Los migrantes subsaharianos, daños colaterales del conflicto de Libia

12/05/2011 | Crónicas y reportajes

La guerra civil en Libia tiene por víctimas colaterales a los migrantes africanos, obligados a abandonar el país en pateras, muchas de las cuales se hunden antes de alcanzar las costas europeas.

Un barco que transportaba 600 personas, que salió de Libia hacia Italia, ha desaparecido frente a las costas de Trípoli, el día 6 de mayo. Es el último de una serie de dramas con barcos sobrecargados de migrantes en busca de un futuro mejor en Europa.

Antes del conflicto en Libia y los combates que duran ya tres meses entre las fuerzas leales al impugnado dirigente Muamar Gadafi y los rebeldes, las autoridades impedían la salida de los migrantes hacia Europa.

“Antes, no había ninguna posibilidad. Había patrullas por toda la costa”, explica una asistente social de Trípoli.

Hoy, son las fuerzas de seguridad libias “las que organizan todo eso”, dice hablando de los peligrosos viajes en barco que cuestan a los migrantes cientos e incluso miles de dólares.

Farah Mohamed, una somalí de 28 años embarazada de nueve meses, y su marido Mohamed Abdel Samed, iban en el barco que naufragó el pasado 6 de mayo. Había “mucha gente –recuerda-, y 30 minutos después de partir, el barco zozobró.

Como otras docenas de náufragos, la pareja somalí logró volver a la costa, sobre todo porque navíos del régimen llegaron a los 15 minutos al lugar del naufragio, para socorrer a los migrantes.

Pero según los dos náufragos, unas 250 personas que se encontraban sobre el puente, que no podían acceder a las dos puertas, “demasiado estrechas”, para ellos, “todos están muertos”.

Entre los somalíes que estaban a bordo, tres niños, tres mujeres y 10 jóvenes han muerto, 38 han desaparecido y unos 210 han sobrevivido, según ha declarado Abdulghani Waeis, un diplomático somalí en Trípoli, que no disponía de las cifras de otras nacionalidades.

Mary Anne, una nigeriana de 35 años instalada en Libia desde hace 10 años, conoce a mucha gente que ha intentado esta aventura. Al igual que Adam, un obrero de la construcción de Nigeria, de 31 años, que vino con su mujer para ganar dinero en Libia, antes de volver a su país y montar su propio negocio. “Ya no hay trabajo por culpa del conflicto”, se lamenta.

Para la asistencia social, el 75 % de los migrantes africanos que llegan a Libia están de paso, ya que Europa es su destino final.

Pero, aunque Mary Anne y Adam quieren poder salir del país en guerra, ellos aseguran que no tomarán jamás el riesgo de subirse a bordo de uno de estos barcos.

Para Khaled Kaïm, el viceministro libio de asuntos Extranjeros, “todo el mundo sabe que el ejército y la policía están desbordados”.

“Siempre estamos dispuestos y tenemos la voluntad de trabajar de nuevo con los países europeos en lo concerniente a este problema”, explica, añadiendo que Libia necesita ayuda europea para ello.

Según la asistente social, otras dos embarcaciones cargadas de migrantes han desaparecido. “el primer barco con 350 eritreos y etíopes” salió entre el 23 y el 24 de febrero, con dirección a Italia, y nadie ha vuelto a saber de ellos.

Otro que salió sobre el día 23 de marzo, con 72 etíopes y eritreos a bordo, “se perdió y fue encontrado, con escasez de carburante, después de tres semanas a la deriva, volviendo a Libia”, según ella “fueron abandonados sin ninguna ayuda”.

(Ebeninois, 12-05-11)

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