«Honramos la capacidad humana de administrar nuestras vidas colectivas con paz e incluso, a veces, con dignidad»
Barbour & Wright.
El proceso político de Sudán y Sudán del Sur ha sido determinado, en gran parte, por situaciones cambiantes de guerra y paz, que pueden atribuirse a la historia de la entrada de árabes en Sudán como se legitima por el tratado Baqt (652-1323 dC). Ese tratado estipulaba la suave invasión patriarcal, libre circulación y residencia segura de los árabes bajo la apariencia de comercio utilizando el Valle del Nilo, la Ruta Cuarenta del Desierto del Sahara, las Rutas Marítimas Mediterraneas Transatlánticas y las rutas del Mar Rojo y el Océano Índico con conexión con la Seda Asiática y Belt Roads. Esto obligó a los indígenas nativos de África a detener las redadas contra los árabes que entraban (Jellaba) a cambio de garantizarles la paz de Dios y las bendiciones del profeta Mahoma. Los habitantes locales tuvieron que construir mezquitas, pagar un tributo anual de 300 esclavos y deportar a los fugitivos o elementos de la oposición de la dinastía árabe Umayyad en Egipto.
Mientras que la Tierra de Cush estaba lidiando con los efectos del injusto Baqt, el Tratado de Westfalia (1648 DC) marcaba una coyuntura crítica de secularismo político como santificado por igualdad de libertad de las naciones soberanas poderosas con ‘picoteo’ para las menos poderosas. Dentro de las tendencias del Estado-nación, Thomas Hobbes respaldó la idea de la autoridad patriarcal en Leviathan (1651) donde defendió la necesidad de soberanía absoluta para imponer seguridad y paz, prevenir la «guerra de todos contra todos» y evitar someter a los ciudadanos a una vida «solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta». También Sir Robert Filmer promovió ideas similares en el Patriarcado (1653) donde defendió el «derecho divino» de los reyes en el ejercicio de la autoridad. Pero James Tyrrell escribió Patriarcha No-Monarcha (1681), John Locke escribió Dos tratados de gobierno (1689) y Algernon Sidney escribió Discursos sobre el gobierno (1698) para refutar la teoría del «derecho divino». Su argumento se centraba en teorias del «derecho natural» y el » contrato social » para justificar la legitimidad de cualquier gobierno».
I – Rastreando las tendencias patriarcales en los orígenes del estado sudanes
Comparativamente, Sudán ha sido un país patriarcal desde que fue fundado por el albanés Muhammad Ali Pasha en 1821 con el objetivo de extraer recursos valiosos (por ejemplo, oro, marfil, ébano, plumas de avestruz y esclavos negros fuertes) y expandir su aventura política internacionalmente. El sur de Sudán quedó liberado cuando el oficial de la marina turca, el capitán Salim Pasha, cruzó la peligrosa zona de mosquitos de la región Sur en 1841 para establecer puestos de caza de recursos a lo largo del Nilo— Tawfiqia, Gondokoro, Rejaf, Nimule. El sucesor de Muhammad Ali, Jedive Ismail Ibrahim Pasha (1830 – 1895), trató de reparar las agrias relaciones de su gobierno patriarcal en Sudán, especialmente con las «tribus vírgenes» en el sur de Sudán y Nuba Mountains que habían sido buscadas intensamente para el comercio de esclavos desde la era Baqt. Comisionó algunos aventureros europeos como gobernadores militares para ayudarle a implementar la Convención Anglo-Egipcia del Comercio de Esclavos (1877) y la Ley del Congo (1885)— la libertad de navegación y comercio, la notificación por adelantado cuando se apropiaban territorios confusos para la colonia y la supresión de la trata de esclavos.
Aunque los levantamientos de Mahdiyya (1881 – 1898) aplastaron el Orden Turco-Egipcio bajo el gobernador Charles Gordon Pasha en Khartoum (1885), el Gobierno del Khalifa Abdullah al-Taishi se mancillo con despotismo al convertirse en un régimen de comercio de esclavos con islamización forzada en el Alto Nilo, Bahr el Ghazal y Lado Enclave. Los Reinos Shilluk y Azande no tuvieron más remedio que resistir ferozmente al desviado Mahdiyya Darvishes en su gobierno sin ética. La misión francesa Congo-Nilo bajo el mando del capitán Jean-Baptiste Marchand vio que era posible avanzar hacia la cuenca del Nilo desde África del Oeste en 1896, derrotando a Mahdiyya y declarando el reino Shilluk como uno de los protectorados franceses en África, pero con autonomía para buscar sus intereses en colaboración.
Los británicos tuvieron que enviar al general Herbert Kitchener a Sudán en 1898 con una bien armada expedición para conquistarlo de Mahdiyya, expulsar a los colonialistas franceses («Síndrome de Fashoda») y establecer el Gobierno de Condominio Anglo-Egicio (1899). Aunque el cónsul general británico en Egipto, Lord Cromer, consideraba el sur de Sudán como una vasta extensión de tierra sin valor cuyas tribus eran difíciles y costosas para gobernar con provecho, los posteriores gobernadores generales británicos en Jartum aplicaron múltiples estrategias: patrullas militares punitivas , regalos a los jefes más importantes para sobornarlos, rivalidades para dividir y gobernar, ordenanzas de distrito, ordenanzas de pasaportes y permisos, órdenes de permisos de comercio, lenguas vernáculas y unidades locales tribales con estructuras consuetudinarias con misioneros de iglesia extranjeros autorizados a proporcionar servicios de catequesis y limitada alfabetizacion
La Primera Guerra Mundial (1914 – 1918) y políticas de la Liga de las Naciones; la invasión de Eritrea por Italia en 1935 y la invasión en el este de Sudán; el acercamiento del Tratado anglo-egipcio (1936); la presión del Congreso General de Graduados del Norte para involucrarse en el gobierno exigiendo al abolición de las restrictivas politicas británicas sobre el sur de Sudán; la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945) y las políticas de las Naciones Unidas; la formación del Consejo Asesor del Norte de Sudán en 1942 para acercar a las élites sudanesas a los corredores del Condominium Rule; la promulgación de las ordenanzas de los consejos locales en 1943 con ‘salvaguardas’ por parte de los británicos por la singularidad del sur Sudán ; y la Declaración Unilateral del Penúltimo Rey Faruk de Egipto para ser reconocido como el Monarca tanto de Egipto como de Sudán, todos estos acontecimientos políticos cambiaron el paradigma y llevaron a las autoridades británicas a reconsiderar su abandono colonial del sur de Sudán. Decidieron empoderar a la población local para mantenerse unida como única entidad Negra africana en caso de que se unieran al norte de Sudán y Medio Oriente, fuera anexada a África Oriental o se mantuviera autónoma y nación independiente.
James Okuk
Fuente: Sudan Tribune
[Fundación Sur]
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