Lucha contra la caza furtiva y promoción del turismo en Angola

1/07/2016 | Crónicas y reportajes

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Un paso adelante, dos pasos a la izquierda. Bajo el rojo sol del crepúsculo angoleño, Elias Kawina, un ex soldado de la guerra civil, entrena a su tropa de 30 “rangers” (guardabosques) para luchar contra los cazadores furtivos en la sabana casi inexplorada del país.

«Por donde pasan los rangers, los cazadores furtivos desaparecen», canta en portugués la escuadra de rangers.

Elias Kawina era teniente de las fuerzas armadas durante la guerra civil que asoló Angola entre 1975 y 2002. «Yo era un soldado, pero después de la paz fui desmovilizado y ahora soy un ranger, “un soldado de la naturaleza”, como se nos apoda.

«Durante la guerra civil, los animales se comían. Al final del conflicto, el gobierno pensó que también era hora de dejar a los animales salvajes en la paz», agregó.

Comenzando a preocuparse por la protección de la vida salvaje, el gobierno de Angola cerró algunos mercados y se comprometió a aumentar las penas contra los cazadores furtivos. Angola, vecina de los dos Congos, es uno de los centros del comercio de marfil. En algunos mercados de la capital, Luanda, la joyería hecha de colmillos de elefante se encuentra fácilmente.

Pero el camino es largo para cambiar las prácticas. Actualmente, Angola es más conocida por su corrupción, la epidemia de fiebre amarilla, sus habitaciones de hotel a 600 US$ y sus fronteras, difíciles de penetrar.

El país, altamente dependiente del petróleo, es el segundo productor más grande de África después de Nigeria, se ve obligado por la crisis del precio del crudo a encontrar otras fuentes de divisas.

Es por esto que quiere apostar por el turismo vinculado a la vida salvaje.

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«Todavía no hemos aprovechado nuestra fauna para diversificar nuestra economía, crear empleo, reducir la pobreza y ayudar a las generaciones futuras», señala la ministra de Medio Ambiente, María Jardim.

El gobierno espera atraer visitantes y sueña con competir un día competir con la vecina Namibia y Botsuana, conocidas por sus parques naturales.

Hasta el momento obtener un visado para visitar Angola, incluso un simple visado turístico, sigue siendo una carrera de obstáculos.

Sin embargo, a principios de junio, el país que encabeza el presidente José Eduardo dos Santos, de 37 años, mostró la primera señal de apertura al acoger el Día Mundial del Medio Ambiente de las Naciones Unidas.

«El presidente está preocupado por la protección del medio ambiente y quiere proteger a los elefantes», afirma la ministra Maria Jardim.

Aprovechar la vida salvaje para impulsar la economía de Angola es un proyecto que podría llevar muchos años. Sobre todo porque el sureste de Angola, lugar de nacimiento del famoso río Okavango, no tiene animales salvajes.

«Si usted tiene poca fauna, poca infraestructura y pocos medios de transporte, ¿cómo va a atraer a los clientes?», se pregunta Paul Funston, de la ONG Panthera que protege a los felinos. «La protección del medio ambiente en Angola todavía carece de fondos suficientes. Para tener éxito, debemos atraer a grandes inversores».

Pero si el gobierno está haciendo esfuerzos reales para luchar contra la caza furtiva y el comercio de carne de caza, la gran sabana, en el sur, podría ser repoblada con animales salvajes en pocos años, según el Sr. Funston.

Desde el final de la guerra civil, donde los elefantes murieron abatidos desde helicópteros para financiar el conflicto a través de la venta de marfil, la población de paquidermos va aumentando gradualmente, según algunos expertos. El número exacto se desconoce.

«Angola no tiene una gran cantidad de vida salvaje, pero está dotada de zonas vírgenes inmensas», explica Alex Rodas, de la ONG Stop Ivory que protege a los elefantes.

Los pocos expertos que se han aventurado en estas zonas remotas del país creen que el potencial de Angola es inmenso.

Steve Boyes, biólogo del National Geographic realizó varias expediciones de larga duración, para explorar estas áreas. «Esta zona es una zona sobre la que no se tiene la menor información científica sobre la biodiversidad y la botánica. Descubrimos cerca de 20 especies, de reptiles, plantas e incluso un pequeño mamífero que sospechamos que pertenece a una nueva especie «, afirma entusiasmado.

«Vimos elefantes, leones, leopardos. Están allí, en uno de los paisajes más bellos del mundo», dice el explorador cuyo imponente bigote recuerda al del Dr. Livingstone.

¡Este es el momento del cambio en Angola!

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