De día o de noche, en temporada de lluvias o de secano, las mujeres, del «mercado de pescado» de Abobo-Doumé, como se las llama, se dedican al ahumado y a la venta de pescado.
A partir de las 4 de la mañana, algunos van al puerto pesquero para abastecerse de pescado fresco. Otras, en cambio, se quedan a la espera de la llegada de los pescadores, a bordo de sus barcos artesanales. Una vez realizada la compra, limpian y ahúman el pescado utilizando hornos tradicionales hechos de barriles usados, sobre los que colocan grandes parrillas. Con madera y semillas de palmeras secas, activan el fuego y ahí pasan las horas, a veces incluso el día entero, expuestas al sol, a la lluvia y al humo, dependiendo de la cantidad de pescado.
Después de haber ahumado el pescado, se dirigen a los diferentes mercados de Adjame y Yopougon para la venta o las ofertas a los trabajadores que al final del día pasan, camino de sus casas, a recogerlo.
Cuando se van a casa son casi las 21 horas y muchas veces incluso más tarde después de un largo día de trabajo. Para poder abordar los problemas de salud a los que se enfrentan estas mujeres a causa de las condiciones de trabajo, se han agrupado para mejorar sus condiciones.
Así en 2012, se beneficiaron de la ayuda de la ministra de recursos pesqueros, con la construcción de un ahumadero moderno que todavía está en funcionamiento. Desafortunadamente este ahumadero, no es accesible a todas, debido al tamaño y el coste de usarlo que parece demasiado caro para ellas. Algunas declaran que el ahumadero no produce los resultados deseados debido al carbón que se utiliza y que no ahúma tan bien como la madera.
Tratamos infructuosamente de obtener respuestas a esta situación con el gerente de la cooperativa. Pero una cosa es cierta, hay que ayudar a estas pobres madres para facilitarles la tarea en su actividad diaria.
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Fundación Sur