A finales de año, varios miles de ruandeses que huyeron de su país antes de 1998 perderán su estatus de refugiados. Miles de ruandeses que huyeron de su país antes de 1998 perderán su estatus, especialmente en Uganda, Zambia o Congo-Brazzaville. Entre ellos las víctimas del genocidio, pero también las personas que huyeron de las masacres en los campos de refugiados en el Congo de 1996 y 1997, de las que se acusa al actual régimen de Ruanda.
Este proceso ha sido apoyado y alentado durante casi una década por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), pero prometen que no abandonarán a estos refugiados y que se planean soluciones como la integración local o el mantenimiento del estado para quienes lo soliciten.
Refugiados preocupados
Lo que ACNUR destaca es el hecho de que 3,5 millones de ruandeses ya han regresado a su país. Un país que para la agencia de la ONU es lo suficientemente estable y en paz como para justificar que esta cláusula de cese. Esta es obviamente la opinión de Kigali que se desentiende de todos los informes realizados por las organizaciones de derechos sobre los reiterados casos de denuncias de detención arbitraria, asesinatos, desapariciones forzadas, incluyendo recientemente la Investigación de Human Rights Watch sobre casos de tortura para repatriados del vecino Congo. Pero en los países de acogida, los refugiados y las sociedades civiles locales están tratando de movilizarse para hacer oír esta preocupación.
Este es particularmente el caso en Congo-Brazzaville, donde la cláusula de cese debería aplicarse a partir del 31 de diciembre de 2017 según lo previsto. Varias organizaciones de la sociedad civil están preocupadas. Uno de ellos, el Adhuc, incluso llevó el caso ante la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos. Su presidente, Loamba Moke, está particularmente preocupado por todos los que llegaron huérfanos en Congo-Brazzaville hace unos veinte años. Con dos preocupaciones principales: la primera relacionada con la calidad de estos refugiados, muchos dicen que tienen miedo o han huido de las masacres del ejército de Ruanda en la República Democrática del Congo, y la segunda en lo que sucederá después. ¿Quién garantizará que aquellos que deseen quedarse obtendrán documentos en los países anfitriones?
El ACNUR promete no abandonar a los refugiados
Para ACNUR, la respuesta es simple: los países de acogida que se han comprometido con la ONU, se han responsabilizado de no bajar la guardia, en especial para obtener el mantenimiento de los refugiados que demuestren que arriesgarían sus vidas al regresar a su país. La desición final corresponderá a los países anfitriones decidir. Pero ACNUR dice que ha firmado acuerdos con aquellos países que deberían proteger los derechos de estos refugiados.
«En los acuerdos, durante todo el proceso o el desarrollo de la estrategia entre ACNUR y estos países anfitriones, siempre ha habido garantías para aquellos que tienen miedo de regresar a Ruanda, temen por sus vidas», dijo Katerina Kitidi, uno de los protavoces de ACNUR. Pero en cualquier caso, la repatriación voluntaria, y enfatizó la palabra voluntaria, no es la única opción para todas estas personas.
Muchos estados han comenzado a hablar o han tomado medidas para permitir la integración local de sus refugiados en su país. Y eso significa que todos los refugiados que viven en estos países de acogida no necesariamente tendrán que irse a casa. ACNUR respalda la repatriación solo cuando se basa en una elección libre e informada y cuando se garantiza que estas personas estarán seguras de estar a salvo en su país o de poder mantener su dignidad. Y en el caso de estos refugiados ruandeses, tratamos de ayudarlos a tomar la mejor decisión. »
Para el exembajador, Jean-Marie Vianney Ndagijimana, un activista de la sociedad civil en el exilio, ACNUR nunca ha protegido a la comunidad de refugiados de Ruanda. Vianney opina que la ONU y el gobierno de Ruanda no deberían tomar este tipo de decisión sin consultar a los refugiados.
La República Democrática del Congo, el país anfitrión más grande con 250.000 refugiados ruandeses, ha decidido posponer este plazo. La Comisión Nacional de Refugiados está esperando un registro biométrico.
Fuente: JournaldeBrazza.com
[Traducción, Muriel Balda Aspiazu]
[Fundación Sur]
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