Mensaje de los obispos de la provincia eclesiástica de Bukavu a los fieles cristianos y a las personas de buena voluntad.

10/06/2013 | Noticias

Asamblea episcopal provincial de Bukavu (ASSEPB)

Regresa Señor, visita esta viña y protégela” (Cf. Ps. 79, 14-16)

Mensaje de los obispos de la provincia eclesiástica de Bukavu a los fieles cristianos y a las personas de buena voluntad.

1.- Nosotros, arzobispo y obispos de la provincia eclesiástica de Bukavu, reunidos en sesión ordinaria del 21 al 25 de mayo 2013, hemos rezado y reflexionado sobre las cuestiones pastorales, sociales y políticas más candentes de nuestra provincia y de nuestro país. Llevamos en nuestros corazones y en nuestra carne las alegrías y las esperanzas, las angustias y las penas (Cf. Gaudium et Spes, 1) de nuestros hermanos y hermanas heridos y magullados por interminables conflictos dictados por intereses egoístas y cínicos de unos y otros, tanto nacionales como extranjeros. Hemos departido sobre las situaciones concretas que prevalecen en nuestras respectivas diócesis, en cada una de nuestras ciudades, en cada una de nuestras aldeas. En todas partes hemos hecho la misma constatación: las guerras, la violencia y la depredación dependen de los mismos mecanismos; bandidos y bandas armadas estrangulan este pueblo como si el Estado, padre y protector de todos, estuviese ausente o disoluto.

2.- El M23 releva al CNDP (Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo), que provenía del RCD (Agrupación Congoleña para la Democracia) y el círculo infernal se cierra sobre las poblaciones libradas a ellas mismas. Frente a la depredación, al pillaje, a las matanzas, a las violaciones y al exilio, las poblaciones se apiñan por centenares de miles en campos de fortuna donde ni siquiera están al abrigo de sus agresores; los más afortunados hallan refugio en familias de acogida, ellas mismas en dificultad. Ni siquiera se pueden dar datos estadísticos fiables ya que varían cada semana, véase a diario, hará dos décadas ya en breve.

3.- En ciertos lugares, desde 2010 se numeran cientos de secuestros de apacibles ciudadanos entre los que se cuentan eclesiásticos de los cuales 3 curas asuncionistas de Butembo-Beni que todavía no han sido hallados. No se ha hecho nada consistente por parte de los poderes públicos para liberar a esos apacibles ciudadanos; sin contar los innumerables casos de robo a mano armada, violaciones, asesinatos dirigidos. En resumen, el crimen se despliega a sus anchas en completa impunidad. Ninguna señal parece indicar que la situación vaya a mejorar rápidamente ya que estamos viendo instalarse una miríada de grupos armados y de bandas anarquistas que se arengan entre ellos. Esta abundancia ha llegado tan lejos que se ha visto constituirse otras como el Raia Mukombozi (diferenciar de Raia Mutomboki) y grupos de anarquistas como el “Parlement debout” [Parlamento en pie] y el MDD (alias Mouvement de Dépenses et Désordre, ¡sic!) [Movimiento de gastos y desorden].

En otro lugar, reina una calma relativa entrecortada por crisis de bandas armadas de las cuales la principal es el Raia Mutomboki. Pero tras bastidores se desarrollan sus maniobras de liderazgo. Como en cualquier otra parte, esos líderes tienden a usarlo como trampolín para obtener un cierto poder político y conservarlo. Su gestión se ha convertido en un negocio para una buena parte de nuestra clase política.

En cualquier lugar donde estén ausentes el poder y la autoridad del Estado, grupos armados y bandas anarquistas se instalan como autoridad suprema, tal como dice el texto sagrado: “No veo más que saqueo y violencia, hay contiendas y aumenta la discordia”. (Hab. 1, 3b).

4.- En todo caso, a lo largo de la línea Este de la República Democrática del Congo las poblaciones tienen en sus bocas el gusto amargo de pertenecer a comunidades despojadas, engañadas, traicionadas, humilladas y abandonadas por su Estado y observadas desde lejos por la Comunidad Internacional. Sin embargo, tenemos un poder electo e instituciones surgidas de las urnas. ¡Y nosotros que esperábamos que las elecciones de 2006 y las de 2011 habrían zanjado la cuestión de las crisis de legitimidad! (Cf. Lc 24, 21).

Porque el Estado ha recibido poder y legitimidad por las urnas tanto a nivel nacional como provincial; tiene a su disposición un ejército muy numeroso con incontables oficiales superiores, y de forma muy regular se promocionan otros por méritos que no tenemos por qué conocer. El Estado dispone igualmente de un cuerpo de policía y tribunales pero en ciertas comarcas la población no percibe el impacto de todo este aparataje sobre el restablecimiento de la autoridad del Estado. En ciertos lugares cuanto más pasa el tiempo, más empeora la situación.

5.- Por su parte, la MONUC (Misión de Observación de Naciones Unidas en el Congo) se ha convertido en la MONUSCO (Misión de Observación de Naciones Unidas para la Estabilización del Congo); representa a la Comunidad Internacional. Aquí está presente en todas partes. Va y viene, dotada de recursos humanos y materiales impresionantes y ello desde hace unos diez años. ¡Ha recibido el mandato de observar! De este modo, para las poblaciones, en términos de paz y seguridad, todo ocurre como si apenas acabasen de llegar. ¡Sin duda, podría participar mejor! Ahora, que además dispondrá de drones [vehículo aéreo no tripulado] y un refuerzo de unos 2.500 hombres, así como un nuevo mandato, estas poblaciones esperan ver si esto marcará la diferencia. De otra forma, ¡no comprenderían por qué movilizar 20.000 hombres fuertemente armados, que provienen de países en paz, tan sólo para venir aquí a defenderse si les atacan!

