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Inicio > Bitácora africana > ![]() MESA MUJERES AFRO “Mesa Nacional de Mujeres Negras/Afrocolombianas/Raizales/ Palenqueras” que reafirmamos nuestra condición étnica y que desde los espacios en que desarrollamos nuestras actividades nos encontramos para: repensarnos, analizar e incidir en soluciones sobre las realidades de nuestras comunidades, en los campos económicos, sociales, culturales, territoriales y sobre todo en la participación política como eje fundamental para coadyuvar en erradicar la histórica exclusión en que nos encontramos. ¿Sisterhood? ¿sororidad negra?, por Mesa de Mujeres Afro 27 de mayo de 2019.
Por: Fares Montaño. En el feminismo ejercido por mujeres negras, afrofeminismo, no hay forma de hablar de sororidad (sisterhood) como ejercicio político ni como forma de relación, primero, porque no existe tal cosa como la sororidad negra, muy contrario al movimiento feminista blanco-centrado el cual tiene claro para qué es la sororidad donde nosotras no tenemos lugar, y segundo porque antes de intentar construir desde el ejercicio político, es necesario hablar de empatía entre nosotras, partiendo desde el reconocimiento de quién eres en primera persona, segundo, quienes son las mujeres del quilombo que te rodean y tercero para qué nombrarse desde el reconocimiento. Sin identidad no se existe. Sin identidad no hay herramientas para construir. Ciertamente, vivir como mujeres negras en este sistema misógino, patriarcal y capitalista, el cual nos ha moldeado emocional y psicológicamente para ser enemigas históricas, sanar esta condición requiere un proceso unísono entre las de la diáspora, desprendido de la errada idea de ser mejores amigas, amarnos desde el amor romántico, la tensión sexual, el vínculo familiar y la igualdad en el discurso político. La construcción de una acción sorora lo único que requiere es reconocer que entre nosotras existen unas carencias, unas violencias y unos abandonos que necesitan ser sanados desde la relación entre todas a pesar de los desacuerdos. La sororidad negra emergente, no requiere de las migas que han caído al piso del feminismo blanco. La sororidad negra como punto de partida para la lucha de las mujeres negras, demanda ser conscientes de que no podemos ser sin que nuestras hermanas sean. En este sentido, el afrofeminismo como herramienta política, establecida por mujeres y para mujeres que empatizan o no con este, debe permitir generar la base de una sororidad que abarque nuestras particularidades que claramente no dependen de un juicio de valor y que somos conscientes que tomará muchos años en que pueda tener un funcionamiento coherente y honesto donde todas y cada una de nosotras se halle. Si bien es cierto que históricamente hemos heredado de generación en generación unas heridas desde la vida que decidieron para nuestras ancestras: estereotipos, abusos, torturas, paradigmas, violaciones, violencia, cosificación, comercialización, sexualización, racismo, etcétera; intentar la sororidad nos permitirá sanar y aliviar un poco nuestra feminidad envenenada y desgastada en unas diferencias, desacuerdos y enemistades que no escogimos para nosotras, sino que nos fueron otorgadas y en silencio no pudimos más que aceptarlas. A pesar de lo anterior y con conocimiento de causa, muchas mujeres negras hoy podemos decir que establecer espontáneamente o con un objetivo específico interacciones basadas en amistad, afecto, búsqueda del placer sexual, acompañamiento entre pares o desarrollo de los lazos familiares entre nosotras, nos ha permitido experimentar que no es posible coexistir sin nuestras hermanas y sin pretendernos una empatía y una sororidad. Reconocer el camino y las diversas luchas que la otra ha vivido, es permitirse sanar y tejer a través de la mirada compasiva y en silencio porque muchas veces no se tienen las palabras precisas en el instante del suceso. Aprender a creerle a otra mujer negra es saber que coincidimos en alguna experiencia igual o parecida, positiva o negativa y por ser mujeres esto lo podemos usar para intentarnos una empatía y sororidad que nos permita avanzar. En resumen, dejar ver que factores como etnia, desigualdad económica, género, clase, orientación sexual, entre otros; generan múltiples y muchas más opresiones sobre mujeres negras, muestra que no es posible hablar de justicia social, derechos y empoderamiento de las mujeres negras desde lo individual sino desde la colectividad femenina. Por ello una sororidad negra debe establecerse como respuesta que mitigue la interseccionalidad que nos cobija, esto no quiere decir que las opresiones desaparezcan, esto quiere decir que actos sororos entre mujeres permite aliviar, sanar y organizar mucho mejor la defensa de la vida propia y de las demás. Se hace necesario mirar y aprender de las mujeres negras del norte que decidieron hallarse, que establecieron políticas de cuidados para si mismas y las de su alrededor, que debido a sus realidades decidieron la democracia del sisterhood; finalmente no se trata de copiar unas conductas que a ellas les funcionaron, se trata de hacer uso de las herramientas que nos dejaron a mano y adaptarlas al eslabón que hace la cadena. Original en: Mesa de Mujeres Afro
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