La transición energética inevitablemente tendrá ganadores y perdedores. Y si los hidrocarburos ya no tienen realmente buena prensa, el descubrimiento de nuevas reservas se sigue viviendo como un signo de esperanza para países en busca de despegue.
Este es el caso de países como Senegal, Uganda y Mozambique, donde ya se están extrayendo ingentes cantidades de petróleo y gas, que junto con otros países que ya son grandes exportadores de gas y petróleo, como Argelia, Marruecos, Angola, Sudáfrica, Sudan y Nigeria, ofrecen grandes reservas de energía, fundamentales para el desarrollo económico africano.
Otras fuentes alternativas de energía como la nuclear seguirán siendo necesarias para las enormes necesidades de la industria africana. En el desarrollo de la energía nuclear de África es donde más están invirtiendo China, Rusia y otros poderosos gobiernos.
Las fuentes más ecológicas de energía son sin duda las de energía renovable: hidráulica, eólica y solar, que siguen creciendo en el continente africano, aunque a un ritmo más lento debido a las prioridades financieras de los grandes inversores.
Cada día se habla más del hidrógeno verde que puede ser una herramienta inigualable para sustituir a los combustibles fósiles en aquellos sectores más difíciles de descarbonizar y contribuir así a la lucha contra el cambio climático.
El hidrógeno es el elemento más básico que conocemos y uno de los más comunes en el universo. Por eso, siempre ha sido una fuente de energía muy interesante, ya que, genera mucha de esa energía cuando combustiona junto al oxígeno.
En medio de tantas fuentes de energía se ha encontrado un nuevo “mega yacimiento de petróleo» frente a la costa de Marfil, anunciado a principios de septiembre, -entre 1.500 y 2.000 millones de barriles de crudo. Abiyán ha multiplicado por 20 sus reservas del preciado oro negro.
Aclamado como un éxito por el jefe de Estado, Alassane Ouattara, ya que lleva la semilla de la promesa de nuevas perspectivas económicas para el país, este descubrimiento es parte de un movimiento de fondos: la redistribución de las tarjetas en marcha en el sector del petróleo y el gas en África.
En Senegal y Mauritania es el gas el que lleva todas las esperanzas. El proyecto offshore Grand-Tortue-Ahmeyim, en la frontera marítima entre los dos países, debería permitirles entrar en las grandes ligas para 2024. Hasta el punto de que Dakar está en una discusión muy activa con miras a integrar el Foro de Países Exportadores de Gas (GECF), la “OPEP del gas”.
La situación es favorable. El alto precio del barril de petróleo -actualmente por encima de los 83 dólares, su nivel más alto desde 2018, es un soplo de aire fresco para las economías de los países productores de África, pero frágil ante la volatilidad de los precios. En el sector del gas los indicadores también son verdes: el precio del gas natural saltó un 132,2 % en Asia entre febrero y agosto, y el repunte parece lejos de querer detenerse.
¿Deberíamos realmente ver esto como una bendición para los ahorros de estos nuevos (futuros) reyes del petróleo y el gas? Es cierto que los gigantes del sector, los dos líderes continentales, Total y Eni a la cabeza, continúan invirtiendo en nuevos proyectos extractivos como en Uganda.
Los economistas nos alertan de una economía basada sobre todo en una política industrial extractiva, sin infraestructuras para potenciar un desarrollo más integral, sostenible y ecológico.
Lázaro Bustince Sola
[CIDAF-UCM]