La iglesia católica ha decidido reconocer el maritirio que hace 22 años ocurrió en Argelia, con el secuestro múltiple realizado por parte del Grupo Islámico Armado (GIA), que dos meses más tarde acabó finalmente con el oscuro asesinato y ejecución de sus rehenes: un obispo, 7 monjes y otros 11 hombres y mujeres religiosos. Thomas Georgeon, religioso trapense responsable del proceso de beatificación, informó el 1 de enero en una entrevista con Mondo e Missione que debería publicarse en algún momento de enero.
Un conflicto armado de 10 años entre las fuerzas gubernamentales y los grupos rebeldes islámicos extremistas dejó decenas de miles de muertos, convirtiendo la muerte de los 19 religiosos en «un martirio en medio de un mar de violencia que devastó a Argelia y hacer un homenaje a estos 19 mártires cristianos significa también rendir homenaje a la memoria de todos aquellos que dieron su vida en Argelia durante esos años oscuros» a medida que fueron asesinados «por su país y por su fe» declaró el trapense.
El conflicto comenzó en 1992 cuando el ejército canceló las elecciones generales, que los políticos fundamentalistas parecían listos para ganar, tomó medidas enérgicas contra el movimiento político del Frente de Salvación Islámico. Grupos de derechos humanos reseñaron que al menos 44.000 personas, en su mayoría civiles, murieron en la guerra entre los rebeldes extremistas islámico y las fuerzas del gobierno argelino.
Los 19 sacerdotes católicos y religiosos propuestos para la santidad murieron entre 1993 y 1996, e incluyen al obispo Pierre Lucien Claverie de Orán, Argelia, que fue asesinado junto con su conductor por una bomba a control remoto dejada en la residencia del obispo, y siete monjes trapenses, que habian sido secuestrados en el monasterio de Tibhirine y decapitados por un grupo de terroristas islámicos entrenados por la red Al Qaeda. La historia de los monjes fue tratada en la película «De dioses y hombres», que ganó el gran premio en su estreno en el Festival de Cine de Cannes en 2010.
Los monjes de Tibhirine sabían que estaban en peligro y probablemente serían asesinados si permanecían en Argelia. El religioso francés Christian de Cherge había escrito en una carta, casi tres años antes de su muerte, que él y los demás monjes se ofrecerían voluntariamente como sacrificio por la gente de Argelia. «Cuando llegue la hora», escribió de Cherge, «quisiera tener un momento de claridad que me permita rogar por el perdón de Dios de mis prójimos y al mismo tiempo perdonar de todo corazón al que me arrebate la vida». «Quiera Dios, el Padre de ambos, que nos encontremos como ‘buenos ladrones’ en el Paraíso», añadió el religioso.
Los religiosos católicos eran ampliamente respetados por sus vecinos musulmanes. Claverie en particular fue elogiado por su coraje personal y sus esfuerzos para promover el diálogo entre musulmanes y cristianos en el país norteafricano. El obispo, que nació en Argelia de colonos franceses de tercera generación, contribuyó a la formación de la primera liga de derechos humanos en Argelia. Era un conocido defensor de la paz y un crítico de los rebeldes islámicos que mataban en nombre de Dios. En un comunicado dijo a Radio Vaticano en 1992 que los cristianos de Argelia, en su mayoría extranjeros, tenían buenas relaciones con los musulmanes moderados y los intelectuales. Destacó que el problema era entre los musulmanes que estaban divididos entre fundamentalistas y moderados. La violencia que se intensificó en ese momento surgió de la agitación económica y política, y una crisis cultural y de «identidad» por parte del pueblo argelino, dijo después de los asesinatos de los monjes trapenses. La misión de la iglesia en Argelia era promover una reunión pacífica de cristianos y musulmanes.
Después del asesinato de Claverie, San Juan Pablo II declaró que «su martirio debe convertirse en la semilla del amor y la razón de la esperanza». «Frente a la violencia que no respeta a nadie ni a nada, Argelia necesita más que nunca pacificadores y hermandad», dijo el Papa en su Ángelus del domingo. «Que Dios mueva a los cristianos y musulmanes allí para que se reúnan e imiten el testimonio de Obispo Claverie».
Entre los monjes que se encontraban en el cautiverio se encontraba un antiguo padre blanco, el hermano Jean Amédée Noto, que en la película De dioses y de hombres aparece retratado con una débil ancianidad, nació en 1920 en Argelia. Noto fue Padre Blanco antes de profesar como trapense con el nombre de hermano Amédée. Se estableció en el monasterio de Nuestra Señora del Atlas en 1946 y profesó en 1952. Dedicó toda su vida a trabajar con los niños del pueblo. Sobrevivió a la masacre de Tibhirine y continuó su vida de monje en un monasterio trapense vecino en Marruecos. Falleció en julio de 2008.
Fuente: Catholic News Service
[Traducción y edición, Muriel Balda Aspiazu]
[Fundación Sur]
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