Hubiésemos deseado tanto que las intervenciones militares extranjeras en un país fuesen más precisas, más punzantes, más puntuales y más eficaces tal como se vio en el pasado en lo que concierne la operación Artemis, en Ituri, aquí en la RDC o aún actualmente, la operación Serval en el norte de Malí. De todas formas, en el caso Artemis, los objetivos estaban bien definidos en el tiempo y en el espacio. Sin duda, existen razones para semejante complejidad actual. Sea lo que fuere, agradecemos a la comunidad internacional por lo que ha podido hacer hasta ahora, y la exhortamos a que tenga en cuenta las aspiraciones del pueblo congoleño de ser administrado por un Estado normal y no por una especie de nebulosa.

6.- Exhortamos al Estado congoleño a retomar su papel ineludible como garante de la soberanía nacional. Ningún poder tiene el derecho de sustraerse a esta misión sin renunciar a su legitimidad. La intervención extranjera no debería sustituir al poder y a la autoridad del Estado.

7.- Invitamos a nuestros líderes comunitarios, sean culturales, intelectuales, políticos, militares o económicos a edificar nuestra nación en vez de destruirla, porque una nación estructurada y apacible sirve con mayor validez y más perdurablemente a los que la habitan, mucho mejor que una dispersión de grupúsculos de interés, y de poderes anárquicos.

8.- Exhortamos a las bandas armadas y a sus jefes de guerra transfronterizos que desestabilizan la región a que revisen su postura. Porque una subregión en paz económica y socialmente integrada es más útil para todos que los focos de tensión que destruyen sus propias comunidades. Situaciones parecidas de cambio de actitud ya se han vivido en el pasado.

9.- Exhortamos a ciertos líderes de nuestro país a que abandonen el esquema perverso que consiste en instalar sistemáticamente la violencia, la delincuencia y la rebelión en el poder utilizándolas como norma habitual de gobierno. Esta práctica consiste en retomar con regularidad el reclutamiento de líderes políticos en el vivero de las rebeliones como tales, a través de negociaciones periódicas. Todo acontece de este modo como si las rebeliones fuesen así suscitadas, estimuladas desde arriba y gratificadas. Llegados a este punto, se corre el riesgo de que se conviertan en una institución entre otras tantas y perduren para siempre. Les invitamos a mostrar un mayor respeto hacia las Instituciones republicanas y a no oponerles constantemente la alternancia de las rebeliones que es una promoción de la violencia, o más aún, de diálogos informales que desembocan en un reparto del poder a espaldas del pueblo. Sería una forma elegante de hacer trampa.

10.- Exhortamos a las comunidades locales de nuestras diócesis y de nuestro país a no relevar, amplificar y legitimar la violencia que a menudo nos es impuesta desde fuera. Muy al contrario, que atestigüen de la esperanza cristiana que no engaña. Hay que salir del círculo vicioso del odio, de la violencia y de la muerte. Porque la violencia engendra la violencia, el odio engendra el odio, mientras que el amor engendra el amor. “No confiéis en la opresión, no pongáis ilusiones en el robo” (Ps 61, 11a).

Os invitamos a cuidar la educación a la ciudadanía y a que os construyáis una idea más clara y más normal de las Instituciones. De este modo seréis para vuestros hermanos la sal de la tierra y la luz del mundo (Cf. Mt. 5, 13.14). De esta forma, con nuestros compatriotas y con nuestros vecinos podremos edificar una comunidad local, provincial y nacional estructurada y soldada, pero abierta con la finalidad de que podamos participar en la vida del mundo con relaciones de respeto mutuo.

11.- Exhortamos a todos los congoleños a que permanezcan unidos y perseverantes en la construcción de nuestra ciudadanía, más allá de la crisis actual (CF. II Cr. 15,7), a no ceder al demonio de la división, a su veneno que líderes políticos con ansias de posicionamiento tienden a destilar en las conciencias y en las instituciones, a riesgo de llamar a la balcanización de la cual ellos mismos son en parte responsables por falta de patriotismo.

Pedimos que el poder del Estado pueda por fin adoptar, y con firmeza, los valores republicanos que tienen su jerarquía, en la cumbre de los cuales domina la soberanía del Estado: la paz vis a vis de los Estados vecinos, la integridad del territorio, la seguridad interior y la justicia que no son negociables. Sobre este zócalo pueden entonces edificarse todas las demás obras.

“Dios de los Ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa” (Cf. Ps. 79, 14-16).

Que Dios bendiga la RD del Congo, y que nuestra Señora, Reina de la Paz interceda por nosotros.

Escrito en Bukavu, el 25 de mayo de 2013.

François Xavier MAROY RUSENGO, arzobispo de Bukavu, administrador apostólico de Uvira y presidente de la ASSEPB.

Théophile KABOY RUBONEKA, obispo de Goma.

Melchisédech SIKULI PALUKU, obispo de Butembo-Beni, administrador apostólico de Kasongo.

Willy NGUMBI NGENGELE, obispo de Kindu.

Traducido para Fundación Sur por Juan Carlos Figueira Iglesias.

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