Tabaski es el nombre que recibe en Senegal y otros países del África Occidental la fiesta del Aïd-El-Kebir, una de las más importantes del Islam. En realidad, el día de la fiesta Dakar era una ciudad en calma porque muchos de sus habitantes la pasaron en sus pueblos y regiones de origen, pero el ambiente previo que se vivía desde los días anteriores es lo que daba la auténtica dimensión de la fiesta. Esta sirve para conmemorar que, en el momento en el que Abraham iba a sacrificar a su hijo como prueba de su fe, Dios lo cambió por un cordero, que fue finalmente el sacrificado. Por esto se dice que es fiesta de celebración de la fe, un reconocimiento de que todo está en manos de Dios.
El principal acto de la fiesta es justamente el sacrificio de un cordero, por lo que se la conoce, también, como la fiesta del cordero. Los sacrificios que vimos se celebraron a media mañana, tras la oración, el sermón del Imán y de que éste sacrificara su cordero. Algunas familias lo hacían dentro de sus casas si tenían un patio interior, pero algunas lo hacían delante de sus casas si tenían un espacio para hacerlo, o en la calle u otros lugares públicos. Delante de nuestro piso hay una plaza triangular, de tierra, y desde primeras horas de la mañana alguien había hecho dos o tres agujeros profundos. Más tarde, cerca de las once, llegaron distintos grupos de personas y sacrificaron al menos media docena de corderos. Cada uno lo cogían entre cinco o seis personas y, tras decir Bismilahi Allahou Akbar (más o menos: “hago esto en nombre de Alá”) un verdugo experto o el padre de la familia cortaba el cuello al animal. Este moría al cabo de un rato cuando mucha de su sangre ya había caído en el agujero. Poco tiempo después, paseando, vimos como los carniceros o los hombres jóvenes de las familias troceaban los corderos, algunos de los cuales colgaban de árboles y ganchos por la cabeza o las patas. Esta carne se consumía a lo largo del día, se guardaba o se daba a familiares, amigos, conocidos o las gentes más pobres, ya que no todas las familias pueden permitirse comprar un cordero.
Y es que la Tabaski no es sólo una fiesta religiosa sino un acontecimiento social de grandes dimensiones. La presión social y familiar para tener un cordero ese día es grande y poder hacerlo es un signo ce cierto estatus. Por eso mucha gente se endeuda o llega muy justo a final de mes. El gasto principal, evidentemente, es el cordero. Algunas familias lo compran meses antes y acaban de criarlo en sus casas. Otros lo compran unos días antes de la fiesta o justo el día anterior. En cualquier caso, desde hacía semanas los pastores ocupaban solares y los espacios entre los carriles de las grandes vías de entrada a la ciudad con sus rebaños de corderos. Los precios oscilaban entre los 30.000 francos CFA (45 euros) y el millón y medio (más de 2200 euros) para los corderos de mayor calidad, aunque este último precio sólo podía permitírselo una minoría de la población y buena parte de los compradores no pagaba más de 100.000 francos o incluso menos. Si tenemos en cuenta que el sueldo mínimo, que una parte de la población no alcanaza, es de unos 60.000 francos (90 euros) es fácil hacerse la idea del esfuerzo que supone la Tabaski para mucha gente.
Además, la fiesta tiene también un carácter político que se nota en las declaraciones y hechos de los políticos y principales autoridades musulmanas, sobre todo si, como es el caso, hay elecciones generales próximamente. Entre otras cosas, se indultaron 420 presos, se declaró por sorpresa día festivo el 8 de noviembre y los imanes pidieron que las elecciones tengan lugar correctamente y en paz, cosa que también se pidió en las misas del día de Navidad. No fue ésta la única coincidencia entre las fiestas. Los vendedores ambulantes que por Navidad ofrecían árboles y bolas unos meses antes vendían cuchillos y parrillas para la Tabaski.