Por qué los Afrikaners deberían ir a Europa

19/04/2013 | Opinión

Europa es un buen lugar para vivir, sí que lo es. Te bajas del avión, coges el tren que te lleva a tu destino y una vez allí tienes a tu servicio una red de transporte que te lleva dónde quieres. Los europeos reciclan perfectamente y llegan a extremos inauditos para garantizar la seguridad de cada cuál.

Es perfectamente normal que un joven estudiante pueda ir caminando a la 1 de la madrugada sin problemas y no estar preocupado sobre si va a salir en los papeles a cuatro páginas, como protagonista de un secuestro o asesinato. Además, si los estudiantes están hartos de tener bibliotecas/salas de lectura totalmente equipadas o sobrecualificados profesores, siempre pueden pillar un vuelo barato e irse al Sur de Francia o Mónaco a fotografiar estrellas de cine.

El Norte de Bélgica y Holanda son destinos especialmente interesantes/recomendados para los jóvenes estudiantes procedentes de Suráfrica. Allí los afrikaners pueden hablar su idioma con algo de acento es verdad, pero se les entenderá perfectamente.

Si los afroamericanos van a Johanesburgo y Ciudad del Cabo para re-descubrir sus raíces, los jóvenes afrikaners lo que hacen es ir al país de los flamencos y los holandeses a redescubrir su herencia cultural y sus ancestros de 350 años de antigüedad. Además la arquitectura es admirable, con bóvedas de ensueño y sobresalientes balconadas, cercanas a la bahía, con ventanas hechas para hacer fotos. Pero la razón por la que los surafricanos deben ir a Europa es mucho más profunda. No es tan sólo para apreciar la carne, algo que desde luego tras permanecer una semana en el Viejo Continente, apreciarán sin duda.

Aunque quizás nos guste más el clima sudafricano, y sin duda alguna lo echarás de menos tan sólo un día después de estar fuera de casa. Lo más importante es aprender, ver y entender. Después cuando regresamos a casa nos damos cuenta de cuál es nuestro lugar de pertenencia. Tenemos que aprender que no es solo posible sino incluso perfectamente normal tener más de una identidad cultural. Si preguntas a cualquier estudiante de Lovaina que te cuente cosas acerca de sí mismo, te dirá lo más seguro que es belga, aunque profundizando algo más, te diga que es descendiente de flamencos.

Ellos se consideran a sí mismos como ciudadanos europeos con una historia particular De ninguna manera estos jóvenes han olvidado su herencia cultural y están tan orgullosos de la historia de su pueblo, tanto como la de su país. Como afrikaners que somos, demasiado a menudo se nos ha dicho que tenemos que estar orgulloso de ser afrikaaners, en detrimento de todo lo demás. Pero está claro que podemos ser tanto sudafricanos, como afrikaners.

Es también importante venir a Europa y comprobar que no debemos fijarnos sólo en cómo las cosas deberían ser. Cuando los sudafricanos opinan abiertamente sobre la desastrosa infraestructura, el deficiente servicio/atención, y los horarios ridículos, no deberíamos verlo como un privilegiado proxenetismo

Ser puntuales y diligentes, tanto como esperamos de nuestros conciudadanos, no es solo un concepto occidental, aunque sea en Occidente donde se le de tanta importancia, es algo que redunda en beneficio de todos. Los trabajadores puntales llegan a tiempo debido a que la red de metro funciona de manera eficiente, y así se asegura una fuerza de trabajo más eficaz. Es absolutamente necesario competir con las economías desarrolladas y no debemos conformarnos con otra cosa tan solo porque tengamos miedo de ofender a los demás.

Los afrikaners deben venir a Europa a entender la importancia del idioma y cómo éste puede mantener a la gente unida. La gente en los Países Bajos habla holandés, que es una de las tres lenguas oficiales de Bélgica.

Los belgas flamencos están particularmente orgullosos de su idioma, y de la misma manera que los afrikaners, sólo hablan inglés en caso de urgencia. Del mismo modo los belgas. Sin embargo, el Primer Ministro belga raramente habla una palabra de neerlandés. De tendencia homosexual, socialista, francófono descendiente de italianos, aboga por una unión duradera entre Flandes y Valonia.

No obstante, podría haber una razón por la que no cayera bien a la gente, y esta es su destreza hablando idiomas, o más bien la falta de ella.a cuestión idiomática afecta a todos en todas partes. Imagine las posibilidades que tendrán los jóvenes afrikaners en la futura nueva Sudáfrica, si pueden aprender a dominar una o dos lenguas indígenas de África, además del afrikaans Elio Di Rupo, como la mayoría de los europeos, habla varios idiomas. Aprender un nuevo idioma es una gran inversión de tiempo y esfuerzo, con la ventaja de ser capaz no sólo de hablar a la mente de las personas, sino a sus corazones.

Respeto al idioma es también algo importante porque los sudafricanos privilegiados sólo necesitan pasar unas pocas noches en Dresde o Paris para darse cuenta de lo equivocados que estamos acerca de la percepción, consciente o no, de que hablar mal un idioma te convierte en un incompetente. Algunas de las personas más inteligentes, experimentadas y capaces, con una vasta experiencia vivida no pueden expresarse con idéntica fluidez en los 4 o 5 idiomas que conocen. No deberíamos llamarlos estúpidos. Quiénes seríamos entonces nosotros para increpar a los sudafricanos de color que hablan igual de bien sesotho, setswana, isizulu, isixhosa e inglés, y muchas veces los afrikaners hacen juicios de valor sobre si su acento es correcto o no? Más importante es percatarse que los afrikaners vivimos prisioneros, como los animales en Europa.

Siendo honesto, cualquier estudiante sudafricano respetuoso con la ley en Bélgica le dirá que se siente “monitoreado” allí. La comida no es tan buena, ni la gente tan amable como en casa. Europa es esencialmente individualista, y la desgracia/ruina de una persona o una familia no afecta tanto como en nuestro país. Pregúntele a cualquiera por el apellido de sus vecinos y no sabrá decirle ni uno solo. Sudáfrica a pesar de sus desigualdades se basa en el principio básico de que la humanidad está intrínsicamente relacionada con todos aquellos que nos rodean. A menudo incomprendido, este es el principio que nos une. A veces, ese vínculo es incómodo y frustrante, pero es infinitamente mejor que enfrentar la vida en solitario. Sólo es necesario mirar a la cara de un empleado descontento de un supermercado alemán para darse cuenta de lo mucho que significa la sonrisa desdentada de la amable señora del distrito de Paarl. Los Afrikaners deberían venir a Europa para poder i a casa.

Mark John Burke

(Mail and Guardian)

(Traducción de Yolanda Gonzalo Balmisa)

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