Hace cinco décadas miles de personas se reunieron en Argel para comprometerse de nuevo con la transformación revolucionaria del mundo.
Hace cincuenta años, del 21 al 31 de julio de 1969 en la capital de Argelia, miles de personas se reunieron para un innovador Festival Cultural Panafricano (PACF).
Se enviaron delegaciones oficiales a la manifestación de más de 30 naciones del continente africano, tanto ya independientes como en conflicto. Asistieron también un numeroso contingente de artistas, intelectuales, periodistas y activistas políticos de los Estados Unidos.
Este extraordinario festival de diez días había estado preparándose durante dos años, después de que fuera propuesto y encomendado por la Organización de la Unión Africana (OUA) en 1967. La ubicación en Argelia fue significativa a la luz de la prolongada lucha armada librada contra el colonialismo francés por el pueblo de este estado del norte de África desde 1954 hasta 1961.
Argelia consiguió su independencia en 1962 bajo la organización de vanguardia armada, convertida en partido político, el Frente de Liberación Nacional (FLN), cuyo carismático líder, el presidente Ben Bella, ejemplificó las figuras emergentes juveniles y de gran visión que configuraron las corrientes progresistas en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial. La formación de la Conferencia de Estados Africanos Independientes y la Conferencia de Todos los Pueblos Africanos en abril y diciembre de 1958, respectivamente, en Ghana, bajo la presidencia de Kwame Nkrumah, habían establecido el marco para la OUA, establecida en Addis Abeba, Etiopía, el 25 de mayo de 1963.
Sin embargo, los movimientos africanos de independencia que ganaron fuerza después de 1945 no tenían la misma orientación política. Aparecería una divergencia ideológica y filosófica basada en gran medida en el carácter de clases de las personas y organizaciones involucradas en la lucha.
En muchos aspectos, el PACF de 1969 fue diseñado para enfatizar el carácter anticolonial, anticapitalista y antiimperialista de los movimientos y partidos de independencia y postindependencia. Las invitaciones a los delegados afroamericanos se basaron en las nociones de panafricanismo revolucionario e internacional Proletariado
Solo tres años antes de la PACF se había celebrado un primer Festival de las Artes Negras en Dakar, Senegal, anunciado en abril de 1966. El entonces presidente Leopold Senghor era artista y político. Él encarnaba la filosofía cultural de la Negritud, que había sido sincronizada por Aimé Césaire, nacido en Martinica, a través de su poesía y discurso.
Frantz Fanon, también de Martinica, un territorio colonial francés en el Caribe, había sido influenciado por Césaire en sus primeros años. Fanon, que se formó en medicina psiquiátrica en Lyon, Francia, después de huir del régimen fascista de Vichy en la isla y alistarse, más tarde, en las Fuerzas Francesas Libres, rompió con el enfoque de la Negritud mientras trabajaba en Argelia durante la revolucionaria guerra de liberación. Fanon se uniría al FLN y sirvió al movimiento como periodista y diplomático.
El festival de Dakar de 1966 se produjo inmediatamente después del golpe militar y policial de Estados Unidos contra el gobierno del Partido Popular de Nkrumah en Ghana. Si no fue ampliamente conocido y apreciado en ese momento, el Festival fue alentado por los Estados Unidos y las naciones imperialistas, particularmente por Francia, que anteriormente había colonizado Senegal.
Revelaciones posteriores del período documentaron el papel de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y del Departamento de Estado de los Estados Unidos en la selección y configuración del carácter de la delegación afroamericana, que participo en el Festival de Dakar en abril de 1966. En lo que respecta a Occidente, la cultura Africana debería celebrarse si se realiza dentro del contexto social y político de dominación imperialista bajo las existentes divisiones capitalistas mundiales de poder de trabajo y económico. Senghor y los ideólogos de la Negritud estaban comprometidos con una política de independencia que se aliaba estrechamente con el imperialismo. Era, en esencia, anticomunista y rechazaba un enfoque ideológico basado en el materialismo histórico y dialéctico.
La imaginación intelectual y cultural afroamericana había estado fuertemente entrelazada con anhelos de regresar a la patria del continente. Las primeras instituciones formadas por africanos en América del Norte durante la esclavitud reflejaban este fenómeno. Un examen superficial de esta historia apunta a la Iglesia Bautista Africana, la Iglesia Metodista Episcopal Africana, la Sociedad Africana Libre, etc. La emigración a África y otras regiones geopolíticas del mundo fue un patrón recurrente en la cultura intelectual y política de quienes habían sido esclavos en las Américas, Norte y Sur.
En consecuencia, el papel de los escritores, artistas y otros involucrados en el trabajo intelectual preocupaba a las potencias coloniales y neocoloniales con sede en Occidente. La lucha ideológica dentro de las esferas culturales fue un sello distintivo de los dos Congresos de Escritores Negros celebrados en París en 1956 y Roma en 1959. Reconocidos Intelectuales africanos y afroamericanos como Richard Wright, James Baldwin, Frantz Fanon, Leopold Senghor, Aimé Césaire, Horace Mann Bond, J. Price-Mars, George Lamming, Cheikh Anta Diop y otros participaron en estas conferencias para debatir el lugar de la cultura en el proceso de liberación. [I]
Una notable limitación del Primer Congreso en París en 1956 fue la ausencia de mujeres que tuvieran una significativa contribución intelectual. La artista afroamericana Josephine Baker, que vivía en París, fue reconocida como mecenas de la reunión. Existen fotografías de mujeres presentes en el encuentro en Francia. Esta falta de participación de mujeres en el discurso fue reconocida y comentada por el novelista y ensayista afroamericano Richard Wright. Christiane Diop, la esposa del fundador de la revista Presence Africaine y arquitecto del Congreso, Alioune Diop, fue una organizadora clave de los eventos y sin embargo, permanece desconocida respecto a contribuciones intelectuales a la conferencia.
Wright, el entonces autor con sede en París, enfatizó durante el Congreso: «No sé cuántos de ustedes lo han notado, no ha habido mujeres que hayan participado de manera vital y responsable en esta plataforma para ayudar a moldear y movilizar nuestros pensamientos. Esto no es una crítica a la conferencia, no es una crítica a nadie, es una crítica que cargo sobre nosotros colectivamente… En nuestra lucha por la libertad, contra grandes dificultades, no podemos permitirnos ignorar la mitad de nuestro poder de acción, es decir, la fuerza de las mujeres y su activa colaboración. Los hombres negros no serán libres hasta que sus mujeres sean libres”. [II]
Un resultado de los dos congresos de Escritores Negros en París y Roma fue la fundación de la Sociedad de Cultura Africana. El componente estadounidense, conocido como la Sociedad Estadounidense de Cultura Africana, se vería más tarde envuelto en una controversia debido a informes sobre financiación y manipulación por parte de la CIA y del Departamento de Estado. [III]
Abayomi Azikiwe
@panafnewswire
Notas finales:
– [i] https://www.freedomarchives.org/Documents/Finder/Black%20Liberation%20Disk/Black%20Power!/SugahData/Journals/Presence.S.pdf
– [ii] https://arcade.stanford.edu/content/women-and-1956-congress-black-writers-and-artists-paris
– [iii] https://link.springer.com/chapter/10.1057/9781137388803_2
Fuente: Pambazuka News
[Fundación Sur]
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