Es el esfuerzo de más alto nivel hasta ahora para intentar negociar una tregua, después de dos años de enfrentamientos que han causado lo que buenos conocedores de Tigray califican como “genocidio”.
Las conversaciones de paz que la Unión Africana ha convocado para encontrar una solución pacífica y sostenible al devastador conflicto en la región de Tigray, comenzaron el 25 de octubre y finalizarán el 30 de octubre. “Sudáfrica está lista para servir como anfitrión y brindar asistencia a las conversaciones de paz”, dijo Vincent Magwenya, portavoz del presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa.
El expresidente nigeriano y enviado de la UA, Olusegun Obasanjo, y el expresidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, están facilitando las conversaciones con el apoyo del enviado especial de Estados Unidos, Mike Hammer.
En los últimos días, las fuerzas etíopes y aliadas de Eritrea han logrado avances en las zonas urbanas de la región de Tigray.
El gobierno de Etiopía dice estar listo para las conversaciones, pero en realidad continúa las operaciones militares en Tigray. Por tanto, no nos extraña que los altos representantes del gobierno de la región de Tigray no estén presentes en las negociaciones.
La Unión Africana (UA) ha pedido el fin «inmediato» de las hostilidades, pero esta llamada parece ser una débil voz en el desierto. Además de la UA, la ONU, EE. UU. y la Unión Europea (UE) han expresado su preocupación por la reciente escalada de los combates en Tigray, que algunos de ellos alimentan y sostienen por sus propios intereses.
El presidente de la Comisión de la UA, Moussa Faki Mahamat, pidió el domingo «un alto el fuego inmediato e incondicional«, y dijo que estaba «gravemente preocupado por los informes de la intensificación de los combates» en Tigray.
Pero según la BBC, Tigray se encuentra actualmente atrapado entre una ofensiva conjunta de los ejércitos etíope y eritreo en el norte y las tropas etíopes asistidas por fuerzas de las regiones vecinas de Amhara y Afar en el sur.
Al denunciar los «ataques indiscriminados» de las tropas etíopes y eritreas en Shire, Tigray, la directora de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Samantha Power, subrayó «el asombroso coste humano de este conflicto«.
El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ha dicho que la guerra en la región norteña de Tigray «terminará y prevalecerá la paz«, pero pocos creen que la paz se consigue con más violencia. Realizó tales declaraciones el pasado jueves, cuando inauguró un centro de desarrollo de talentos en el estado regional de Oromia. Se atrevió incluso a pedir a los etíopes trabajar juntos por la prosperidad del país y no dividirse en líneas étnicas y religiosas.
Los líderes etíopes conocen mejor que nadie el camino de la paz y de la integración de todos los pueblos del país, para trabajar juntos por el desarrollo integral de esta nación africana, con un potencial increíble en todos los niveles: humano, cultural, religioso y de recursos naturales.
Lo que falta es la voluntad y el compromiso responsable de los líderes, regionales y mundiales, para poner el bien común de Etiopía en el centro, por encima del control injusto del poder y de los recursos nacionales.
Lázaro Bustince Sola
[CIDAF-UCM]