Los hipopótamos, Por Amparo Cuesta

15/01/2009 | Bitácora africana

En el lago de Malawi viven unas variedades de peces únicos en el mundo. Los he visto en los Museos de Ciencias Naturales de Madrid y Londres y en el Acuario de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.

Por eso es bastante corriente al viajar desde Malawi a Europa el ver personas con bolsas de plástico llenas de agua en la mano y transportando dentro de ellas los pececitos multicolores destinados a los acuarios particulares.

El lago de Malawi tiene una fauna muy importante y en ella conviven toda clase de aves acuáticas y muchas variantes de pescados, entre los que destacan el chambo un pez parecido en su forma a la trucha y con un gusto delicioso y suave al paladar parecido a la lubina. Durante mis días de vacaciones en el lago es lo unico que como puesto que los pescadores esperan ya a la salida del Sol a la puerta del bungalow con la pesca reciente de la noche.

Todos los poblados que bordean el lago se alimentan de la pesca y en época de vacaciones los pescadores recorren la playa y venden el pescado a los que ocupamos las casas vecinas.

El lago permanece completamente vacío de gente durante las mañanas y puedes estar dentro del agua bañandote sin ver absolutamente a nadie hasta donde la vista puede abarcar. Sin embargo por la tarde la playa se llena de gente. Los pescadores preparan sus redes para salir al anochecer en sus barcas hechas de troncos de árboles hacia el interior del lago. Desde el montículo de la casa se divisan decenas de luces brillando a lo lejos en la oscuridad que irradian las lámparas de petróleo que los pescadores llevan consigo.

Siempre he encontrado muy relajante y vivificador estas escenas bucólicas del atardecer de gente sentada tranquilamente en la playa remendando o desenredando sus redes y viviendo sin prisa alguna al ritmo de la Naturaleza.

A la derecha de nuestra playa y a poco menos de un kilómetro hay una bahía en la que en la época de mucho calor esta habitada por hipopótamos. Algunas veces hay hasta un centenar y sentada desde la orilla se les ve muy bien retozar en el agua en familias y escuchar los sonidos tan peculiares que emiten.

El hipopótamo no es peligroso en si porque no va a salir del agua con intención de atacar a nadie. Es distinto si tropiezas de bruces contra el o ella y sobre todo si cerca se encuentra una de sus crías porque en ese momento si piensa que lo atacan y embiste y abre sus potentes mandíbulas para agarrar a la presa.

En el lago hay hipopótamos que suelen salir de paseo todos los días . He observado que alguno en solitario o en parejas van desde su bahía hasta unos tres o cuatro kilómetros de distancia nadando paralelos a la orilla y regresando por la tarde. Así que antes de mi baño de mediodía me preparo en posición vigía a observar el agua puesto que el hipopótamo sale cada cuatro minutos a respirar y enseña sus grandes hocicos. Otro punto de referencia son alguna especie de aves que conviven con ellos y a las que les gusta posarse sobre sus espaldas y alimentarse de los parásitos de su piel. Yo respeto el momento en que va a pasar por mi territorio de agua y cuando lo veo alejarse es el turno para bañarme yo.

Recuerdo muy bien un día que estaba dentro del agua con una amiga antes de las doce del mediodía y que como es habitual por las mañanas no se veía una sola alma por ninguna parte. El lago era nuestro. Estuvimos casi una hora nadando y disfrutando de un agua transparente y llena de pececillos cuando al salir y muy cerca de la orilla note un temblor de tierra y mirando hacia mi derecha para ver que estaba sucediendo vi una inmensa mole tan grande como un coche levantarse con sus cortas patas e iniciar su marcha hacia el interior del agua. Creo que me quede sin respiración y desde luego no hice ningún movimiento. El hipopótamo paso a diez metros de mi Cuando pude hablar le dije a mi amiga:” No lo hemos visto venir por el agua y no es posible que haya estado un buen rato ahí esperando a que termináramos el baño para entrar el. ¡Si lo pienso me desmayo!” A lo que mi amiga respondió con mucha calma “pues no lo pienses y no hay desmayo”

¿Quien me iba a decir a mí que los hipopótamos de dos o tres toneladas de grande no son corteses y educados? Tal vez fue un gesto de galantería, o tal vez. el también tuvo miedo como yo de encontrarse cara a cara conmigo. ¡Quien sabe!

Vivir para ver y admirarse.

Autor

  • Cuesta, Amparo

    Amparo Cuesta, (Hermanas Misioneras de Ntra. Sra. de África). Valenciana de nacimiento ha trabajado al servicio de la sociedad de Malawi más de treinta años. Durante su labor en África ha ejercido como enfermera, especializada en medicina tropical, encargándose de la dirección de hospitales de misión. De 1997 a 2003 participó activamente en la coordinación del Programa de Atención al Enfermo de Sida, un proyecto de vanguardia en el campo de la salud pública, dirigiendo la labor de más de quinientos voluntarios. Del 2008 al 2009 trabajo en Argel desarrollando una actividad cultural al servicio de los estudiantes argelinos. En el 2012 formo parte del staff de los Misioneros de África en su casa de Jerusalen ( Santa Ana) los cuales ofrecen sesiones de renovación espiritual y bíblica a sacerdotes y misioneros, as, con mas de 15 años de misión o sacerdocio. Desde su regreso de Malawi es parte del staff de la Fundación Sur y forma parte del grupo AEFJN- Antena Madrid (África, Europa, Fe, Justicia Net) que lucha por los derechos de los países africanos.

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