La organización Médicos Sin Fronteras, MDF, ha confirmado la liberación de los cuatro trabajadores médicos, que habían sido secuestrados en la región del oeste de Sudán.
“Tenemos una confirmación directa de la liberación de nuestros colegas. Los cuatro”, declaraba Erwin Van t’Land, un portavoz de MSF de Bélgica, el día 14 de marzo.
Un funcionario del ministerio de Exteriores había anunciado antes ese mismo día, que los cuatro trabajadores humanitarios habían sido liberados.
Unos hombres armados secuestraron el día 11 a un médico italiano, un administrativo francés, una enfermera canadiense y un sudanés que trabaja en el complejo de MSF en el norte de Darfur, Saf Umra.
El ministerio de Exteriores de Italia anunció la liberación el pasado viernes, día 13, pero los funcionarios de Jartum negaron que la liberación hubiera tenido lugar.
La organización evacuó a casi todo su personal de Darfur después de los secuestros, dejando sólo al personal encargado de negociar la liberación de sus compañeros.
Christopher Stokes, director general de la sección belga de MSF, aseguró que sentían increíblemente aliviados por la liberación de sus compañeros en buenas condiciones de salud.
“Sus familias han sido informados de la liberación y están encantados”, añadió.
Trabajadores humanitarios expulsados
Los secuestros se han producido unos días después de que el gobierno dijese a los contingentes francés y holandés de MSF que abandonasen Darfur.
Jartum acusa a los grupos humanitarios de cooperar con el Tribunal Penal Internacional de La Haya, que ha acusado a Omar Al Bashir, el presidente sudanés, de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, cometidos en Darfur, durante los últimos seis años.
Las Naciones Unidas aseguran que más de 180 trabajadores humanitarios extranjeros han abandonado Sudán, desde que Jartum emitió una orden de expulsión de las agencias humanitarias.
El conflicto de Darfur surgió después de las luchas étnicas entre los negros y los árabes, cuando los primeros se rebelaron contra el dominio de los segundos.
La ONU calcula que unas 300.000 personas han muerto en la región por causa del conflicto, el hambre y las enfermedades causadas por las malas condiciones de vida en las que se encuentra la población, a lo largo de los últimos seis años. Al menos 2.7 millones de personas han resultado desplazadas.
(Aljazeera, 14-03-09)