Los desplazados de Sudán del Sur dudan del nuevo acuerdo de paz

5/11/2015 | Noticias

“En estos días el único alivio para los desplazados es el fin de la estación de las lluvias”, dice a la MISNA monseñor Vincent Mojwok Nyiker, obispo emérito de Malakal. El prelado habla de un difundido “escepticismo” que los anuncios de un fin de la guerra en Sudán del Sur no alcanzan a disminuir.

La noticia llegó de Addis Abeba, la capital etíope que el 21 de octubre volvió a ser anfitriona de las negociaciones entre las partes en conflicto. Seyoum Mesfin, “enviado especial” de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), dijo que la firma de un nuevo acuerdo de seguridad marcó ayer la conclusión de la guerra civil que había comenzado en diciembre del 2013. El entendimiento prevé el despliegue de unidades militares y de policía conjuntas en la capital Juba, y en las ciudades de Bor, Malakal y Bentiu. El acuerdo fue firmado por los emisarios del presidente Salva Kiir, del líder de los rebeldes Riek Machar y de los opositores de Pagan Amum, en la línea de los acuerdos de paz del pasado 26 de agosto.

En Juba, sin embargo, muchos tienen dificultades para creer que este nuevo acuerdo sea respetado, a diferencia de lo sucedido en el pasado con documentos similares. “Miles de desplazados oriundos de mi diócesis siguen atrapados aquí, amontonados en los campos, porque regresar a casa es imposible”, señala monseñor Mojwok, que se encuentra en la capital desde el año pasado. Malakal está en manos de las fuerzas del gobierno, pero los combates que se producen sobre todo en las regiones petroleras de Alto Nilo y Unidad han convertido la paz en un espejismo. “La gente ya no confía en los anuncios –dice el obispo– porque Kiir y Machar se siguen acusando mutuamente, pro que los enfrentamientos no cesaron, a pesar de tantos acuerdos y porque los problemas políticos, en particular la formación de un gobierno de unidad nacional, no han sido resueltos”.

Los desplazados que llegaron a Juba desde Malakal, sobre todo de etnia Shilluk, son miles. Para ellos la situación mejoró un poco gracias al fin de la estación de las lluvias, que ha permitido también al gobierno anunciar el fin de la emergencia de cólera que había comenzado en junio.

“Para otras buenas noticias hay que esperar –señala monseñor Mojwok– y luego sobre todo habrá que verificarlas”. Según el acuerdo firmado ayer, Juba será vigilada por una fuerza mixta, integrada por 4.830 soldados, 1.410 de los cuales integran ahora las filas de los rebeldes. Los militares responderán a un comando unificado, al igual que sucederá un contingente de mil guardias presidenciales y con unidades de policía integradas por 400 efectivos, que deberán ser desplegadas en Bor, Malakal y Bentiu.

MISNA

(Fundación Sur)

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