Se llama Aapravasi Ghat y hasta ahora ha sido el lugar de la memoria ignorada de Mauricio. Se trata de una fila de edificios grises recientemente restaurados, cerca de la zona portuaria de Port Louis, que constituyen uno de los símbolos de lo que en tiempos del Imperio Británico fue denominado ‘el Gran experimento’ por los sociólogos. Se trata de una alternativa a la esclavitud –ya abolida– como fuente de mano de obra.
Sin embargo, el ‘experimento’ fue llevado a cabo sobre la piel de 2,2 millones de personas oriundas de India, China, Madagascar e incluso del África oriental. Eran los llamados ‘coolies’, que como recuerda la embajadora india ante la UNESCO Bhasvati Mukherjee, “atravesaban el océano en condiciones terribles y su suerte no era más envidiable que la de los esclavos”.
Mal pagados, lejos de sus países de origen y sin posibilidades de regresar libremente a ellos, los coolies han dejado trazas de su presencia en 26 antiguos dominios británicos. Por Mauricio, donde los primeros 36 trabajadores desembarcaron en 1834 para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar, pasaron cerca de un millón.
Hoy la isla que se convirtió en un centro fundamental de esta ruta quiere recuperar esta herencia histórica y encuentra una válida aliada en la UNESCO, la agencia de las Naciones unidas para la ciencia, la educación y la cultura. El proyecto es crear un polo de investigación sobre la ‘trata de asalariados’ con un secretaría que tenga su sede justamente en Aapravasi Ghat.
Mookheswur Chonee, ex-ministro de Cultura, es el promotor de la iniciativa, que recuerda que la isla “ha conservado informaciones que con frecuencia han sido destruidas en los otros países interesados” por el fenómeno. Los primeros destinatarios de este proyecto de la memoria serán los mismos mauricianos. El 70% de ellos es oriundo del subcontinente indio, del que provenían muchos coolies, pero tienen poca o ninguna información sobre el origen de sus familias.
MISNA – (Fundación Sur )
