La última década (2012-2021) de progreso en materia de gobernanza está en riesgo, ya que la gobernanza general en África se ha estancado desde 2019. Las mejoras en el desarrollo humano y las bases económicas se ven socavadas por una situación de seguridad cada vez más peligrosa y un retroceso democrático generalizado, mientras el continente lucha por gestionar los impactos combinados de desafíos globales no nacidos en África, como la pandemia de la COVID-19 y la crisis climática.
Mientras hablamos, todos estos desafíos preexistentes se están viendo agravados por los efectos de la guerra en curso entre Rusia y Ucrania, que comenzó el 24 de febrero de 2022 y por la guerra en Palestina. Dado que 2023 es el punto intermedio para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el primer hito de 10 años de la Agenda 2063, se necesitan medidas urgentes para abordar el retroceso democrático y la creciente inseguridad para evitar revertir varios años de progreso en materia de gobernanza.
Tanto los Fundamentos para las Oportunidades Económicas como el Desarrollo Humano han mejorado desde 2012. Sin embargo, para la mayoría de los países africanos persisten enormes desafíos en áreas como el empleo, así como en la infraestructura de transporte y energía.
Durante los últimos tres años (2019-2021), la COVID-19 ha exacerbado las tendencias preexistentes. El impacto de la pandemia no ha hecho más que acelerar el deterioro tanto de la seguridad y el Estado de derecho como de la participación, los derechos y la inclusión, además de dejar al descubierto las debilidades de los sistemas de salud y educación de África.
«A menos que abordemos rápidamente esta tendencia, los años de progreso que hemos presenciado podrían perderse y África no alcanzará a su debido tiempo los Objetivos de Desarrollo Sostenible o la Agenda 2063. Los gobiernos deben abordar de una vez la falta de perspectivas para nuestra creciente juventud, el empeoramiento de la inseguridad alimentaria, la ausencia de acceso a la electricidad para casi la mitad de la población de África, el aumento de la deuda pública y el creciente malestar interno«, señaló en un comunicado el magnate de las telecomunicaciones sudanés Mo Ibrahim.
Para Ibrahim, esas acciones son apremiantes en África, un continente «expuesto» de una manera grave a «la crisis climática, la crisis del coronavirus y los impactos indirectos de la guerra entre Rusia y Ucrania«, y ahora en Palestina. «Han vuelto los golpes de Estado y se han propagado los retrocesos democráticos. Estos son tiempos difíciles«, agregó Mo Ilbrahim.
Según la fundación del magnate, el estancamiento de la buena gobernanza en África se debió a un aumento de los conflictos armados y la violencia contra los civiles, y los retrocesos democráticos «en cada vez más partes del continente«.
Sin embargo, la organización celebra que el «desarrollo humano» ha mejorado «año tras año a lo largo de la última década«, con más del 90 % de la población de África viviendo en países donde se han conseguido avances desde 2012.
Los países que mejoraron más sus gobiernos durante los últimos diez años son: Mauricio, Seychelles, Túnez, Cabo Verde, Botsuana, Sudáfrica, Ghana, Namibia, Senegal y Marruecos. Actualmente, cerca del 60 % de la población africana vive con una gobernanza más democrática.
Por el contrario, las naciones africanas que empeoraron más en el mismo período son: Libia, la República del Congo, Chad, Sudán, la República Democrática del Congo, la República Centroafricana, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Somalia y Sudán del Sur.
Esta organización, que trata de promover el buen gobierno y el desarrollo de África, define la gobernanza como la provisión de bienes y servicios públicos políticos, educativos, sociales, económicos y medioambientales que todo ciudadano tiene derecho a esperar de su Gobierno.
La esperanza siempre radica en la sociedad civil, especialmente en la juventud africana cada día más educada y cualificada, así como en las mujeres africanas que van tomando protagonismo en todos los ámbitos de gobernanza, gestión de recursos y prestación eficaz de servicios, particularmente en los campos de educación y salud, y para garantizar una gobernanza o gestión de poder y de recursos más profesional, responsable y centrada en la dignidad humana y en el bien común. No necesitamos gobernantes que se apropien y abusen del poder y de los recursos del país, sino gobernantes necesarios para gestionar eficazmente los bienes de todos.
Tomemos el poder y el protagonismo que siempre pertenecen al pueblo. Exijamos pues a los responsables que hemos elegido una gestión profesional y justa de todos los bienes y servicios necesarios para promover juntos un desarrollo sostenible y una pacífica convivencia para toda la sociedad.
CIDAF-UCM