El pasado martes comenzó la audiencia del macrojuicio contra decenas de opositores acusados de atentar con la seguridad del Estado, un proceso que ya se había iniciado hace más de una año. Son cerca de 40 los ciudadanos, de ellos 9 permanecen detenidos y no comparecen físicamente, sobre los que la oposición teme caiga una condena ejemplar que sirve para amedrentar cualquier esfuerzo de disensión.
La batalla política no solo se ha trasladado a los tribunales si no que también se está jugando en el terreno mediático, con apariciones de diferentes protagonistas apoyando al gobierno o a la oposición.
El pasado mes de febrero otro tribunal condenó al expresidente Moncef Marzouki, elegido democráticamente entre 2011 y 2014, a ocho años de prisión. Los cargos contra Marzouki, que vive en París, se derivan de unas declaraciones que, según las autoridades, infringen las leyes sobre el llamamiento al derrocamiento del gobierno. Entre los jefes de la oposición que fueron detenidos desde el año pasado se encuentran Rached Ghannouchi, jefe del partido islamista Ennahda, y Abir Moussi, la abogada y política tunecina presidenta del Partido Constitucional Libre, en una campaña de represión por sospechas de conspiración contra la seguridad del Estado.
Además, el 5 de febrero otro tribunal dictaba duras sentencias contra varios políticos de la oposición y una periodista. Se les acusaba de difamar, blanquear dinero y atentar contra la seguridad del Estado en 2019. Entre los afectados por estas sentencias se encontraba el líder histórico y fundador de Ennahda, Rached Ghannouchi, quien lleva casi dos años en prisión y ya fue condenado el 1 de febrero de 2024 a tres años de prisión por financiación ilícita. Desde Ennahda se comunicó en esos momentos que estos procesos estaban «destinados a la venganza, violando los derechos humanos y las libertades fundamentales, socavando el estado de derecho y politizando descaradamente el poder judicial». La coalición opositora del Frente de salvación Nacional señaló que el sistema judicial del país vive “uno de los períodos más oscuros”.
La Unión Europea ya se mostrado preocupada el pasado mes de octubre ante los ataques a la democracia en Túnez, señalando un portavoz del cuerpo diplomático que “Los últimos acontecimientos ilustran una restricción continua del espacio democrático en Túnez”.
CIDAF-UCM
