Argelia, África y Panafricanismo hoy: 2019
Mirando hacia atrás al Primer Festival Cultural Panafricano de julio de 1969 surgen preguntas relacionadas con el estado de liberación nacional, anticapitalismo y transformación revolucionaria al finalizar la segunda década del siglo XXI. Desde 1969, muchos de los movimientos de liberación que participaron en el PACF han ganado su independencia.
Ha habido Políticas de ideología socialista promulgadas durante un período de años desde la década de 1960 hasta la década de 1980 en Mozambique, Angola, Guinea-Bissau, Congo, Tanzania, Madagascar, Etiopía, Benín, Guinea, Somalia, Egipto, Zambia, Zimbabue, Argelia, Ghana, Malí, etc. Estas políticas iban desde la nacionalización de industrias, la expulsión de bases militares estadounidenses y otros países imperialistas, la formación de colectivos de autoayuda, las granjas estatales, la creación de empresas de sustitución de importaciones destinadas a reducir la demanda de productos extranjeros, la fundación de organizaciones de masas preocupadas por la difícil situación de las mujeres, los jóvenes, los trabajadores, los intelectuales y los artistas.
La continuada dominación por parte del capital financiero internacional de los mercados mundiales, implicando la extracción y fijación de precios de los productos básicos, la propiedad de los medios de producción, la destrucción deliberada de los ecosistemas que afectan el suministro de agua, la agricultura, la ganadería y la innovación tecnológica, obstaculiza la capacidad de los estados africanos para lograr un desarrollo sostenible. Una crisis en el socialismo europeo que comenzó a fines de la década de 1980, y que resultó en el colapso del sector COMECON, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, una guerra civil alimentada por intervenciones imperialistas en la antigua Federación Socialista de Yugoslavia y su disolución, ha tenido consecuencias negativas para Los Estados miembros de la Unión Africana (UA) desde la perspectiva de tener un acceso más estrecho a términos alternativos de intercambio diferentes a los de Occidente y el apoyo político proporcionado a los gobiernos progresistas en el continente.
No obstante, la República Popular de China (RPC) ha emergido, en los últimos 40 años, como la segunda economía más grande del mundo. Esto se ha llevado a cabo bajo el liderazgo del Partido Comunista de China, que tomó el poder en este estado asiático hace 70 años.
En la actualidad, Beijing ha ampliado enormemente sus relaciones políticas y económicas con África. El Foro sobre Cooperación China-África ha existido durante dos décadas celebrando conferencias periódicas donde se discuten y ratifican acuerdos.
Publicaciones chinas dirigidas por el estado publican, de manera regular, artículos sobre asuntos africanos, además de varios aspectos sobre las relaciones entre la RPC y los estados miembros de la UA. Por principio, China se abstiene de intervenir en los asuntos internos de los gobiernos africanos. Todas las operaciones militares y de inteligencia se llevan a cabo en asociación con las respectivas administraciones.
En contraste, los Estados Unidos ha intensificado sus programas militares y de inteligencia en África. El Comando de África de Estados Unidos (AFRICOM) se lanzó anteriormente en 2008 bajo la presidencia de George W. Bush, Jr. Esta separada estructura, centrada exclusivamente en el continente, sus islas y vías de navegación, fue fortalecida y mejorada bajo la administración demócrata del expresidente Barack Obama. Desde la asunción del cargo por parte del presidente Donald Trump, apenas ha habido cambios en el enfoque de Washington hacia África. AFRICOM permanece en el continente construyendo pistas aéreas, entrenando a las fuerzas militares nacionales en la supuesta preparación antiterrorista, estableciendo estaciones de drones con el propósito de vigilancia y ataques ofensivos en organizaciones seleccionadas, el monitoreo de vías de navegación con el pretexto de prevenir la piratería para permitir el evidente libre paso de mercancías a través de rutas estratégicas de envío.
Argelia, en 2019, se ha caracterizado por manifestaciones a gran escala por parte de estudiantes y profesionales que exigen reformas relacionadas con el proceso electoral y la denuncia de una supuesta corrupción financiera. El expresidente Abdelaziz Bouteflika, enfermo y anciano, se vio obligado a abandonar el cargo debido a la presión política de los manifestantes.
Parece haber un predominante énfasis por parte de los manifestantes en terminar con la corrupción y el control del estado por el F.L.N. sin proponer alternativas definitivas. Por supuesto, el norte de África y otras regiones han sido testigos de masivas manifestaciones en Túnez, Egipto y Argelia en 2010-11. Sin embargo, estas protestas y huelgas generales no han cambiado las fundamentales relaciones de clase a nivel nacional e internacional dentro de los países donde se han producido y más allá.
Si los trabajadores, agricultores, jóvenes, revolucionarios, intelectuales y artistas van a aprender algo de los eventos, llamados, de la «Primavera Árabe» de 2010-11, es que hay una diferencia entre rebelión y revolución. El término revolución es utilizado, en muchos casos, para significar desorden civil, protestas masivas y la ocupación de espacios críticos para el mantenimiento del statu quo. Entendiendo esta profunda distinción, uno difícilmente podría argumentar que en Túnez y Egipto hayan tenido lugar transformadores procesos revolucionarios.
Si hay alguna confusión relacionada con El Cairo y Túnez, tendría que ser muy claro como cristal sobre la base de una evaluación objetiva de los desarrollos derivados de los ataques rebeldes, las intervenciones de la CIA, los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y del Pentágono y la imposición de flexibles regímenes, respaldados por Occidente, en la vecina Libia. La presente contrarrevolución contra la Jamahiriya en Libia, ejemplificada por el total bombardeo del país durante siete meses, de marzo a octubre de 2011; el asesinato del, durante muchos años, líder Muammar Gaddafi; varios intentos fallidos de imponer regímenes mandatados de las Naciones Unidas; y el financiamiento de milicias aliadas con la CIA, constituye una prueba irrefutable de que el imperialismo solo es capaz de causar inestabilidad, masiva carnicería, desplazamiento de población y el fomento de una cultura política conservadora en los principales centros del mundo capitalista.
Abayomi Azikiwe
@panafnewswire
Notas finales:
– [v] https://sites.google.com/site/cointelprodocs/the-fbi-s-covert-action-program-to-destroy-the-black-panther-party
– [vi] https://link.springer.com/chapter/10.1057/9781137375230_11
Fuente: Pambazuka News
[Fundación Sur]
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