La música de Gonora Sounds expresa lo que significa ser zimbabuense: puede que estemos llorando, pero estamos también bailando.
Cierra tus ojos. Imagínate a un zimbabuense. ¿Que ves? ¿Cabezas abatidas en una sombría línea serpenteante? ¿Un saltador de fronteras que se libera de las púas de alambre? ¿Una bota militar cayendo sobre un desanimado manifestante? ¿O tal vez un hosco rostro borroso detrás de los dígitos de un billete de un billón de dólares? Mira esto: un guitarrista sungura totalmente extasiado en la catártica alegría de su música.
Hard Times Never Kill, el primer lanzamiento internacional de sungura de Zimbabue realizado por Gonora Sounds @gonorasounds es una expresión musical de supervivencia a través de las dificultades, un soliloquio ceremonail que fortalece el espíritu y energiza el cuerpo en un cabriola alegre e irresistible. Debes sentirlo y debes bailar, porque este álbum exhibe una desafiante euforia en nueve hermosas canciones que se elevan celestialmente en su febril musicalidad, incluso cuando sus letras te mantienen rebotando de regreso al nivel de la calle.
No podría ser de otra manera: Gonora Sounds @gonorasounds fue, durante más de una década, una banda callejera familiar de dos piezas que encontró fama a través de virales videos de sus actuaciones en la calle. Esto era Gonora Sounds en su forma más elemental, con la voz lúgubre y sin micrófono de Daniel Gonora y la guitarra vieja y maltratada que se desgarraba a través de un amplificador alimentado por energía solar, interrumpido por los rellenos rodantes de la batería de chatarra de bricolaje de su hijo Isaac.
Lo primero que notarás sobre el original Gonora en estos vídeos es su estilo de guitarra de dedos ágiles. Lo segundo es que es ciego. “Perdí la vista cuando estaba en séptimo grado”, explica en las notas de Hard Times Never Kill. “No sé cómo sucedió. Un día me desperté ciego”.
Para entonces, la música ya lo había cogido. Gonora había aprendido a tocar la guitarra a la edad de siete años, haciendo sus propios instrumentos con piezas de un galón y ramas de árboles. Negándose a permitir que la pérdida de la vista le impediera, fue miembro de la famosa Jairos Jiri Band antes de que el grupo fuera diezmado por la crisis del sida en Zimbabue en la década de 1990. Gonora no tuvo más remedio que llevar su música directamente a las calles. Su hijo Isaac, de solo cuatro años, se unió a él, y juntos mantuvieron a su familia, incluso cuando la crisis económica de Zimbabue hizo que los tiempos difíciles fueran aún más difíciles. A pesar de su tenue y extremadamente limitado acceso a los medios de producción musical encontraron, sin embargo, una manera de sobrevivir.
Avance rápido un par de años y su notable historia de resiliencia llamó la atención del cineasta A.a.V. Amasi, quien produjo un documental premiado: No puedes esconderte de la verdad. Eso, a su vez, puso a Gonora Sounds en el radar de The Vital Record, un sello discográfico independiente cuyo equipo viajó desde Nueva York a Zimbabue para grabar este álbum.
El resultado es una notable adicción al canon sungura, que incorpora elementos vitales de esta música única de Zimbabue y, al mismo tiempo, va más allá de los límites del género para estrechar cálidamente la mano con amantes del gospel, folk, rock y reggae.
Un par de las canciones del álbum fueron grabadas usando la icónica configuración callejera de Gonora Sounds, mientras que otra presenta a Daniel Gonora solo con una guitarra acústica, tocando en un aula rural vacía con vacas pastando en los campos afuera. Hay colaboraciones con el cantante Vimbai Zimuto y el popular grupo de gospel Vabati Vajehova. Hay también varias canciones que presentan la configuración completa de la banda en todo su esplendor con Malizani Mbewe en el bajo, Nelson “Mr. Longman” Mutanda se une a Gonora en la guitarra e Isabel Piyo y Sehlapi Mthombeni como coros. Con David Aglow y el legendario Bothwell Nyamhondera realizando la producción, esto es sungura elaborado en su forma más potente, una embriagadora mezcla que calienta el oído y mueve los pies desde las notas iniciales del grito de guerra del himno de fútbol de «Go Bhora» hasta el divino cierre acapella “Kuna Mambo”.
