¿Qué hubiera pasado si los mineros chilenos atrapados hubieran sido ugandeses?

10/12/2010 | Opinión

El rescate de 33 mineros chilenos que pasaron 69 días atrapados bajo tierra después de que se derrumbara la mina en la que trabajaban, fue uno de los sucesos más vistos en televisión en casi todo el mundo.

Es, por tanto, una historia que no necesita contarse de nuevo. Ahora, el tema que nos ocupa es: ¿Qué hubiera pasado si un incidente similar en la mina hubiese sucedido en Uganda? ¿Cómo hubiéramos respondido nosotros como sociedad, y por ende, nuestro gobierno?

Hemos sufrido pequeñas emergencias y los más grandes desastres nacionales, que nos han desvelado algunas claves para saber cómo hubiéramos actuado si nos hubiera sucedido un accidente parecido al de la mina en Chile.

1. El primer punto de partida sería la reacción del Gran Ciudadano, el Presidente Yoweri Museveni. Vimos al presidente de Chile, Sebastián Piñera, varias veces en la mina. No obstante, todas las veces que le vimos, permanecía a una distancia prudencial de la misma, y siempre, era de las últimas personas en recibir a los mineros rescatados.

En su discurso, dijo que este rescate histórico era una prueba de la tenacidad y el coraje de los mineros y de la grandeza del pueblo chileno.

En Uganda, el presidente Museveni habría hecho lo que hizo en el desastre del deslizamiento de tierra en Bududa a principios de 2010: se hubiera presentado en la mina con un rifle AK-47 sujeto a su pecho. En segundo lugar, no habría permanecido al margen como Piñera. “Mzee” habría controlado y dirigido las operaciones. O si hubiera permanecido aparte, él hubiera sido el primero en tener el honor de recibir a los mineros rescatados.

En tercer lugar, argumentaría que el rescate reafirmaba el cambio fundamental operado por el gobierno del Movimiento Nacional de Resistencia (NRM, National Resistance Movement). No se mencionaría al pueblo ugandés. En este punto, pienso que es importante destacar que no estamos interesados en juzgar si la actuación chilena es mejor que la que Uganda hubiera tenido (eso lo pueden juzgar los lectores por sí mismos). Nos conformamos sólo con resaltar las diferencias.

2. Aunque siento que hemos comenzado con un apunte demasiado optimista. Pienso que el intento de rescate en una mina ugandesa no se hubiera llevado a cabo con tanta tranquilidad como en Chile (aunque se consiguió un mes antes de lo que algunos líderes mundiales habían previsto). Si la cumbre del 2007 de los Jefes de Gobierno de la Commonwealth (CHOMG, Commonwealth Heads of Government) no se hubiera celebrado, la decisión de comprar el equipo para empezar a perforar se habría retrasado hasta que al menos un minero hubiera muerto. Entonces, se desencadenaría una crisis del tipo Chomg que provocaría la derogación del Reglamento de Contratación Pública.

El Ministro de Minería ugandés, su subsecretario y su equipo de fijadores de política sacarían tajada de la compra de un equipo especializado de minería. Como en el Chogm, sólo habría el dinero justo para comprar un equipo de segunda mano, que llegaría tarde. En este punto, el estado de la catástrofe sería monumental.

3. Mi amigo el pastor Martin Sempa y el parlamentario David Bahati se presentarían en la zona de rescate. Alegarían la homosexualidad de uno de los mineros para no sacarlo a la superficie, puesto que sería designio de Dios que permaneciera bajo tierra. Argumentarían que sólo se debería rescatar a los heterosexuales.

4. Actividades criminales en la zona de rescate distraerían a la policía. Tratándose de Uganda, tanto los propietarios de la mina como los familiares de los mineros atrapados sacrificarían a sus hijos por la noche, a la espera de que dichos rituales favorecieran las operaciones de rescate.

5. No todos los familiares, practicarían estos rituales a favor de los mineros rescatados. Habría también unos cuantos que sabotearían el equipo de rescate durante la noche, y sobornarían a los rescatadores para echar a perder la operación. ¿Por qué? Para poder heredar las propiedades de los mineros y también a sus esposas.

6. Otra de las cosas que habría pasado en Uganda con total descaro, que nosotros no vamos a hacer, es mezclar la política en todo esto. En Uganda, los mineros habrían sido en su mayoría partidarios de la oposición. Los miembros del partido dirigente tienen muchas formas de conseguir dinero fácil, antes que asumir el arriesgado negocio de la minería.

Conozco a dos o tres columnistas a favor del gobierno que en primer lugar, condenarían al propietario de la mina por emplear a partidarios de la oposición, y propondrían que los mineros de la oposición se arrepintieran de su “desviación”. El Foro para el Cambio Democrático (FDC, Forum for Democratic Change) organizaría protestas cerca de la mina, acusando al gobierno de un complot para enterrar a los mineros de la oposición. Se llamaría al “Escuadrón Kiboko” para acallarles.

7. Por último, el amplio despliegue de los medios de comunicación locales e internacionales no habrían cubierto el suceso. En cuanto a los medios locales, sólo los canales a favor del gobierno lo habrían hecho. Los independientes, a veces calificados como de la “oposición” y “monárquicos” se habrían quedado fuera.

8. Además, los medios internacionales no habrían sacado ni una foto. Las nuevas normas de acreditación del gobierno para los sucesos en los que el Presidente está involucrado son así de bizantinas; nos llevaría seis meses aclarar este asunto. Al final, se rescataría a los mineros. No obstante, se rescataría sólo a tres. Los otros 30 habrían muerto. Siguiendo esta línea, ya el rescate de los tres sería todo un milagro.

Por Charles Onyango-Obbo

Publicado en Daily Monitor, Uganda, el 20 de octubre de 2010

Traducido por Ana Jaén Castilla.

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