Sudán ha comenzado el recuento de los votos en día 16 de abril, después de cinco días de votaciones, en las que han sido las primeras elecciones abiertas en 24 años, empañadas por el boicot de la oposición y acusaciones de fraude.
A pesar de décadas de guerra civil y de una población fuertemente armada, las elecciones presidenciales, legislativas y regionales se han desarrollado sin episodios de violencia armada, un paso adelante para el país productor de petróleo, que espera evolucionar hacia una democracia, de cara al referéndum previsto para el año que viene, sobre la independencia del sur del país.
Con los partidos y candidatos de la oposición boicoteando las elecciones en el norte del país, es casi seguro que no habrá un cambio de liderazgo ni en el norte ni en el sur.
El presidente Omar Al Bashir, buscado por el Tribunal Penal Internacional, por crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en Darfur, tiene todas las posibilidades de ser confirmado como presidente de la república y Salva Kiir, también seguirá, seguramente, siendo el presidente del semiautónomo Sur de Sudán, dada la dominación de su partido en esta región.
Muchos analistas políticos temen que el recién elegido National Congress Parti, NCP, legitimado ahora por las urnas, podría tomar medidas restrictivas después de que se anuncien los resultados.
Los grupos de la oposición que han boicoteado las elecciones anunciaron que harían una protesta pacífica después de las elecciones, pero un alto cargo del NCP ha respondido que eso “no es muy inteligente”.
“Una gran farsa”
“En algún momento este derecho (el derecho a manifestarse) tiene que concederse de verdad al pueblo”, afirma Salaheddin, “No como ahora, que siempre hay que tener presente la posibilidad de que estallen enfrentamientos entre los manifestantes”, añadió.
No todos los sudaneses comparten ese optimismo. Tamam, una alianza de más de 100 grupos de control sudaneses, aseguran que las votaciones han sido una “gran farsa”. Los grupos de observación internacionales emitirán sus informes esta próxima semana, pero los grupos de oposición sudaneses y la sociedad civil ya los acusan de haber ignorado las irregularidades generalizadas. “Los tecnócratas de la comunidad internacional han decidido hacer oídos sordos a todos los actos de corrupción y la mala capacidad técnica de la comisión de las elecciones”, escribía un activista en Sudán Tribune, el día 16 de abril. “Esto demuestra que Sudán está en el último lugar de la lista de prioridades de la comunidad internacional”.
Muchos de los rivales de Bashir se retiraron de las elecciones, alegando que el partido en el gobierno, el NCP de Bashir, ha amañado las elecciones con el polémico censo y todas las irregularidades del registro de votantes.
(News 24, 16-04-10)