El final de la semana pasada estuvo marcado por molestias sin fin para los consumidores gaboneses. Las empresas “reinas” que son la Sociedad de Energía y del Agua de Gabón, SEEG, y la empresa de telefonía móvil Airtel Gabón, han martirizado una vez más a los consumidores con un servicio deplorable. Pero como siempre, no se ha dado ninguna explicación, ni mucho menos una excusa.
¿Va a ser necesario que los consumidores gaboneses tomen medidas de represalia para que se los tome en serio de una vez por parte de las empresas, que les escuchen y ofrezcan un servicio satisfactorio y de calidad? Algunos empiezan a pensar que sí, teniendo en cuenta el abuso de que son objeto por parte de ciertas empresas que todavía venden una imagen profesional y de seriedad.
Apenas habíamos tenido tiempo de quejarnos de la SEEG, porque durante dos noches enteras hemos sufrido cortes de luz en toda la ciudad de Libreville, cuando Airtel Gabón sufrió un corte toda la jornada del domingo, 2 de diciembre.
Ayer, entre las 9 y las 17 horas, la comunicación fue imposible entre los abonados de esta compañía telefónica, ni con otras redes.
Nadie sabe qué pasó, qué puede justificar esta situación, ya que no se produjo ninguna comunicación para tranquilizar a los consumidores, mucho menos para excusarse por los inconvenientes causados.
Cuando se trata de acosar con mensajes de texto publicitarios agresivos, a veces recibidos por los usuarios hasta las 2 de la mañana, nadie duda de la gran capacidad de Airtel Gabón para estar “cerca” de sus abonados.
Pero para una situación de no servicio como la del domingo, ni una palabra.
En cuanto a la SEEG, desgraciadamente, el consumidor está “habituado” a sufrir los cortes, desde siempre. No importan los daños materiales ocasionados (y jamás recompensados) por los cortes de electricidad, parece que un pequeño comunicado de vez en cuando en la televisión que evoca “razones ajenas a su voluntad”, es suficiente para calmar la conciencia profesional de la Dama SEEG.
¿De quién se están riendo? Nos preguntamos. Del pobre consumidor, como siempre.
Contra la pared a causa del monopolio y de la ausencia de competencia seria de que gozan estas empresas, no tienen ojos más que para llorar.
¿Interpelar a las autoridades una vez más? ¿Para qué? entre amenazas y advertencias que nunca terminan, es para estar cansando verdaderamente…
Llegados a este punto no quedan más que dos opciones; subir la factura… ¡o subir la factura!
(Gabon Eco, 03-12-12)