Perspectivas de África para 2024

15/01/2024 | Crónicas y reportajes, Editorial

Panorama general

La población de África hoy es de unos 1.300 millones de personas. Se espera que la población se duplique para el año 2050, añadiendo 1.200 millones de personas.

África subsahariana, con una población de unos 1000 millones de habitantes, la mitad de los cuales tendrá menos de 25 años para 2050, es un continente diverso que cuenta con recursos humanos y naturales que podrían ayudar a generar un crecimiento inclusivo y poner fin a la pobreza en la región.

El continente, donde existe la mayor zona de libre comercio del mundo y un mercado de 1200 millones de personas, sigue una trayectoria de desarrollo completamente nueva, aprovechando el potencial de sus recursos y su población. Esta es la opinión del prestigioso economista Jeffry Sachs.

Naturalmente debe superar retos importantes, como son la gobernanza irresponsable y dictatorial de muchos gobiernos, la violencia de grupos terroristas, el saqueo de sus recursos por poderosas empresas locales y extranjeras, el abuso de derechos humanos, y la falta de infraestructuras y de empleo para la joven población.

Crecimiento económico.

El crecimiento económico en África subsahariana bajó del 4,1 % en 2021 al 3,6 % en 2022, y al 3,1 % en 2023. La revisión a la baja de las proyecciones es producto de la lentitud persistente de la economía mundial. Se estima que el crecimiento repuntará al 3,7 % en 2024 y al 3,9 % en 2025, lo que señala que la desaceleración del crecimiento podría tocar fondo este año. Sin embargo, las condiciones de crecimiento siguen siendo insuficientes para reducir la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida en el mediano y largo plazo.

En África subsahariana, la deuda pública se ha triplicado en los últimos diez años. La inflación persistentemente elevada e impulsada por el alza de los precios de los alimentos y la energía, así como el debilitamiento de las monedas y el bajo crecimiento de las inversiones, siguen limitando a las economías africanas.

Los abundantes recursos naturales (petróleo, gas y minerales) ofrecen una enorme oportunidad para las economías de África subsahariana durante la transición hacia una producción de energía con bajas emisiones de carbono. Sacar provecho de los recursos energéticos puede mejorar el acceso a la energía. África enfrenta un desafío importante para alcanzar sus objetivos de acceso universal a la energía de alta calidad. En 2022, 600 millones de personas en África, o el 43 % de la población del continente, carecían de acceso a electricidad. Sin embargo, la abundancia de recursos en África podría ayudar a acelerar un crecimiento integral mediante el desarrollo de diversas fuentes de energía. Esperamos que el nuevo acuerdo de 200 países en la COP28, de Dubay, sea el final de las energías fósiles para el año 2050, y el uso universal de las energías de alta calidad.

Los países africanos pueden aprovechar sus recursos combinando el gas y la energía renovable para satisfacer las necesidades internas. Dar prioridad a las inversiones internas en reservas de gas natural recientemente descubiertas y poco desarrolladas puede movilizar ingresos de exportación e impulsar la producción de energía interna. Además, la integración regional y la implementación de una zona de libre comercio continental tienen un enorme potencial para impulsar la transformación económica en toda África subsahariana.

Una transición justa para África dependerá de aprovechar con éxito los beneficios económicos derivados del petróleo, el gas y los recursos minerales, por ejemplo, a través de una buena gobernanza y la buena gestión de los ingresos procedentes de los recursos, preparándose al mismo tiempo para un futuro con bajos niveles de carbono. La gestión eficaz de la riqueza de recursos naturales puede liberar oportunidades importantes para la creación de empleo de una población joven y mejor preparada. Dada la magnitud de la abundancia de recursos humanos y naturales, esta riqueza puede desempeñar un papel central en la transformación del futuro económico de África.

Las elecciones presidenciales.

Las elecciones de jefes de estado y las legislativas se celebraron en 17 estados africanos en 2023 y seguirán en 2024 con elecciones nacionales en otros 13 estados.

La tendencia a una fuerte inestabilidad política está motivada por las crisis que han llevado a los militares al poder mediante golpes de Estado sobre todo en el Sahel. A esto hay que añadir el malestar social provocado por el aumento brutal del coste de la vida, la subida de los precios energéticos y la mayor inseguridad alimentaria.

La inseguridad está marcada además por las divisiones etnolingüísticas y religiosas, y la presencia yihadista cada vez más fuerte, en Nigeria, Mali, Burkina, Níger, Mauritania, Chad, etc., Se debe notar también la presencia de miles de mercenarios de la empresa rusa Wagner, y de algunos estados como Ruanda, Uganda etc. provocando millones de desplazados, mayoritariamente mujeres y niños. En este contexto de gran inestabilidad en África central, las elecciones en la RDC, el 20 de diciembre 2023, adquieren una importancia singular.

