El profesor Ado ha hecho hincapié en que la seguridad alimentaria es una cuestión de ingresos, ya sea para comprar alimentos o para producirlos. Para evitar la inseguridad alimentaria en Nigeria, aseguró, se requieren fondos para permitir la producción y compra de alimentos para los consumidores urbanos: «Definitivamente, el gobierno necesita apoyar a los agricultores con recursos de calidad, incluyendo semillas, fertilizantes, productos químicos, etc. Esto permitirá a los agricultores producir más cultivos que eviten el hambre no sólo para Nigeria, sino también en los países vecinos. Nigeria es el mayor productor y consumidor de cultivos, incluidos el guisante y la yuca, y produce más de la mitad del maíz total de África occidental y central. Por lo tanto, en términos de producción de alimentos, Nigeria necesita planificar no sólo para sus ciudadanos, sino también para los ciudadanos de los países circundantes en el oeste y el centro de África”.

Ado aseguró que ningún país podría ser verdaderamente independiente mientras dependa de las importaciones de alimentos y «que la primera independencia tiene que ser para la alimentación. Por lo tanto, la autosuficiencia en la producción de alimentos, la adición de valor de lo que se produce y el almacenamiento son necesarios». Recomendó el cultivo intensivo y la ganadería, ya que la población está aumentando a un ritmo alarmante: «El riego es otra área que debe desarrollarse para obtener suficiente comida y empleo. Si se desarrollan instalaciones de riego, la afluencia de personas que llegan a las ciudades al final de la temporada de lluvias se reducirá considerablemente».

El vicerrector de la Universidad Federal de Agricultura Abeokuta (FUNAAB), Felix Kolawole Salako, confirmó que el sistema agrícola debe organizarse de una mejor manera para que sea rentable. Esto estimularía la inversión y la financiación y, a largo plazo, la seguridad alimentaria: «Actualmente asistimos a una situación en la que los extranjeros están demostrando que se puede practicar una agricultura rentable en Nigeria».

Del mismo modo, el presidente de la Fundación de las Granjas y las Infraestructuras y presidente de Voces para la Seguridad Alimentaria, G. B. Ayoola, expresó su opinión tras conocer la noticia: «¡Me temo que el hambre se cierne! Tengo la sensación de que actualmente estamos vaciando la tienda de alimentos, los silos de grano, los graneros de ñame, etc.» Ayoola sugirió que ahora es el momento de declarar el estado de emergencia en el sector alimentario: “En ese caso, se convertiría en un punto a analizar para el Asesor de Seguridad Nacional y no sólo para el de ministro de Agricultura. Ambos deben unir fuerzas para movilizar recursos tal y como se hace en tiempos de guerra».

Fatai Afolabi, ex Secretario Ejecutivo del Foro de Propietarios de Plantaciones de Nigeria (POFON), también expresó su preocupación por la deficiente producción de alimentos en el país y declaró que Nigeria debería ser proactiva en sus respuestas para evitar los desafíos que se avecinan en la seguridad alimentaria: «Ya se ha retenido a una gran población de agricultores y agronegocios sus productos a raíz del cierre por la COVID-19. En el de los perecederos, se han producido enormes pérdidas, y los flujos de efectivo de la mayoría de las agroindustrias se han visto afectados negativamente, si no completamente paralizados». Afolabi recomendó que el gobierno considerara aprobar un paquete nacional de estímulo de suministro de alimentos para agricultores y agronegocios. De esta forma, podrían recuperarse y volver a sus actividades productivas de la cadena de suministro de alimentos.

Fuente: The Guardian Nigeria

[Traducción y edición, Patricia Fernández Blanco]

[Fundación Sur]

Artículos relacionados:

– Boko Haram deja tres nuevas víctimas en Nigeria