Cientos de migrantes africanos que se encuentran en el centro de detención de Holot, en el sur de Israel, iniciaron el miércoles una huelga de hambre en contra de la política de Israel para que los inmigrantes ilegales abandonen el país o sean encarcelados. Según los medios locales, la huelga de hambre empezó tras la detención y encarcelación de siete eritreos por negarse a abandonar el país.
En diciembre pasado, el Knesset (Parlamento de Israel) aprobó una ley que allana el camino para las deportaciones forzadas de migrantes. Las autoridades israelíes ofrecen 3.500 dólares y un billete a cada refugiado para salir del país voluntariamente o si no, enfrentar la cárcel. Los refugiados que no acuerden abandonar Israel antes del 31 de marzo serán encarcelados.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró en enero que la implementación de esta medida era necesaria para la seguridad fronteriza e Israel no permitiría la migración ilegal y por lo tanto deportará a los «infiltrados». Según cifras de la Autoridad de Inmigración y Absorción de Israel, unos 55.000 inmigrantes africanos y solicitantes de asilo residen actualmente en el país, aproximadamente el 90% de los cuales provienen de Sudán o Eritrea. La mayoría de ellos llegaron a Israel a través de Egipto, durante el período comprendido entre 2006 y 2013, antes de que se erigiera una valla de seguridad a lo largo de la frontera entre Israel y la península del Sinaí en Egipto.
Desde 2012, Israel ha deportado a unos 20.000 migrantes africanos y solicitantes de asilo que ingresaron ilegalmente al país. De las 13.764 solicitudes de asilo presentadas hasta julio, solo 10 eritreos y un ciudadano sudanés obtuvieron el estatuto de refugiado oficial.
Fuente: Anadolu Agency
[Traducción, Muriel Balda Aspiazu]
[Fundación Sur]
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