Reforma del ejército de Congo R.D.: ahora o nunca

27/10/2009 | Opinión

Uno de los grandes desafíos a aceptar en este impulso de refundación del Estado congoleño es, evidentemente, la reestructuración de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo, FARDC. Viendo la evolución de la situación en todos los frentes de la vida nacional, la reforma del ejército se convierte en una exigencia prioritaria. Como prueba, la Asamblea Nacional ha invitado al Ministro de Defensa a trazar las grandes líneas de esta reforma. Es ahora o nunca el momento de batir el hierro. Más aun, se trata de una cuestión de voluntad política de dotar realmente a la RDC de un ejército nacional, republicano, disuasivo y eficaz.

Después de haber presentado el proyecto de ley de la reforma de las FARDC el jueves 1 de octubre, Charles Mwando Nsimba, Ministro de Defensa y de los Antiguos combatientes, ha sido invitado por los diputados nacionales a dar precisiones lo más amplias posibles sobre esta reforma. Una reforma que, según él, debe desplegarse en una duración de diez años y centrarse en el reclutamiento, la formación, el equipamiento y en una jubilación honorable.

Siendo el asunto de una importancia capital en la medida en que concierne a los atributos de independencia de todo un país, debemos esperar un debate realmente interesante. De hecho, no es la primera vez que ha sido evocada la reforma de las FARDC. Se han intentado diversos métodos que han dado el resultado que todo el mundo conoce. Es decir, resultados que no satisfacen todavía al pueblo congoleño en tanto que es cierto que queda mucho por hacer.

En efecto, las FARDC están persiguiendo dos objetivos al mismo tiempo en esta reestructuración total. Por un lado, preservar la integridad del territorio nacional frente a las múltiples agresiones exteriores; por otro lado, experimentar las diferentes fases de reintegración de las fuerzas armadas congoleñas. En un contexto de un país post-conflicto donde la prioridad política suplanta algunas condiciones previas de la puesta en marcha de un ejército clásico temible y temido, los esfuerzos se diluyen como en un banco de arena. De modo que, ahora mismo, la cuestión es saber si realmente existe una voluntad política de dotar a la República Democrática del Congo de un ejército renovado y disuasivo, pedestal de las instituciones republicanas.

Una aproximación realista, una visión nacional

Una reforma del ejército, ¿bajo qué enfoque? ¿Qué ejército para la República Democrática del Congo? Es ahora o nunca el momento idóneo para responder a estos dos interrogantes y exponer claramente las respuestas en el seno de las instituciones nacionales. La implicación de los principales animadores de estas instituciones y los representantes de la Sociedad civil aportarían elementos nuevos a esta reflexión.

Es necesario partir de la base de que no se puede construir un ejército a partir de grupos armados descendientes de rebeliones. Es una ilusión. La gran reflexión consiste en extraer las estrategias esenciales para respaldarse en una aproximación realista que finalice en un trabajo de calidad.

En efecto, se ha tomado una decisión de selección para imponer un control médico en el ejército. Se ha constatado un recrudecimiento de enfermedades debidas a las infecciones de VIH y a ataques cardiovasculares. Existe ya una limpieza “a la chita callando” para deshacerse de los miembros ineptos.

Pero hay que tener coraje e ir al fondo del problema. Algunos hablaran de una vuelta a la casilla de salida con hombres de calidad, aptos todavía bajo las banderas, lejos de toda elección selectiva bajo el fondo de consideraciones políticas. Siendo el ejército un cuerpo apolítico, hay lugar para evitar el enfeudarse. El reclutamiento debe de ser severo.

De hecho, esta visión es tributaria de una visión nacional de lo que es un ejército. Es decir, el zócalo de las instituciones republicanas. En otros términos, un Estado no puede nunca existir si no dispone de un ejército en condiciones de salvaguardar la soberanía nacional, proteger los bienes y las personas y preservar la integridad territorial que constituyen incontestablemente los atributos de la independencia de toda nación. Por tanto, hace falta ante todo una real voluntad política para llegar hasta el final.

No hace falta decir que la movilización de recursos será cuantificada, la realización de trabajos será ejecutada según un programa bien establecido, la adquisición de equipamientos con buenas prestaciones se obtendrá según un cronograma mientras que el personal cualificado estará en el lugar que le corresponde. También la logística y las condiciones de trabajo y de vida de un soldado retendrán la atención de las autoridades. La disciplina, siendo “la madre del ejército”, se impondrá fácilmente a todos los miembros de este cuerpo.

La mano tendida de los socios

Con un enfoque bien definido y una visión nacional sin ambigüedad, es a partir de ahora posible apreciar la disponibilidad de los socios exteriores para beneficiarnos de sus valoraciones militares. Es un hecho que el ejército en el Congo tiene una historia; desde la época colonial hasta nuestros días, pasando por el reino de Mobutu y las diferentes rebeliones.

Hay que decir que en una determinada época de la existencia de nuestro país, se han intentado varias reformas del ejército. ¿Han llegado a buen término? Si la respuesta es sí, ¿qué han hecho exactamente? En la hipótesis de una respuesta negativa, ¿por qué estos ejércitos se han desintegrado?

El África de los ejércitos tiene también una serie de historias. ¿Qué han aportado los ejércitos africanos en este impulso de edificación de una Nación y la consolidación de un Estado? En este caso, se le ha reprochado a menudo a los ejércitos africanos tener un color regional o tribal. Este aspecto del problema merece una reflexión profunda en el interés superior de la Nación.

Porque en el momento en que los socios exteriores, en alusión a Bélgica, Francia, los Estados Unidos…, por no citar que estos tres claramente han exprimido su disponibilidad, es importante acompañar este impulso para disponer de un ejército homogéneo y no heterogéneo; un ejército al abrigo de influencias tanto internas como externas y que habrá sido puesto en marcha según la voluntad de las autoridades congoleñas que han recibido la orden de refundar el estado congoleño. Este es el precio a pagar para que esta reforma del ejército sea un éxito.

Publicado en Le Potentiel, República Democrática del Congo, el 07 de octubre de 2009.

Traducido por Ana Dols, para Fundación Sur.

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