¿Te apetece chocolate?

31/03/2025 | Documentos R+JPIC, Opinión

Hace 15 años, le pregunté a un compañero: «¿Te apetece un trozo de chocolate?». Mi compañero respondió que no. «Pero, ¿por qué?», pregunté. Con una sonrisa y una profunda convicción, respondió: «Porque el precio del cacao en el mercado mundial es demasiado bajo. Comeré chocolate cuando el precio sea justo y los agricultores tengan suficientes ingresos para compensar su trabajo». Debo admitir que el sabor del chocolate que disfrutaba de repente se volvió tan amargo como la materia prima utilizada para producirlo. Esto ocurrió en Costa de Marfil, el principal país productor de cacao del mundo. En aquel entonces no había fábricas que procesaran esta materia prima para endulzar la vida. La primera fábrica que procesaba cacao en una pasta o bebida en polvo para el desayuno se inauguró en 2015. Esto es más de cien años después de la introducción del cacao en la industria agrícola de Costa de Marfil. ¡El desarrollo lleva tiempo! Si los precios en aquel entonces eran bajos, ¿qué ganaban los productores con este sector, que se describía como floreciente? El desarrollo lleva tiempo, especialmente el desarrollo sostenible y justo. El sector del cacao es solo un ejemplo entre muchos, y los medios de comunicación nos aseguran que está en auge. Así que contacté con una amiga dueña de plantaciones de cacao: su respuesta fue simple: «¿Cacao? ¡Qué lucha!«. La evolución y el aumento del precio del cacao en el mercado mundial no han aumentado necesariamente las ganancias de los productores primarios. Dudo que el compañero al que le ofrecí chocolate aún sepa a qué sabe.

¿De qué se trata?

El desarrollo sostenible es un concepto que se ha convertido en un tema importante en los debates globales en los últimos años. La definición clásica del concepto, en un momento en que los problemas ambientales, económicos y sociales se vuelven cada vez más acuciantes, señala la importancia de pensar en soluciones a largo plazo que satisfagan las necesidades de las generaciones presentes sin perder de vista el futuro. Esto me recuerda la parábola de Jesús sobre los talentos (Mateo 25:14-21), donde el siervo que recibió cinco talentos asume la responsabilidad de asegurar el futuro. Entonces, ¿qué hacemos? El mundo está en desarrollo, y pensar que solo se trata de desarrollo técnico o económico es un error. Para que el desarrollo sea sostenible y equitativo, debe abarcar todas las dimensiones de nuestra permanencia en el planeta Tierra. No puede tener éxito si no es justo, es decir, si está arraigado en valores de solidaridad, justicia y respeto por la Creación, y si garantiza un futuro digno para todos, especialmente para los más vulnerables. No puede limitarse a mejoras económicas, materiales o técnicas. Se extiende al bienestar espiritual, emocional y social de las personas.

¿Dónde y cómo podemos participar?

Podemos participar en muchas áreas: agricultura y seguridad alimentaria, educación y formación, promoción de la justicia social, protección del medio ambiente, diálogo interreligioso y consolidación de la paz, apoyo a las personas vulnerables y promoción de condiciones de vida dignas para las poblaciones locales. Esta lista de actividades destinadas a permitir que las comunidades locales asuman la responsabilidad de su desarrollo podría ser interminable.

El desarrollo requiere tiempo y respeto

El tiempo es un factor importante para que el desarrollo sea sostenible y equitativo. Cualquier acción requiere un buen conocimiento de la situación local, una relación cercana con la gente y un serio discernimiento comunitario.

El último aspecto que quisiera mencionar es el respeto por las culturas y tradiciones locales, uno de los principios básicos del compromiso misionero. Podemos apoyar el desarrollo sostenible y equitativo, al tiempo que garantizamos que nuestra acción se integre en el respeto a las comunidades locales.

Las realidades culturales y sociales de las poblaciones. Podemos lograrlo sin imponer nada, sino en colaboración con las comunidades para encontrar soluciones que se adapten mejor a los contextos locales particulares. El desarrollo también significa preservar para el futuro.

¡Casi lo olvido! Acabo de enviarle el siguiente mensaje a mi hermano que se negó a comer chocolate hace quince años: «¿Y ahora? ¿Comes chocolate?«. Me respondió: «Todavía no. Estoy esperando a que el precio baje justo antes de comerlo. El desarrollo lleva tiempo«.

Pawel Hulecki

Fuente: Misioneros de África

[CIDAF-UCM]

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