Sabiduría africana: Burkina Faso – La felicidad – , Adaptado y Traducido por Paquita Reche , mnsda

26/10/2011 | Cuentos y relatos africanos

El tema de la felicidad es un tema recurrente en la sabiduría africana, como lo es en todas las culturas. Ser feliz es el deseo que, con más fuerza, surge de las necesidades profundas del corazón humano y que provoca múltiples interrogantes: ¿Qué es la felicidad? ¿Qué hacer para ser feliz? ¿Dónde encontrar la felicidad? ¿Qué hacer para conseguirla?

Dos cuentos de Damiba (1) plantean una cuestión bien actual que concierne a todos los seres humanos: ¿Dónde encontrar la felicidad?

DIOS ESCONDE LA FELICIDAD

CUANDO Dios Creó a los hombres, les concedió un gran don, el don de poder reír. Para los de su casa reservó un don más grande todavía: les concedió la felicidad.

Los hombres querían también poseer ese don tan grande que Dios había concedido a sus familiares y decidieron apoderarse de ella.

Después de mucho deliberar, pensaron que lo mejor sería enviar a un hombre sin miedo ni vergüenza para que la robara. Nadie mejor que el borracho.

Así es que lo convocaron para pedírselo.

-Tú, borracho, tú no tienes miedo ni vergüenza, velas hasta muy tarde y no tienes miedo de nada ¿por qué no vas a la casa de Dios y nos traes la felicidad?

Al favor de la noche, el borracho fue a la casa de Dios y robó la felicidad. Pero, sólo con tocarla lo embargó un sentimiento tan fuerte, tan fuerte de felicidad que rompió a llorar, haciendo gran ruido.

Las gentes de la casa divina oyeron llorar al borracho. Corrieron tras él, lo atraparon y le retiraron la felicidad que había robado.

Cuando Dios supo lo que había pasado, reunió a sus familiares y les preguntó:

-¿Qué podemos hacer para que el hombre no vuelva jamás a robar la felicidad?

Los familiares de Dios respondieron:

-Tenemos que esconder la felicidad donde los hombres no puedan encontrarla.

La gente del Este propuso:

-¡Escondamos la felicidad detrás de la luna!

Pero Dios contestó:

-¡No, el hombre subirá y la encontrará!

Entonces, replicaron las gentes del Oeste:

-¡Disimulémosla entre las zarzas!

Pero Dios respondió:

-¡Jamás, pues el hombre irá a cazar y la encontrará!

Los del Norte intervinieron diciendo:

-¡Escondamos la felicidad en lo más profundo del mar!

-¡Jamás de la vida, dijo Dios, pues tarde o temprano, el hombre irá al mar con sus barcas y sus redes y la pescará!

-Si es así, propuso la gente del Sur: ¡escondamos la felicidad en la profundidad de la tierra!

Pero Dios replicó:

-¡Es inútil pues, un día, haciendo un pozo, la descubrirían!

He aquí lo que haré, dijo Dios: ¡esconderé la felicidad en un lugar donde el hombre nunca pensará en buscarla!

¡La esconderé en fondo de su ser, en su corazón!

Desde ese día el hombre sube al cielo, escala los montes, se pasea bajo tierra, visita los mares en búsqueda de una cosa que está en él.

“EL SECRETO DE CAMALEON”

Al principio del tiempo, Dios llamó a los animales y les dijo:

-He aquí la FELICIDAD, ¡yo os la doy!

Los animales dieron las gracias a Dios y se llevaron la FELICIDAD a su poblado para domesticarla y poder guardarla con ellos. Un día, mientras que todos dormían, la Recién Llegada se levantó y empezó a huir. El Camaleón se despertó sobresaltado e inició su persecución, pero no pudo atraparla. Para evitar que la cogieran, la FELICIDAD se transformó en trocitos minúsculos y se escondió en los elementos de la naturaleza: árboles, piedras, agua, aire…

-¿Dónde está la FELICIDAD, preguntaron los animales cuando se despertaron?

El Camaleón les dijo balanceándose hacia delante y hacia atrás y de derecha a izquierda:

-Muy cerca, muy cerca,

Y se puso amarillo como la flor que tenía al lado. Dio otro paso acompañado por los mismos movimientos y las mismas palabras:

-Muy cerca, muy cerca,

Y se puso blanco como la nube que tenía encima.

Ningún animal lo creyó y todos se pusieron a buscar la Felicidad. Y desde entonces, la Liebre la busca delante corriendo, el Escarabajo hacia detrás retrocediendo, el Cangrejo hacia la derecha, luego hacia la izquierda, el Gavilán en las alturas, cada vez más alto. Pero el Camaleón no se cansa de decirles:

-Muy cerca, muy cerca, como si sus mil colores fueran la prueba y su paso lento”.

Traducción y presentación de Paquita Reche, mnsda

(1) François-Xavier Damiba, Dieu n´est pas sérieux, ed. Harmatan, Paris1999, p 158 y 187.

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