Recordemos que las elecciones de 2024 en Argelia, Egipto, Etiopía, Sudán del Sur, Burkina Faso, Chad, Comoras, Senegal, Somalilandia y Sudáfrica, entre otros países, podrían ser focos de tensión por disturbios perturbadores de la paz civil y riesgos elevados de malestar social, avivados por campañas de desinformación y el descontento público con las instituciones políticas, las élites gobernantes y los deficientes servicios públicos.

Deportes

La creciente relevancia y aportación de África al deporte en general es evidente y reconocida, incluso se podría decir que es hoy sobresaliente.

La Copa de África 2024, que se celebrará en Costa de Marfil del 13 de enero al 11 de febrero del año próximo, ya conoce sus grupos tras un sorteo celebrado en Abiyán, capital marfileña, donde la vigente campeona Senegal no tuvo suerte.

Gobernanza y Democracia en África.

El continente africano necesita gobiernos y líderes orientados al desarrollo que prioricen las necesidades de sus pueblos. Este es el reto más relevante en África y en el Planeta.

Según el Informe de Mo Ibrahim, la gobernanza en África se encuentra estancada y constituye el problema más fundamental para la paz y el desarrollo de África.

La democracia sola no es suficiente, si no existe una buena y responsable gobernanza.

La democracia debería llevarnos a un buen gobierno, pero la realidad es que el 35% de los africanos viven ahora en la pobreza extrema, aunque tengan democracia, porque existe la corrupción, el fraude y el abuso de poder. Aunque haya una cierta democracia política, no existe la democracia económica.

África tiene una enorme variedad étnica, pero esta no parece ser la causa última de la inestabilidad política y del subdesarrollo económico. Los conflictos étnicos no se convierten en conflictos armados cuando existe el Estado. Es la crisis de este la que conduce a que grupos compitiendo por el poder utilicen banderas étnicas para ampliar su base de apoyo.

El respeto de la dignidad humana y el compromiso por el bien común, constituyen o deberían constituir los dos pilares fundamentales para conseguir un desarrollo sostenible, ecológico y humano en África y para todos los pueblos.

Para llegar a semejante gobernanza ética y gestión responsable de los recursos, necesitamos una nueva calidad de educación y de relaciones, basada en la dignidad humana, la convivencia solidaria y un desarrollo tecnológico y ecológico para todos.

CIDAF-UCM

Autor

  • Bustince Sola, Lázaro

    Nacido en Izco (Navarra), en 1942, estudió filosofía en Pamplona (1961-1964). Hizo el noviciado en Gap – Grenoble (1964-1965), con los Misioneros de África (Padres Blancos). Estudió Teología en el instituto M.I.L. de Londres, (1965-1969), siendo ordenado sacerdote en Logroño, en los Padres Blancos en 1969.

    Comenzó su actividad misionera en África en 1969, siendo enviado a la diócesis de Hoima en Uganda, donde estuvo trabajando en la educación, desarrollo y formación de líderes durante nueve años. Luego vivió un periodo de trece años en diversas ciudades europeas, trabajando en la educación y capacitación de los jóvenes (Barcelona 1979-1983)) , en Irlanda como responsable de la formación de los candidatos polacos (1983-1985), y en Polonia donde fue Rector del Primer Ciclo de Filosofía Polaco (1985-1991), y se doctoró en Teología espiritual en Lublin, donde fue nombrado profesor de la misma Universidad Católica de Lublin (KUL), de dicha ciudad, en 1991.

    Regresó a Uganda en 1992, y fue elegido Provincial de los padres Blancos de Uganda hasta 1999. Durante este periodo, fue también presidente de la Asociación de Religiosas-os en Uganda (ARU), y pionero en la construcción del Centro Nacional de Formación Continua (USFC). Además inició la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) en 1994, trabajando en la formación de líderes en JPIC.

    En 2000 y 2004 cursó estudios sobre educación en Justicia, Paz, y Transformación de Conflictos, en Dublín. Desde su regreso a Uganda, fue pionero en la capacitación de agentes sociales en JPIC, y en el establecimiento del primer Consorcio de Educación Ética (JPIIJPC), lanzado por seis Congregaciones Misioneras, en 2006. Desde el inicio, y hasta junio 2011, ostentó el cargo de primer Director del Instituto. Al mismo tiempo fue profesor invitado de Ética en la Universidad de los Mártires de Uganda (UMU).

    En septiembre de 2011 fue nombrado director general de África Fundación Sur (AFS), organismo que dejó de existir en 2021. En la actualidad sigue trabajando por África al 100 % siendo, entre otras ocupaciones, editorialista en el CIDAF-UCM.

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