Los ciudadanos libios ocuparon cientos de casas a finales de la semana pasada, casas que todavía están en construcción y saquearon las oficinas de los contratistas extranjeros que las están construyendo, según ha informado el periódico on line, Oea.
Libia ha estado luchando para atender a la creciente demanda de vivienda, por parte de los ciudadanos más jóvenes que están abrazando nuevas formas de vida, más modernas, y muchos de ellos, no todos, ya no quieren vivir con sus padres.
Oea dice que los proyectos de viviendas en construcción en varias ciudades han sufrido una “oleada de ocupaciones”, entre la noche del jueves, día 13 de enero, y la mañana del viernes, 14. Algunas fueron saqueadas y en algunos casos, los ocupantes han vendido ya la casa a precios de regalo.
El periódico dice que las fuerzas de seguridad han arrestado a “grupos criminales” que han robado en las oficinas de las compañías extranjeras que estaban ejecutando los proyectos.
Esta información se produce justo a la vez que el no tan próspero vecino Túnez se enfrenta a las secuelas de la expulsión de su veterano presidente Zine al Abidine Ben Ali, que huyó del país el día 14, después de tres semanas de violentos disturbios, que explotaron por el descontento social.
El derrocamiento de Ben Ali ha resonado en todo el mundo árabe, aumentando la preocupación por la estabilidad en otros países de la región, que comparten la misma mezcla de problemas sociales, políticos y económicos que Túnez.
El líder libio, Muammar Gadafi declaró el día 15 de enero que Túnez estaba sufriendo un baño de sangre y caos porque su pueblo tenía demasiada prisa por deshacerse de Ben Ali, al que alabó por desarrollar Túnez.
Una autoridad del gobierno de Libia, a cargo de los Asuntos Religiosos pidió a los predicadores de las mezquitas de Libia que advirtieran a sus feligreses contra este tipo de disturbios vistos en los proyectos de viviendas. “Los disturbios causados por estos ciudadanos no tienen nada que ver con el Islam y los valores islámicos. El próximo sermón pedirá a todos los ciudadanos que se mantengan fieles a las enseñanzas del Islam que piden tolerancia, orden y no atacar a otros musulmanes”, declaró Ibrahim Adeslam, según cita textual de Oea.
El mismo periódico añade que el 80 % de las casas han sido evacuadas sin la intervención de la policía. Un testigo señala que “unos gamberros ocuparon los apartamentos por la fuerza y los vendieron a compradores acaudalados que iban en coches caros”.
El gobierno paga a los empleados del sector público una asignación para la vivienda y las autoridades han prometido construir 250.000 casas nuevas para finales de 2014. Pero algunos proyectos parecen enfrentarse a retrasos. Un usuario de internet afirma que lleva esperando a que le den su casa desde 2004.
(IOL, 18-01-11)
