Un informe condenatorio de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ACNUDH) acusa al ejército maliense y a combatientes «extranjeros» de ejecutar al menos a 500 personas, en marzo de 2022, durante una operación antiyihadista en el centro del país.
La Oficina del Alto Comisionado «tiene motivos razonables para creer» que al menos 500 personas, incluidas unas 20 mujeres y siete niños, fueron «ejecutadas por las Fuerzas Armadas de Malí y personal militar extranjero (…) después de que el área (hubiera) sido totalmente sometida» entre el 27 y el 31 de marzo de 2022 en Moura. El informe fue compilado a partir de una investigación realizada por la división de derechos humanos de la misión de mantenimiento de la paz desplegada desde 2013 en Malí (MINUSMA).
La OACNUDH también tiene “motivos razonables para creer que 58 mujeres y niñas fueron víctimas de violación y otras formas de violencia sexual”, así como denuncia actos de tortura sobre las detenidas. Estos actos podrían constituir crímenes de guerra y, «dependiendo de las circunstancias«, crímenes de lesa humanidad, informó Volker Türk, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en un comunicado.
El documento no identifica explícitamente a los «extranjeros», pero recuerda las declaraciones oficiales malienses sobre la asistencia de «instructores» rusos en la lucha contra los yihadistas y las palabras atribuidas al jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, sobre la presencia en Malí de la empresa de seguridad privada rusa Wagner. La ONU expone los testimonios recopilados por sus investigadores que describen a estos extranjeros como hombres blancos en uniforme que se comunican en otro idioma.
Como se documenta en el informe, los hechos de Moura, que han sido objeto de versiones contradictorias durante el año pasado, se encuentran entre los peores crímenes de este tipo cometidos en un país familiarizado con las atrocidades de los yihadistas y otros grupos armados desde 2012. El informe es el documento más condenatorio producido contra las fuerzas malienses, que han sido acusadas de múltiples actos en el pasado.
Es la espiral de la violencia que tiende a la venganza y por tanto al aumento de la violencia y la destrucción de vidas humanas, de la convivencia social y de toda la economía y servicios necesarios para cuidar las vidas en peligro. Por desgracia, esta espiral de violencia la encontramos en gran parte de los ejércitos, grupos paramilitares y terroristas en cada uno de los continentes del planeta.
Nuestros gobiernos delatan miopía cuando piensan y actúan como si la violencia se pudiera superar por la fuerza y con más violencia, como lo constatamos en Ucrania. ¿Continuaremos por este camino de la mutua destrucción o alcanzaremos una nueva sabiduría y con ella podremos elegir líderes más íntegros y responsables?
CIDAF-UCM