“Están Vivos y en buenas condiciones de salud. Hemos sido nosotros quienes hemos detenido el vehículo de los enemigos del Islam con sus cómplices a bordo”. Con estas palabras Yoro Abdoulsalam, líder del Movimiento por la Unicidad de la Yihad en África Occidental (MUJAO) reivindicó el secuestro de cinco trabajadores humanitarios. Pocas horas antes, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) había manifestado su preocupación por haber perdido contacto desde el 8 de febrero con un equipo que trabajaba en la inestable región del norte de Mali. Las cinco personas, todas malienses, que habían partido de Kidal (extremo noreste) rumbo a Gao (más al sur) eran cuatro empleados del CICR y un veterinario de otra organización.
El secuestro de los trabajadores humanitarios se produjo mientras el norte de Mali sufre un clima de renovada tensión, después de la crisis armada que comenzó en enero del 2012 y que duró 18 meses, en que la extensa región desértica de Azawad estuvo bajo el control de grupos armados locales tuareg y de movimientos yihadistas relacionados con AQMI, entre ellos el MUJAO y Ansar Al Din.
El conflicto teóricamente acabó varios meses atrás con la intervención de tropas francesas de la operación ‘Serval’ y de cascos azules, pero en la práctica las operaciones antiterroristas continúan todavía. Justamente ayer fueron reforzados los dispositivos de seguridad y los controles en la capital Bamako, después de que se emitiera una alarma, por la posibilidad de atentados con coches bomba, difundida por la misión de la ONU en el país (MINUSMA). Las autoridades establecieron controles en los principales puntos de la ciudad y posicionaron a la guardia militar en las sedes de objetivos ‘sensibles’.
Fuentes del gobierno y de la sociedad civil de la ciudad norteña de Gao denunciaron también el incremento de la presencia de los combatientes del MUJAO. Ayer algunas decenas de yihadistas armados habrían atacado la localidad de Djebock, a medio centenar de kilómetros de Gao. El ministro de Seguridad Sada Samake acusó al mismo grupo de ser responsable de las recientes emboscadas contra vehículos civiles en la región, así como de los actos de violencia de la semana pasada entre las comunidades peul y tuareg, que concluyeron con unas treinta víctimas.
También la rebelión tuareg del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA, que estuvo aliado con el MUJAO en el 2012), acusa a los yihadistas de ser los autores de la “masacre terrorista” contra una treintena de civiles tuareg en la ciudad de Tamkoutat, cerca de Djebock. Fuentes de la MINUSMA en cambio relacionaron la masacre con “encuentros intercomunitarios” que desde hace tiempo enfrentan a los tuareg con los peul.
MISNA