Sudán, asolado por la guerra, corre el riesgo de convertirse en otro Estado fallido porque la sociedad civil se está desintegrando en medio de una proliferación de grupos armados. Millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares al igual que en Somalia, Sudán del Sur, Kivu en la República Democrática del Congo (RDC), Etiopía, Ucrania, Líbano, Palestina, etc.
Además de las dos partes principales del conflicto en Sudán -el ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), hay muchos «ejércitos étnicos» más pequeños que saquean y se vuelven «locos» contra los civiles, según ha declarado Jan Egeland, director del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC).
Durante diecinueve meses, ha habido una brutal lucha de poder entre el ejército y las RSF, que ha obligado a más de 10 millones de personas a huir de sus hogares y ha llevado al país al borde de la hambruna. Tras un viaje a Sudán Egeland declaró:
«Todo lo que vi confirma que ésta es, en efecto, la mayor emergencia humanitaria que tenemos ante nosotros, la mayor crisis de hambre, la mayor crisis de desplazamientos».
En septiembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que la hambruna se ha utilizado como método de guerra e informó:
«Está prácticamente en todas partes». «La mayor parte de Sudán se está muriendo de hambre».
Algunos especialistas en seguridad alimentaria temen que hasta 2,5 millones de personas puedan morir de hambre a finales de este año.
Miles de personas han muerto desde que estalló la guerra civil. Los grupos de derechos humanos también han expresado su temor de que pueda haber una limpieza étnica y genocidio en Sudán. A pesar de esto, las conversaciones de paz entre las RSF y el ejército han sido infructuosas.
«La guerra se detendrá cuando estos señores de la guerra sientan que tienen más que perder si continúan luchando que si hacen lo sensato y llegan a un acuerdo de paz».
Mirando a numerosos gobernantes del mundo en la actualidad, tanto en África, como en Europa y en otros continentes, y viendo como fomentan la guerra, el tráfico de personas y el saqueo de recursos en África, sobre todo, podemos darnos cuenta de que ni pueden, ni quieren, ni saben como salir de la violencia y de la opresión para buscar un desarrollo sostenible, justo y solidario, que fomente la justicia y la convivencia. Tales dictadores solo buscan el poder y el control de recursos, aun a costa de vida humanas.
Esta responsabilidad solo la podemos tomar nosotros los pueblos y sociedades de cada país, eligiendo líderes más responsables y profesionales, y exigiéndoles una gestión justa y ética de todos los recursos. Viendo cómo nos comportamos en algunas elecciones recientes, podemos preguntarnos: ¿seremos capaces de tomar esta responsabilidad nosotros mismos o permitiremos que nos sigan esclavizando?
CIDAF-UCM