La capital del Congo Kinshasa está al ralentí. Las calles están vacías. El transporte público no existe salvo algunos autobuses de la empresa Transco que no son visibles en todos los barrios.
Desde primeras horas de la mañana, almacenes, tiendas, escuelas y mercados no están abiertos. El gobierno está paralizado. Ningún funcionario estatal «ha asomado la nariz » por la oficina. Sin embargo, la ciudad está tranquilo excepto por la Universidad de Kinshasa, donde los estudiantes se enfrentaron con elementos de la policía militar. Pero ningún disparo se escuchó en los barrios populares .
No hay violencia en Kingasani, , Lemba, Limete, Ngaba, Barumbu, Lingwala, Kalamu . En Kinshasa nadie salió de casa. Por lo general, el lunes, la ciudad vibra. Pero hoy el tráfico es tímido. En el centro de la ciudad, algunos restaurantes han abierto. Sin embargo, la psicosis es total. El despliegue policial en la ciudad aumentó el temor de una población que recuerda los últimos acontecimientos sangrientos de septiembre pasado.
Alphonse Muderhwa
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Fundación Sur
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