RSC: la gestión empresarial para crecer todos juntos, por José Julio Martín Sacristán

26/06/2012 | Bitácora africana

Si bien se pone en duda la capacidad de la RSC (Responsabilidad Social Corporativa o empresarial) para generar beneficios económicos en una empresa, la correlación directa entre el desarrollo de una política de RSC y el aumento del valor añadido empresarial es un hecho probado. El problema para el crecimiento de una empresa reside en ceder a la improductiva visión cortoplacista: se exigen los máximos beneficios económicos ya.

Cualquier ámbito empresarial que absolutice la maximización de los beneficios económicos a costa de otros beneficios sociales, laborales, y ambientales paga un alto precio en sus esferas de acción. La RSC demuestra que no bastan beneficios económicos para considerar una empresa viable, sostenible y beneficiosa, sino que hay que tener en cuenta el impacto que las decisiones empresariales tienen sobre los grupos de interés, sean proveedores, trabajadores o clientes. La empresa no puede darse el lujo de pelearse con todos.

Es un error considerar que la función de la RSC es conceder a una empresa un valor intangible, concentrado sustancialmente en la reputación de la misma, lo que supondría un castigo de los mercados en caso de incumplimiento de sus códigos. Porque el mercado no es eficiente, no tiene la capacidad de trasladar la información sobre la reputación de una empresa ni a inversores ni a consumidores. Así, si bien esporádicamente algunas ONGs han lanzado campañas contra empresas por violación de derechos laborales o contratación de menores, salvo publicidad gratuita (y la promoción, aunque negativa, bienvenida sea), poca incidencia le ha supuesto a nivel comercial. Además, aunque la reputación es un valor importante en la empresa del siglo XXI, este valor se encuentra limitado a determinadas empresas encuadradas en sectores en los que la marca supone el principal activo. La RSC no se implementa sólo por cuestión de imagen. Bastaría entonces con tener un buen equipo de información que floree las actividades de la empresa.

Incorporar la RSC a la gestión de la empresa es la única estrategia que ofrece una oportunidad económica. Con la actual crisis tumbando negocios, el mercado se ha convertido en un remanso de pirañas, cada cual intentando dar el bocado que le permita sobrevivir un poco más. Pero ante este mercado tan altamente competitivo, donde se cuadran al máximo las variables calidad/precio, la RSC puede contribuir a mejorar el posicionamiento empresarial en el mercado constituyéndose como el elemento diferencial frente a la competencia. Una política de RSC y, especialmente, una certificación según estándares reconocidos, puede ser la llave para imponerse en un mercado y abrirse camino en otros nuevos. Las empresas exportadoras lo saben y se preocupan por obtener la certificación necesaria.

La RSC aporta también una reducción de riesgos por conflictos con los grupos de interés: la generación y acumulación de intangibles a través de un buen ambiente laboral; el desarrollo de la innovación; el aprendizaje de la organización; y una mejora de relaciones con la sociedad local donde la empresa opera, que en muchas ocasiones pueden representar los consumidores finales.

La RSC, aunque se utilice como herramienta de comunicación y marketing, representa, en realidad, un cuestionamiento sobre el tipo de empresa al que estamos acostumbrados. Y es que la empresa es un reflejo de la sociedad en la que vivimos: cuestionando su modelo estamos transformando necesariamente el modelo de entramado social en la que se ubica.

La RSC atribuye a la empresa un nuevo papel en la sociedad donde se socializa y se universaliza el principio de beneficio. Ya en 2005, el Foro de Expertos en RSE constituido por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales resucitó el concepto de contrato social implícito en la actividad de cualquier empresa: los beneficios empresariales se justifican con los beneficios sociales que se aportan. Es lo que en filosofía clásica se denomina “el bien común” y en teorías de resolución de conflictos, estrategia del “ganar/ganar”: la competición se reemplaza por una colaboración de la que todos resultan vencedores. La empresa legitima sus beneficios en la medida en que contribuye al bien común de la sociedad, especialmente al de sus stakeholders o grupos de interés: proveedores, empleados, clientes, vecindario, etc.

La RSC tiene consecuencias directas sobre el mercado exterior, porque sus principios no tienen fronteras y son aplicables a toda la cadena de valor, estén en el país en que estén. En el siguiente post daré las claves para que una empresa crezca y se encuentre sólidamente establecida en el mercado exterior, mediante la creación de alianzas duraderas con sus socios africanos.

La RSC es un sistema de gestión clave para el crecimiento empresarial, que además se está revelando como un instrumento esencial de cooperación al desarrollo. O crecemos todos juntos o… la otra alternativa no es una opción sostenible.

Original en : África Factor Humano

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