Haciendo amigos dondequiera que van, Gonora Sounds incluso se unió exuberantemente a un crossover con el dúo electrónico con sede en Londres ,The Busy Twist, para producir «The Journey of Life«, una canción que es literalmente imposible no bailar, y una personificación del derecho a la alegría de los zimbabuenses a pesar de todo. Esta es música que mezcla bien con otras y eso es indicativo de la historia de cruce de fronteras y saltos de género de sungura.
Surgiendo a fines de la década de 1960, sungura se basó en elementos del soukous, benga, kanindo y rumba de África oriental y central, fusionándolos con los distintos modismos musicales de Zimbabue de masiganda, mhande, shangara, jiti y tsavatsava. Los primeros artistas de sungura reunieron todo esto en un género que creció exponencialmente en popularidad después de la independencia de Zimbabue en 1980.
Esa herencia es claramente evidente en Hard Times Never Kill. Pero a pesar de todos los giros y vueltas musicales que da este álbum, siguen tanto la alegría como la tristeza conduciendo finalmente a una catarsis. Hay un elemento terapéutico en las líricas de Gonora, que proporciona una liberación psicológica a la ira, la humillación y la frustración que tantos zimbabuenses soportan.
“Mis fans aquí me siguen por la forma en que escribo canciones”, dice Gonora. “La gente puede relacionarse con ellas porque escribo sobre temas de la vida real”. Dar voz a estas cosas trae consuelo tanto al cantante como a su audiencia. Es lo mismo con el blues, con la música country, con el punk rock.
Tópicos sobre la resiliencia y el ingenio de los zimbabuenses, por admirables que sean esos rasgos, adquieren eventualmente un sabor amargo en la boca por la sencilla razón de que las cosas no tienen por qué ser tan difíciles para muchos. Eso invita a la pregunta: ¿cómo honramos la resiliencia de los Zimbabuenses sin glorificar o sanar la realidad de la pobreza? Gonora Sounds proporciona la respuesta.
A lo largo de este álbum, Daniel Gonora emerge como una especie de predicador ciego bendecido sin embargo con una visión diferente, que lleva a su congregación a un espacio de catarsis y liberación donde, al menos, se puede sobrevivir a las dificultades. Como dice en la introducción de la canción “MaZimbabweans”, que lamenta la migración económica forzada que han sufrido tantos zimbabuenses en la diáspora durante las últimas dos décadas, “Permítanme decirles una cosa, damas y caballeros: los tiempos difíciles nunca matan, pero te empujan a donde no quieres ir”.
A pesar de todo, la música de Gonora Sounds ofrece espacio para la alegría en medio del dolor, permitiendo que la complejidad impregne la imagen mental de lo que significa ser zimbabuense. Puede que estemos llorando, pero también estamos bailando.
Las letras de Daniel Gonora son parábolas y la suya es una misión tanto espiritual como musical. Entre las muchas lecciones y aprendizajes que ofrece este álbum, quizás el más poderoso de todos es el que no se dice pero está implícito: si Gonora Sounds sobrevivió a todo esto, entonces, querido oyente, pase lo que pase, tú también puedes sobrevivir. Y tal vez incluso encuentres un poco de alegría y catarsis en el camino.
Liam Brickhill @Gomorezvidinha
«Hard Times Never Kill» @gonorasounds ya está disponible en The Vital Record, Bandcamp y todas las principales plataformas de transmisión.
Fuente: Africa is a Country
[CIDAF-UCM]
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