Varios miles de personas han tenido que huir de los recientes enfrentamientos librados en el territorio de Lubero, mientras que la situación humanitaria de los desplazados internos y de las personas que han regresado a su lugar de origen continúa deteriorándose en los territorios de Masisi y Rutshuru. En el transcurso de los tres primeros meses del año, se calcula que más de 100.000 personas han sido desplazadas en Kivu Norte.
La mayor parte de la población afectada se encuentra en las zonas de difícil acceso para los trabajadores humanitarios a raíz de los problemas de seguridad o del mal estado de los caminos. Para atender a las urgentes necesidades de las personas vulnerables, el CICR, en colaboración con la Cruz Roja de la República Democrática del Congo, ha llevado a cabo diversas operaciones en los últimos meses, centrando al mismo tiempo su acción en las zonas donde las necesidades alimentarias son las más acuciantes.
El CICR ha iniciado la distribución de víveres para más de 9.500 personas desplazadas en Buguri, en el territorio de Masisi (Kivu Norte). Esta asistencia, consistente en más de 115 toneladas de harina de maíz, 19.200 litros de aceite de maní, 38 toneladas de alubias y 4.608 kilos de jabón, cubrirá las necesidades alimentarias de los beneficiarios durante un mes. «Es particularmente difícil acceder a esta zona porque los caminos están en pésimo estado», explica Fabienne Garaud, delegada encargada de la distribución. «En Masisi transportar grandes cargamentos en el barro es toda una odisea.»
A comienzos del mes de febrero, el CICR suministró a estas mismas personas artículos de primera necesidad, tales como lonas alquitranadas, utensilios de cocina, jabón y bidones. Y a mediados de mayo, el CICR inició una operación de socorro para más de 11.300 personas residentes y desplazadas, en el sur de Lubero (Kivu Norte).
La situación es diferente en la zona de Rwanguba, situada en el territorio de Rutshuru, donde, a comienzos de marzo, el CICR proporcionó esencialmente víveres, así como semillas y aperos agrícolas a más de 5.000 personas que habían vuelto a su lugar de origen a fin de ayudarlas a reanudar una actividad económica.
“En este contexto inestable e imprevisible, es importante seguir de cerca la evolución de las necesidades reales de la población afectada”, prosigue Fabienne Garaud, “y por ello, antes de cada operación de asistencia del CICR es esencial efectuar una evaluación detallada sobre el terreno. Las necesidades de la población y la asistencia que se le debe prestar no es igual en todas partes”.
El CICR recuerda a todas las partes en el conflicto que, en virtud de las disposiciones del derecho internacional humanitario, tienen la obligación de respetar la vida y la integridad de las personas que no participan o que han dejado de participar en el conflicto. Los civiles atrapados en una zona de enfrentamientos son particularmente vulnerables.
(Comité Internacional de Cruz Roja, 29-05-08)