Es oficial, Egipto tiene su primer presidente civil elegido democráticamente.
Después de 80 años, desde su nacimiento, 30 de los cuales los ha pasado como grupo proscrito bajo el régimen del ex presidente Hosny Mubarak, los Hermanos Musulmanes han entrado a ocupar el más alta cargo del país.
Esto fue después de que el candidato Mohammed Mursi venciera a su rival en una segunda vuelta electoral, cuyos resultados fueron anunciados el día 25 de junio.
Pero ¿quién es Mohammed Mursi?
Ridiculizado por los medios de comunicación y expertos por igual, que hablaron de él como “la dama de honor” y “el sustituto” de los Hermanos Musulmanes, tras la descalificación del candidato de primera opción, Khairat El-Shater, Mursi ha demostrado ser algo más que una simple reserva. Su historia, de algún modo, es la de un clásico hombre normal, que siempre ha hecho bien, o como varios titulares han dicho: De la prisión al palacio.
Mursi tiene un doctorado en ciencia espacial, de la universidad de Carolina del Sur, donde también fue profesor adjunto durante tres años, volvió a Egipto en 1985 y se dedicó a la enseñanza en la universidad de Zagazig, donde dirigía el departamento de ingeniería hasta 2010.
Creció atraído hacia la ideología de los Hermanos Musulmanes, durante los años 70, convirtiéndose en un miembro oficialmente en 1979 y ascendió dentro de sus filas con constancia.
Un miembro de los Hermanos Musulmanes durante más de 30 años, entró a formar parte del departamento religioso por primera vez en 1979, se cambió al recién formado departamento político en 1992 y llegó al despacho de Orientación, el órgano más alto de toma de decisiones del grupo, en 1995.
Al contrario que muchos de sus compañeros miembros de alto rango del grupo, el pasado de Mursi no está salpicado de prisión y arrestos, aunque cumplió siete meses de cárcel, tras ser arrestado en 2006, “junto con docenas de otros hermanos musulmanes, por apoyar el grupo de jueces reformistas que habían protagonizado una manifestación contra el fraude que acompañó las elecciones de 2005”.
El cargo más alto
Fue durante el desempeño de su función como parlamentario cuando creció su reputación dentro de los Hermanos Musulmanes, mientras que cuando estaba bajo las alas de Shater, muchos le consideraban el cerebro y gurú financiero tras el grupo. Mursi es, en otras palabras, el protegido de Shater, y si el señor no pudo presentarse a la presidencia, bueno, pues al final lo hizo Mursi.
Según un informe, “su ascenso ha estado relacionado con sus vínculos con Shater. Para muchos de dentro del grupo, la naturaleza complaciente de Mursi y su incuestionable compromiso con la disciplina y el orden interno de los Hermanos le ha valido el apoyo de Shater”.
“Shater, que siempre prefirió quedarse en segundo plano, empoderó a Mursi y le empujó a la primera línea de la organización. Con la bendición de Shater, Mursi finalmente se hizo con las carteras más cruciales del grupo, incluida la de política y medios. En abril de 2011, el consejo Shura, el órgano más alto de toma de decisiones del grupo, eligió a Mursi como presidente del Partido Libertad y Justicia, su recién estrenado partido político.”
Dentro de los Hermanos Musulmanes, Mursi es visto como uno de sus miembros más conservadores y de hecho se ha identificado como tal en anteriores entrevistas y declaraciones atribuidas a él.
Mientras que el eslogan asociado a su campaña, “El Islam es la solución” provocó consternación entre las comunidades cristiana y la secular de Egipto, el se esforzó, durante varias entrevistas, en insistir en que no existe la llamada democracia islámica. Es sólo democracia. El pueblo es la fuente de autoridad”.
Con respecto al papel y los derechos de la mujer, el ha prometido que “los derechos de las mujeres son iguales que los de los hombres”.
Sin embargo, su naturaleza conservadora ha sido fuente de fricción entre la vieja guardia de los Hermanos Musulmanes y los más jóvenes, las voces más progresistas del grupo.
Un diario independiente egipcio informó: “Cuando el grupo dio a conocer su plataforma política en 2007, algunos hermanos jóvenes lamentaron en la blogosfera tres clausulas controvertidas, que negaban a las mujeres y a los coptos el derecho a presentarse a la presidencia, y estipulaban que las leyes deben ser examinadas por una junta de eruditos religiosos”.
Las tres clausulas fueron desechadas después, debido a la presión de los jóvenes.
Victoria de la juventud
La victoria de la juventud envalentonó a muchos hermanos jóvenes y los llevó a impugnar las órdenes de los líderes en varias ocasiones, durante el levantamiento de 18 días, que culminó con el derrocamiento de Mubarak.
A esto siguió un enfrentamiento entre los dos bandos, con los jóvenes pidiendo que Mursi no siguiera siendo el intermediario entre ellos y los líderes. Entonces se produjo una campaña de desprestigio, que resultó con varios miembros expulsados del grupo, alegando que habían violado las directivas de los líderes.
