Después de una conferencia de capacitación de tres días para obispos y profesionales de la Asociación de Conferencias Episcopales Miembros en África Oriental (AMECEA), los obispos católicos han prometido, entre otros compromisos, fortalecer a las familias a través de las vibrantes Pequeñas Comunidades Cristianas (SCC) en la región para salvaguardar a los niños y a los adultos vulnerables.
En un comunicado de prensa leído el jueves 4 de julio por el presidente de AMECEA, obispo Charles Sampa Kasonde, después de la conclusión de la formación, los delegados de la región y de su país afiliado, Yibuti, reconocieron que los niños y los jóvenes constituyen una proporción importante de la población de AMECEA y que la Iglesia Católica tiene la responsabilidad de cuidarlos.
«La iglesia trabajará a través de pequeñas comunidades cristianas para fortalecer la capacidad de las familias y los niños y mejorar los valores y la moral para garantizar la seguridad de todos«, leyó la declaración el obispo Kasonde, de la diócesis de Solwezi, flanqueado por otros delegados de la región, destacando que se esforzarán por mejorar continuamente la capacidad de los agentes pastorales, el personal y los afiliados en todos los niveles, incluidas las conferencias nacionales y las diócesis, para defender mejor los principios de salvaguardia.
Conscientes de que la Iglesia ha invertido mucho en programas pastorales, educativos, de atención sanitaria y otras iniciativas de desarrollo para el bienestar de los niños, los más de 25 delegados subrayan que la región está dispuesta a comprometerse más en la prevención, detección y respuesta a todas las formas de abusos.
En su compromiso de ofrecer apoyo a los supervivientes, los prelados aprecian el esfuerzo de Roma para crear la “Iniciativa Memorare”, que consiste en fondos otorgados para ayudar a las iglesias locales de todo el mundo en la formación y el desarrollo de capacidades en la prevención y protección de niños y adultos vulnerables y prometen que a través de esta iniciativa “ofrecerán atención y apoyo a través de asesoramiento, guía espiritual y servicios de rescate”.
Además, escucharán a los vulnerables, validarán sus experiencias y se asegurarán de que reciban justicia y curación para brindar terapia y ayuda en el proceso de curación de las víctimas de abuso.
Para la realización exitosa de sus planes, los obispos prometen revisar y actualizar las mejores prácticas sobre salvaguardia y alinearlas con el Marco de Directrices Universales de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores. Al mismo tiempo, declararon:
“Nos comprometemos a familiarizarnos con los documentos eclesiásticos y civiles sobre protección infantil y a colaborar con nuestras comunidades para promover la concientización y la educación sobre la protección infantil. Esto incluye talleres, seminarios y campañas informativas diseñadas para fomentar una cultura de vigilancia y atención”.
Los delegados expresaron además su preocupación por cómo el abuso inflige dolor a las víctimas y señalaron que “se esfuerzan por crear un ambiente eclesial seguro y enriquecedor donde la fe pueda florecer, se fomenten las aspiraciones y se alcance el potencial”.
Instaron a todos los miembros de la comunidad a unirse en esta misión crucial para garantizar un futuro en el que los niños y los adultos vulnerables estén seguros, apreciados y cuidados.
Jecinter Antoinette Okoth
Fuente: AMECEA
CIDAF-UCM