Los planes del presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, de quedarse en el poder mediante unas elecciones adelantadas este año, se han visto frustrados después de que sus negociadores se pusieran de acuerdo en un plan electoral, que retrasará las votaciones hasta el año que viene, según han confirmado algunos funcionarios.
Mugabe había prometido que forzaría la celebración de las elecciones para este mes de julio, sin el consentimiento de sus socios en el frágil gobierno de coalición del país, desatando los temores por la llegada de otra oleada de violencia contra sus oponentes.
Sin embargo, los últimos acontecimientos indican que Mugabe ha sido arrinconado un poco más, según algunos diplomáticos occidentales, después de que sus países vecinos del África austral, liderados por el presidente de Suráfrica, Jacob zuma, ordenaron a Mugabe el mes pasado que se detuvieran los ciclos repetidos de violencia y que llevase a cabo reformas democráticas, las que se habían acordado cuando se formó el gobierno de coalición en 2009.
Las negociaciones entre el Zanu PF de Mugabe, el Movimiento para el Cambio Democrático, del primer ministro Morgan Tsvangirai, y una facción más pequeña del MDC se han sucedido durante más de dos años, para alcanzar un acuerdo sobre un amplio espectro de cambios democráticos y electorales, a lo cual se comprometieron sus líderes, pero apenas se han solucionado un puñado de problemas. Mugabe ha sido siempre acusado de paralizar la aplicación de dichos cambios.
El principal problema a resolver es la redacción de una nueva constitución democrática, con los tres partidos todavía por empezar a redactar el borrador de la nueva ley nacional, a partir de la opinión de miles de zimbabuenses de a pié, que se expresaron en unas consultas realizadas por todo el país. Después deben producirse varias rondas más de negociaciones para aprobar el borrador, después debe celebrarse un referéndum, y después debe ser aprobada por el parlamento. “todo esto no podemos hacerlo en lo que falta de este año”, señala un miembro del equipo negociador de la facción del MDC, para explicar que las elecciones se atrasarán hasta el año que viene, porque falta mucho por hacer previamente.
También están pendientes las reformas de la ley de medios y otros asuntos que hay que abordar.
Los analistas creen que Mugabe sólo puede ganar las elecciones mediante una estrategia de intimidación y violencia. En marzo de 2008, Mugabe se enfrentó por primera vez a un opositor real, desde su llegada al poder, en 1980, y perdió, pero forzó su vuelta al poder mediante una brutal y violenta segunda vuelta. Desde esas elecciones, las encuestas de opinión sitúan a su oponente, Morgan Tsvangirai muy por encima del presidente.
Desde el año pasado, defensores de los derechos humanos han informado de miles de soldados y milicias de jóvenes que han sido desplegados en las zonas rurales, por todo el país, en preparación para el robo de votos por parte del presidente. Mugabe ha prohibido al MDC de su rival la celebración de mítines y tiene a decenas de funcionarios del partido opositor encarcelados, varias pautas preelectorales en Zimbabue.
Sin embargo, los representantes de Zuma han declarado que el presidente de Suráfrica y el resto de líderes del África Austral no reconocerán unas elecciones que no se celebren que el consentimiento de los otros dos líderes del gobierno de coalición de Zimbabue, del MDC.
Los observadores aseguran que las opciones de Mugabe de salirse con la suya se complican con informes sobre su estado de salud. La semana pasada el líder autoritario de 87 años viajó por quinta vez a Singapur, donde está siendo tratado médicamente.
(IOL, 25-04-11)