Los libios de la ciudad de Tawarga han hecho una petición a los poderes mundiales, el día 14 de diciembre, para que les ayuden, afirmando que los ex rebeldes, que fueron apoyados por la OTAN en la lucha contra Muammar Gadafi, les estaban impidiendo regresar a sus casas.
La gente de Tawarga, en su mayoría libios negros, que ahora viven en campos de refugiados, también acusa a los ex rebeldes de Misrata, la tercera ciudad más grande de Libia, de planear robarles sus tierras y casas.
“Los que nos expulsaron de nuestras casas fueron armados por la OTAN en su lucha contra Gadafi. Ahora es una responsabilidad de estos poderes ayudarnos a regresar a nuestras casas”, afirma Jabal Mohammed, un médico de una ciudad de 40.000 habitantes situada entre Misrata y la ciudad natal de Gadafi, Sirte.
La gente de Tawarga está acusada por los rebeldes de Misrata [ahora en el poder] de haber tenido un papel importante en el asedio del puerto por parte de las fuerzas de Gadafi, y de la violación de sus mujeres durante alguno de los más sangrientos meses de combates.
El día 14 de diciembre, los tawarganos se defendieron a sí mismos frente a representantes de las Naciones Unidas y otros grupos de derechos humanos en una reunión celebrada en un campo de refugiados de Trípoli, donde se han refugiados unos 2.000 tawarganos durante meses.
“Lo que pasó entre Misrata y Tawarga fue resultado de la estrategia de Gadafi de hacer que los pueblos se odiasen unos a otros, una estrategia que hizo que los pueblos se matasen unos a otros”, dijo Mohammed, uno de los organizadores de la reunión.
“Confesamos que algunas personas de Tawarga tomaron parte en el ataque de Misrata, pero esto fue porque nos dijeron [las tropas de Gadafi] nos dijeron que en Misrata había muchos extranjeros de Egipto, Marruecos, Yemen y Afganistán. La gente de Tawarga creyó esto y tomó las armas para combatir a estos extranjeros”.
Campos de refugiados
Temiendo la ira de los ciudadanos de Misrata, el pueblo de Tawarga huyó de su ciudad después de que el asedio a la ciudad portuaria se rompiese.
La pelea entre Tawarga y Misrata, cuyos hombres tuvieron una papel importante en la toma de Trípoli y la captura de Gadafi el 20 de octubre, ahora es una ejemplo clásico de los retos a los que se enfrentan los nuevos gobernantes de Libia, que deben poner en marcha la reconciliación nacional.
“Ahora estamos desperdigados. Nuestros niños, mujeres y ancianos están sufriendo. Nuestros vecinos, [de Misrata] están diciendo que no podemos regresar a Tawarga. Necesitamos ayuda. Necesitamos protección”, clamó Mohammed.
Los ciudadanos de Tawarga desplazados están en campos de refugiados por toda Libia, dentro y fuera de ciudades como Trípoli, Benghazi, Hun y Sabha.
Otro ciudadano de Tawarga, Ali Jibril, dice que el rencor por la batalla de Misrata no es la única razón por la que los habitantes de Misrata están impidiendo a los de Tawarga que vuelvan a sus casas. “La verdadera historia es que Misrata quiere nuestro territorio”, dice Jibril.
Otros tawarganos opinan lo mismo, que la vasta franja de tierra que pertenece a su ciudad está emergiendo ahora como la causa de la contienda entre las dos ciudades.
Tawarga está entre Misrata y Sirte y tiene 40.000 habitantes, mientras que Misrata tiene más de 400.000 habitantes y mucha menos tierra.
Funcionarios de la ONU y de grupos de derechos humanos han declarado que la situación es delicada y que todavía no es el momento para que los tawarganos vuelvan a su ciudad.
JAY DESHMUKH
(Africa Review, Kenia, 15-12-11)