El ascenso de Mursi a la candidatura de los Hermanos Musulmanes para la presidencia puede haber sido fortuito, pero aún así, se ha producido una transición sin problemas para el grupo al cambiar de dar su apoyo y respaldo de Shater a Mursi.
Los Hermanos Musulmanes son famosos por su secretismo sobre su poder financiero y sus patrocinadores, pero un hecho es claro, cuando se trata de promocionar, hacer campaña y empujar a su candidato (s), no hay límite de presupuesto.
Mursi fue presentado como un hombre del pueblo, uno que ha defendido la ética y la moral, ha luchado contra la corrupción durante el reinado de Mubarak y uno que cree en la democracia y está comprometido con ella.
Su pasado en la política y su tiempo en prisión han sido destacados, todo con el fin de presentarle como el mejor candidato para el puesto. Todo ello medidas muy inteligentes para hacer llegar a un grupo, que hasta hace unos 18 meses estaba prohibido en Egipto, a donde está ahora.
Junto con el alcance del grupo a nivel de las bases, los Hermanos Musulmanes han aprovechado inteligentemente la oportunidad que se les ha brindado, incluso sus miembros han insistido constantemente en que su intención era “participar, no dominar”. El propio Mursi afirmó en una entrevista en 2010, con la revista Foreign Policy, que “la palabra ‘oposición’ tenía la connotación de perseguir el poder. Pero, en estos momentos, nosotros no buscamos el poder porque eso requiere preparación y la sociedad no está preparada”.
Estamos en la post revolución, y el grupo que había insistido en que no se postularía para ungir a ninguno de los suyos como presidente, ahora tiene a uno de los suyos en el mismísimo cargo.
Si el recién elegido presidente de Egipto tendrá mucho poder o simplemente seguirá siendo una mera figura decorativa, está por verse.
Permanecen intocables
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas en el poder, SCAF – por sus siglas en inglés intervino para asegurarse de que el ejército permanecería intocable y que no se le pudieran exigir responsabilidades con respecto a su gasto, sus poderes y su papel en la política de Egipto.
Es más, todavía no se ha abordado el asunto de la constitución y aquellos que integrarán la asamblea encargada de su elaboración. Corren rumores en Egipto sobre que el SCAF y los Hermanos Musulmanes alanzaron un compromiso sobre el futuro político del país y su propio futuro.
Un tema recurrente es que el ejército seguirá teniendo un papel y no dará un paso atrás como habían prometido antes, y que los Hermanos Musulmanes trabajarán dentro de los parámetros establecidos por el SCAF, en la reciente declaración constitucional.
A cambio, los Hermanos Musulmanes han pedido que no se disuelva el parlamento, que solo se sometan a la re elección el tercio de los escaños que no cumplen con el sistema de representación proporcional.
Además, les gustaría que se retirasen varias clausulas de la declaración constitucional, ya que restringen y socavan severamente los poderes del presidente, como su derecho a nombrar al ministro de Defensa.
Hasta el momento, ambas partes todavía negocian y no han dicho una sola palabra sobre el posible acuerdo final.
Es muy pronto para que Musi sea juzgado, y ya sean los liberales, los cristianos, los escépticos o los expertos, todos están dispuestos a darle el beneficio de la duda.
De hecho, ya se ha abierto la página web Mursi Meter, para hacer un seguimiento de todas las promesas electorales que hizo, incluidas algunas del orden de ofrecer incentivos y ascensos a los policías que restauren la seguridad, sanciones para los que hacen contrabando de combustible y cambios para mejorar el tráfico.
La revolución
El asesor en política del presidente Mursi ha hecho todo lo posible para disipar los temores, diciendo en una entrevista tras el anuncio de su victoria electoral que el presidente electo será un líder de todos los egipcios y que nombrará a un cristiano copto y una mujer como vicepresidentes.
“El presidente electo Mursi no está respaldado solo por el pueblo, con una tendencia o ideología islamista, ahora está respaldado por toda la gente de la revolución, y esto es definitivamente una carta enormemente positiva que puede jugar mientras negocia con el SCAF”, dijo.
“Una de las primeras decisiones será el nombramiento de varios vicepresidente. Uno de ellos será una mujer, por primera vez en la historia de Egipto, y no solo de la historia moderna, sino de toda la historia de Egipto, una mujer ocupará ese puesto.”
“También ha decidido nombrar a un cristiano vicepresidente, y no serán simplemente vicepresidentes que representen a un sexo o secta, sino que serán unos vicepresidentes poderosos y empoderados y se ocuparán de los asuntos críticos del gabinete presidencial.”
Un nuevo capítulo en la historia de Egipto se ha escrito, y hasta las próximas elecciones presidenciales, en cuatro años, estará en manos de Mohammed Mursi y su gabinete de ministros elegir el camino que seguirá Egipto.
DALLIA MONIEM
Africa Review, Kenia, 27 de junio de 2012