Miles de marroquíes se manifestaron en las ciudades de todo el país, el día 23 de octubre, pidiendo el boicot de las próximas elecciones parlamentarias, el mes que viene, cuyo resultado será clave para las futuras reformas propuestas por el palacio real.
Las manifestaciones son las últimas de una serie de protestas pacíficas regularmente protagonizadas por el movimiento liderado por los jóvenes, Movimiento 20 de febrero, inspirado por los levantamientos que derrocaron a los líderes de Túnez y Egipto, para demandar una monarquía parlamentaria y el castigo de los funcionarios acusados de corrupción.
En la capital, Rabat, un reportero de Reuters vio docenas de policías antidisturbios con porras que golpeaban y daban patadas a los manifestantes, que se habían reunido enfrente del edificio del parlamento, al final de la marcha de unas 3.000 personas.
Un funcionario local electo en la mayor ciudad de Marruecos, Casablanca, dijo que en la manifestación de esta ciudad habían participado unas 8.000 personas. En otras ciudades más pequeñas como Fes y Tánger, la participación fue de varios miles.
“Esta protesta nacional se celebró bajo el tema común de pedir el boicot a las elecciones parlamentarias del próximo 25 de noviembre”, declaró Omar Radi, un activista del comité local en Rabat del Movimiento 20 de Febrero.
“Es obvio que las elecciones traerán al poder las mismas personas que han estado en él durante años, robando las riquezas del país y tomando como rehén el futuro de la población marroquí”, añadió.
El rey Mohamed VI ha prometido en los últimos discursos que las elecciones serán libres y transparentes. El principal partido de la oposición, el Partido Justicia y Desarrollo, PJD, ha lamentado que las leyes aprobadas recientemente para las elecciones no sean suficientes para evitar la compra de los votos.
Bajo las reformas aprobadas, en el referéndum de julio, el rey Mohamed VI cederá algunos poderes a funcionarios electos, pero retendrá el poder de decisión sobre asuntos estratégicos. El nuevo gobierno elaborará las leyes que consagren la nueva constitución.
Dinero y poder
En marzo, el monarca de 48 años, reaccionó rápidamente a las protestas inspiradas por las revoluciones de Túnez y Egipto, y prometió reducir sus poderes mediante cambios en la constitución. Las elecciones parlamentarias fueron adelantadas desde septiembre de 2012, como estaban previstas, a noviembre de 2011.
Pero los manifestantes de Rabat, que se unieron por primera vez esta semana con cientos de licenciados desempleados, coreaban “Las elecciones son una charada, esta vez no nos engañarás”.
“El dinero y el poder deben separarse”, decía una pancarta en la manifestación, mientras que otras muchas exhibían imágenes del cuerpo de Gadafi, el líder de Libia, derrocado y ejecutado, con un título que decía: “Esto es lo que les pasa a los déspotas”.
La carta elaborada por el rey obtuvo un apoyo casi unánime en el referéndum celebrado el pasado mes de julio, que para los críticos fue demasiado apresurado, como para permitir un debate apropiado.
Las elecciones parlamentarias se llevan celebrando en Marruecos durante casi 50 años, generalmente percibidas como una fachada para los aliados occidentales del reino alauí. El rey y una corte secreta compuesta por la élite nombran al gobierno y establecen las políticas.
Su control del poder es ayudado por los altos índices de analfabetismo, una arraigada deferencia hacia una dinastía que afirma descender del profeta Mohammad, y el control de los medios.
El ministerio de Interior ha utilizado una mezcla de represión y tácticas de divide y vencerás para dominar a la disidencia política. Esto ha llevado a muchos marroquíes a perder interés por la política. La participación en las últimas elecciones parlamentarias fue oficialmente del 37 %.
(News 24, 24-10-11)