AQMI (Al Qaeda en el Magreb Islámico), MUJAO (Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental), Boko Haram… Son muchos los grupos islamistas que recorren el norte de Malí. Dos años después del final de la operación Serval, los yihadistas han ganado terreno.
Desde los ataques contra las instalaciones de la MINUSMA (Misión de la ONU) en Kidal y Gao hasta el bombardeo de La Terrasse en Bamako, la marca de los islamistas se percibe de nuevo en Malí. Como prueba de ello, basta analizar los últimos acontecimientos relativos a la situación de seguridad, teniendo en cuenta que se han registrado 15 ataques terroristas en un año.
A finales de marzo, llegó información sobre el enfrentamiento entre los hombres mayormente tuaregs del Movimiento de Liberación Nacional de Azawad (MNLA) y los miembros del MUJAO, que tuvo lugar al suroeste de Menaka. Según algunas fuentes, MUJAO sufrió una fuerte derrota, aunque no se conocen más detalles.
Todavía no se ha firmado el acuerdo de paz propuesto por la mediación de Argelia el pasado 25 de febrero. Esta situación de incertidumbre en cuanto a una posible paz podría ser la causante del retorno de los yihadistas, aunque según la población del norte y fuentes de seguridad los islamistas radicales nunca abandonaron el norte de Malí.
En los últimos meses, se suceden las reivindicaciones de actos terroristas, especialmente contra las fuerzas francesas, las fuerzas de paz de la ONU y las tropas malienses, lo que pone de manifiesto el deterioro de la situación de seguridad en todo el país.
El ministro de Justicia maliense, Mahamadou Diarra, ha señalado una posible alianza entre los tuaregs y los yihadistas, ya que los primeros –que actúan dentro del MNLA –, han parecido aceptar el establecimiento de una policía islámica y se han negado a firmar el Acuerdo de Argel. Diarra continuó señalando: “hoy en día, estos grupos tienen un armamento moderno y sofisticado que no tiene nuestro ejército”, “el nivel de violencia aumenta diez veces cada mes”.
Dédé F.
Journal du Mali – Fundación Sur
Traducción de Iris Pugnaire Sáez
