Más allá de Trump

8/02/2017 | Opinión

Donald Trump es la manifestación de la crisis del capitalismo, que ha entrado en una fase de profundo desequilibrio económico, de inestabilidad social, riesgo ecológico, desplazamientos masivos y de gran sufrimiento a nivel global.

trump-4.jpgSegún Kali Akuno y Doung Norberg, la salvación de la familia humana, dependerá de los movimientos populares comprometidos. Estos deben encontrar la forma de organizarse y cooperar para aislar y superar este sistema capitalista, con alternativas más humanas y colaborativas.

Desde el primer día de su mandato como presidente, la oposición contra Trump y su sistema capitalista e inhumano, está integrando a mujeres, hombres y jóvenes de toda raza y cultura, que buscan construir un mundo más humano y globalizado.

Millones de personas, no solo en EEUU, sino en todo el mundo, están buscando el modo de sobrevivir y contrarrestar el emergente sistema de Trump y el aumento de los grupos extremistas y nacionalismos radicales o exclusivos.

La crisis actual es una crisis del sistema capitalista global que desde las guerras de los imperialistas (1936-1945) está esclavizando a la mayor parte de la humanidad, y sirviéndose de ella para el súper lujo de una minoría, con sus islas privadas, lagos vallados y montañas a su disposición. “El sueño americano”.

Los 20 años de la dominación global de EEUU ha sido el periodo de mayor crecimiento del sistema capitalista e inhumano. Así nacieron los instrumentos del imperialismo capitalista: acuerdos de Bretton Woods, Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización del Comercio Mundial, el Plan Marshall para Europa, la ONU y NATO.

Desde 1970, para lograr un mayor beneficio económico, el capital comenzó a abandonar la política de acumulación de capital adoptada en los 1930, y gradualmente paso a adoptar una estrategia más canibalística centrada en privatizar los fondos públicos, destruyendo las organizaciones de trabajadores y solidaridad social.

La nueva estrategia de acumulación de capital se llama “neoliberalismo”. El primero en adoptar este sistema cruel, fue Pinochet, presidente Chile, en 1970. El sistema fue impuesto internacionalmente con la ayuda del régimen de Reagan en 1980. Llegó a imponerse a nivel mundial con las instituciones neoliberales de FMI, Banco Mundial y los Programas de Ajustes Estructurales, en la década de los 80.

Pero los sistemas no son estáticos. Esta estrategia neoliberal de acumulación capital y desigualdad social comenzó a perder peso político y económico en los 90s. La fragmentación comenzó con la crisis financiera de Asia y con la explosión de la burbuja financiera de la década de los 90.

Las clases trabajadoras fueron cada vez más empobrecidas y por tanto indignadas. Esta indignación se manifestó en varios movimientos de oposición y reformas estatales en algunos países, como Venezuela, Brasil, Ecuador y Nicaragua.

El gran imperio de EEUU se estiró excesivamente. Las invasiones de Afganistán (2001), de Irak (2003) llevaron hasta el extremo la capacidad y la credibilidad de EEUU. La burbuja de la construcción (ladrillo) explotó en todos los países capitalistas, y provocó la gran recesión y crisis que todavía dura hoy día.

El sistema político y financiero global va por el camino de otra calamidad, más grave todavía, que conlleva la crisis ecológica y medio ambiental que está provocando este sistema neoliberal, por la explotación depredadora de recursos para aumentar el mayor lucro posible. Todo se vuelve negocio, hasta los alimentos, las medicinas y los servicios básicos.

Este es la camino de la locura y de la ruina total para la sociedad global. Pero, ¿no hay otras opciones o alternativas?

Lo primero es tomar conciencia de que este sistema capitalista neoliberal está agotado, fallido y no se sostiene. La resistencia está creciendo y se van organizando movimientos sociales y grupos populares de sociedades indignadas. Es imperativo unir todos estos movimientos fragmentados para conseguir un impacto considerable.

Se trata de construir un nuevo orden social, un nuevo sistema político-económico centrado en la dignidad humana, el bien común, democracia real, comercio justo, integración social y desarrollo sostenible.

Nos cuesta unirnos y trabajar juntos por un objetivo común, poniendo en común todos los recursos humanos y materiales disponibles. Un gran trabajo de sensibilización y educación social debe ser desarrollado para tomar conciencia de la oportunidad actual y de la urgencia de construir un nuevo orden social y político-económico, que sea justo y humano.

El capitalismo lleva a la humanidad hacia la extinción. Trump es el síntoma y punta del iceberg capitalista que sigue animando a la sociedad americana a vivir la quimera cruel e imposible del “sueño americano”.

La situación pide movimientos sociales y grupos populares dispuestos a construir juntos un mundo nuevo según las referencias de los valores humanos universales.

La historia dice que “Podemos, Debemos y lo Haremos”.

Pambazuka News

[Traducido y editado por AFS]


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