Después de cinco días de, a menudo acalorado, debate, el partido islamista en el gobierno de Túnez, Ennahda, se ha comprometido a cumplir con su misión de moderación, pero también se observa que ha optado por la ambigüedad para salvaguardar la “unidad” en una nación todavía frágil.
“Esto ha sido un congreso que pretende construir una unidad de algún modo, artificial”, según el analista políticos Ahmed Manai, “se están comportando de forma vaga para preservar la unidad”.
El congreso fue el primero que se celebra en el país por parte del partido Ennahda (renacimiento) en 24 años, y el primero desde que el partido llegó al poder gracias a la primavera árabe, que terminó con el régimen autocrático del ex presidente Zine El Abidine Ben Ali.
En un contexto de tensiones políticas y religiosas en el país, Ennahda adoptó una declaración final diciendo que el partido seguirá siendo una fuerza “moderada” y “centrista”.
También prometió garantizar la “libertad de expresión y de creación”, y dijo que “criminalizaría cualquier intento de minar los valores sagrados”, diciendo que cualquier actuación de esta clase sería considerada un ataque directo a las libertades personales.
Incluso así, Ennahda sigue siendo ambiguo sobre cómo llevará a cabo sus auto-declaradas misiones, en un país donde la oposición teme que el aumento del islamismo puede amenazar décadas de valores seculares.
Ofensiva
En junio, se produjeron por todo Túnez disturbios desencadenados por una exhibición en una galería de arte considerada ofensiva para el Islam, dejando una persona muerta y más de 100 heridos.
La exhibición de arte incluía una pintura de una mujer desnuda con un hombre con barba de pié detrás de ella, y la palabra “Allah” escrita con una fila de hormigas.
Un funcionario judicial tunecino, Mohamed Ali Bouaziz, ha sido condenado por convocar una protesta después de pisar la polémica pieza de arte, y fue condenado a dos meses de cárcel o 1.250 dólares de multa, a principios de este mes.
Un grupo de hombres, de los que se sospecha que son salafistas –una rama ultraconservadora del Islam- se coló en la galería y destruyó algunos trabajos. El vandalismo fue seguido de dos días de violencia.
En mayo, el director de la televisión tunecina fue multado con 2.400 dinares en un juicio de alto nivel, después de ser condenado de “emitir una película que perturba el orden público y amenaza la moral”.
El delito de Nabil Karaoui es haber permitido que la televisión Nessma emitiera la película franco-iraní “Persépolis”, ganadora del premio del jurado en el festival de Cannes de 2007.
Más recientemente, un joven tunecino fue condenado a siete años y medio de cárcel por cargos similares, después de que publicase en su facebook una caricatura del profeta Mohamed.
El congreso de Ennahda también dejó muchas preguntas sin respuesta, incluida una visión clara del futuro de la constitución, aunque el partido ya había dicho que la sharía o ley islámica no estaría inscrita en la nueva Carta.
Y la declaración final no dice si la coalición del gobierno se ampliaría después de las especulaciones que se habían producido sobre que pasaría esto.
Nuevas elecciones
Tal y como están las cosas, los miembros de Ennahda son cerca de la mitad del gabinete de ministros. Las otras carteras se comparten entre dos partidos de centro-izquierda, el Congreso para la República, CPR, del presidente Moncef Marzouki y Ettakatol.
Rached Ghannouchi, un ex predicador radical convertido a moderado que fue reelegido como presidente de Ennahda, dijo el día 13 de julio que ampliar la coalición haría que el gobierno fuera más eficiente.
El ministro de Interior, Ali Larayedh explicó la posición del partido.
“Ennahda quiere un régimen parlamentario porque cree que es la mejor fórmula para consagrar la democracia”, dijo.
“Llegaremos a un acuerdo con nuestros socios sobre un régimen que logre los objetivos de la revolución y que sea aceptado por todos”.
Ennahda ganó las primeras elecciones en Túnez después del levantamiento popular, en octubre, ocupando el 41 % de los escaños en la Asamblea Nacional Constituyente.
La Asamblea es el órgano interino encargado de elaborar una nueva constitución y preparar unas nuevas elecciones, que tendrán lugar en marzo de 2013.
(Africa Review, Kenia, 18-07-12)