecindad justificándose en la autodefensa”
Recientemente Tshisekedi ha tenido dificultades para la obtención de ayuda. Tanto es así que la SADC desplegó efectivos, pero han sido retirados recientemente, y Sudáfrica, por su inestabilidad política interna, evita la incursión en nuevos conflictos. Por lo tanto, parece claro que actualmente Burundi es el único apoyo real en la crisis humanitaria de la República Democrática del Congo.
La Unión Africana (UA) no ha condenado de forma explícita las acciones de Ruanda, lo que si se ha producido en el marco del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y también por parte de algunos gobiernos europeos.
Vircoloun afirma que las posibles negociaciones podrían tener resultados muy diversos, según los objetivos territoriales y políticos en base a las que se lleven a cabo. No obstante, la urgencia inminente es la ayuda humanitaria tras la toma de Goma, la capital de Kivu Norte, por la coalición rebelde del M23 y la Alianza Río Congo (AFC).
Autor: Christophe Rigaud
Fuente: Afrikarabia
[Edición, Julia Vicente]
[CIDAF-UCM]